Agonistas dopaminérgicos: Riesgo de enfermedad valvular
Editado por Martín Cañás – Boletín Fármacos
Ibandronato (Boniva): No lo utilice para la osteoporosis hasta mayo de 2010
Traducido por Boletín Fármacos de: Do not use ibandronate (Boniva) for osteoporosis for seven years –until May 2010 Worst Pills Best Pills Newsletter, octubre de 2006, pp 76-77.
Inhibidores de la bomba de protones: Aumento del riesgo de fractura de cadera. Inglaterra y Dinamarca
Editado por Martín Cañás – Boletín Fármacos
Medicamentos para el resfriado: Muertes asociadas a su uso en menores de dos años
Editado por Boletín Fármacos
Suplementos dietéticos que se venden por internet para la disfunción eréctil pueden poner en peligro a los usuarios
Traducido por Boletín Fármacos de: Internet-sold dietary supplements for erectile dysfunction may endanger users, Worst Pills Best Pills Newsletter, octubre de 2006, pp 73-74.
Olanzapina: Obesidad, diabetes y ocultación de información por parte de Eli Lilly
Editado por Martín Cañás – Boletín Fármacos
Terapia de reemplazo hormonal (TRH) y cáncer de mama: Nuevos datos y más debate
Editado por Boletín Fármacos
______________________________________________________________________
Precauciones
Agonistas dopaminérgicos: Riesgo de enfermedad valvular
Editado por Martín Cañás – Boletín Fármacos
Los agonistas de los receptores de la dopamina derivados del cornezuelo del centeno, comúnmente utilizados para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson, se han asociado con un aumento del riesgo de enfermedad valvular cardíaca. En el New England Journal of Medicine se publicaron dos estudios que aportan datos sobre el daño valvular que producen pergolida, Permax de Eli Lilly & Co. y cabergolina, Dostinex de Pfizer Inc. [1,2].
Antecedentes
Trabajos previos mostraban que otros derivados del cornezuelo de centeno, tales como metisergida y ergotamina, y los anorexígenos fenfluramina y dexfenfluramina (retirados en todo el mundo en 1997) podían producir valvulopatías similares. La valvulopatía asociada al síndrome carcinoide y a los derivados del alcaloide del cornezuelo de centeno (incluida la pergolida) se atribuye a los altos niveles de serotonina. Es conocido que fenfluramina y dexfenfluramina también causan hipertensión pulmonar y, como la pergolida, interactúan con el receptor 5-HT2B de serotonina [3].
Desde el 2003, la pergolida (Permax) tiene una advertencia de caja negra por el riesgo de valvulopatías, que dice: “Algunos pacientes han necesitado que se les reemplace una válvula, y se ha informado de muertes” [4]. Advertencias similares se han realizado en otros países, incluida España [5]. La cabergolina (Dostinex) posee una advertencia de precaución, aunque más leve, desde diciembre de 2006 [6].
Los trabajos
En el primer estudio, los investigadores, utilizando la base de datos de la General Practice Research Database (Base de Datos para la Investigación sobre Medicina General en el Reino Unido), identificaron una cohorte poblacional de 11.417 personas (edad 40 a 80 años) a quienes se les habían recetado fármacos antiparkinsonianos entre 1988 y 2005. Se efectúo un análisis de casos y controles anidado y cada caso fue emparejado con 25 controles según edad, sexo, y fecha de entrada al estudio [1].
Durante el seguimiento, de 4,2 años en promedio, se observó que la tasa de incidencia anual de nuevos diagnósticos de insuficiencia valvular cardíaca fue significativamente mayor con el uso de pergolida (cociente de tasas de incidencia: 7,1; intervalo de confianza [IC] del 95%: 2,3 a 22,3) y con cabergolina (cociente de tasas de incidencia: 4,9; IC del 95%: 1,5 a 15,6), pero no con el uso de otros agonistas de la dopamina. Los autores concluyen que el uso de los agonistas de la dopamina, pergolida y cabergolina, se asoció con un aumento del riesgo de insuficiencia valvular cardíaca de diagnóstico reciente [1].
El segundo trabajo consistió en un estudio de prevalencia de problemas valvulares en ecocardiográfias de 155 pacientes tratados con agonistas dopaminérgicos por enfermedad de Parkinson (pergolida: 64 pacientes; cabergolina: 49; agonistas dopaminérgicos no derivados del cornezuelo del centeno: 42) y en 90 sujetos de control. La insuficiencia valvular se evaluó de conformidad con las recomendaciones de la American Society of Echocardiography [2].
Se observó que los pacientes presentaban una insuficiencia clínicamente importante (moderada a grave, de grado 3 a 4) de cualquier válvula con una frecuencia significativamente superior si estaban siendo tratados con pergolida (el 23,4%) o con cabergolina (el 28,6%) que en el grupo control (5,6%) y en el grupo tratado con agonistas dopaminérgicos no derivados del cornezuelo del centeno (0%). El riesgo relativo de sufrir una insuficiencia valvular de grado moderado o grave en el grupo tratado con pergolida fue de 6,3 para la insuficiencia mitral (p=0,008), de 4,2 para la insuficiencia aórtica (p=0,01) y de 5,6 para la insuficiencia tricúspide (p=0,6); los riesgos relativos correspondientes en el grupo tratado con cabergolina fueron de 4,6 (p=0,09), de 7,3 (p<0,001) y de 5,5 (p=0,12). La frecuencia de aparición de una insuficiencia valvular clínicamente importante fue significativamente mayor en pacientes tratados con pergolida o con cabergolina, pero no en los tratados con agonistas dopaminérgicos no derivados del cornezuelo del centeno [2].
Recomendaciones
Los datos de estos dos estudios apoyan la hipótesis de que los agonistas del receptor 5-HT2B se asocian a un aumento del riesgo de enfermedad valvular y es preciso tener en cuenta estos hallazgos a la hora de evaluar la relación riesgo–beneficio del tratamiento con derivados del cornezuelo del centeno [7].
Bryan L Roth, desea que la FDA estudie todos los medicamentos que tengan este efecto secundario con miras a prohibir la pergolida y cabergolina. “Este efecto secundario es muy peligroso y puede resultar en la muerte de un individuo o en una cirugía para reemplazar la válvula”, agregó. “Mi recomendación es no recetar estos medicamentos en lo absoluto. Nuestra esperanza es que ambos estudios hagan que la FDA prohíba el uso de estos medicamentos” [4]. Roth también recordó que “las personas que toman éxtasis regularmente podrían estar en riesgo de sufrir este efecto secundario” [7].
Según el Dr. David L. Kleinberg, de la Universidad de Nueva York, estos nuevos estudios se aplican al tratamiento del Parkinson y no a aquellos pacientes que toman cabergolina (Dostinex) por trastornos hormonales como la hiperprolactinemia, debido a que estos últimos pacientes toman dosis mucho más pequeñas que en la enfermedad de Parkinson [6].
Referencias:
1. Schade R et al., Dopamine agonists and the risk of cardiac-valve regurgitation, N Engl J Med 2007;356:29-38. Disponible en: content.nejm.org/cgi/content/full/356/1/29?linkType=FULL&journalCode=nejm&resid=356/1/29
2. Zanettini R et al., Valvular heart disease during treatment with dopamine agonists for Parkinson’s disease, N Engl J Med 2007;356:39-46. Disponible en: content.nejm.org/cgi/content/full/356/1/39?linkType=FULL&journalCode=nejm&resid=356/1/39
3. Cardiac valvulopathy with pergolide, Australian Adverse Drug Reactions Bulletin 2004;23(4). Disponible en: www.tga.gov.au/adr/aadrb/aadr0408.htm
4. Reinberg S, Los medicamentos para el Parkinson pueden dañar las válvulas del corazón. Healthday, 3 de enero de 2007.
5. AEMPS, Pergolida: Riesgo de valvulopatía. Nota informativa Ref: 2004/12, 10 de noviembre de 2004.
6. Grady D, Studies Find Harm in 2 Parkinson’s Drugs, NYT , January 4, 2007.
7. Roth BL, Drugs and valvular heart disease, N Engl J Med 2007;356:6-9. Disponible en:
content.nejm.org/cgi/content/full/356/1/6?linkType=FULL&journalCode=nejm&resid=356/1/6
Ibandronato (Boniva): No lo utilice para la osteoporosis hasta mayo de 2010
Traducido por Boletín Fármacos de: Do not use ibandronate (Boniva) for osteoporosis for seven years –until May 2010 Worst Pills Best Pills Newsletter, octubre de 2006, pp 76-77.
The Medical Letter On Drugs and Therapeutics, publicación conocida por su independencia de la influencia de las compañías farmacéuticas, revisó el fármaco ibandronato (Boniva) en su número del 14 de agosto de 2006. La publicación señaló que la presentación oral de este fármaco para la osteoporosis ha demostrado reducir las fracturas vertebrales, lo que incluye los huesos que componen la columna vertebral o vértebras. El fármaco no demostró ser eficaz en la reducción de las fracturas no vertebrales, como las fracturas de cadera, en mujeres postmenopáusicas.
Debido a que este fármaco es relativamente nuevo, Public Citizen ha recomendado a los consumidores que se abstengan de utilizar ibandronato durante siete años. Actualmente no hay pruebas de que el fármaco ofrezca un beneficio terapéutico superior al de otros fármacos para la osteoporosis más antiguos, como alendronato (Fosamax) o risedronato (Actonel). También, como se discute a continuación, existe la posibilidad de que aparezcan riesgos para la salud hasta ahora desconocidos, especialmente en los primeros siete años tras su aprobación.
La norma de los sietes años del grupo de investigación para la salud Debería esperar al menos siete años tras la fecha de la aprobación de la FDA para poder tomar cualquier fármaco nuevo a menos que se trate de uno de esos raros fármacos, que se pueden etiquetar como de “revolucionarios”, que le ofrezca una ventaja terapéutica clara sobre los fármacos más antiguos. Los fármacos nuevos se evalúan en un número relativamente pequeño de personas antes de que salgan al mercado y puede que no se detecten los acontecimientos adversos graves o las interacciones farmacológicas potencialmente mortales hasta que cientos de miles de personas hayan tomado el nuevo fármaco. Muchos fármacos nuevos tienen que retirarse del mercado durante los siete primeros años tras su comercialización. También se han tenido que añadir advertencias sobre reacciones adversas graves a los prospectos de muchos fármacos, o se han detectado nuevas interacciones farmacológicas, normalmente durante los primeros siete años tras la puesta en mercado de un fármaco. |
La FDA ha aprobado diferentes presentaciones de ibandronato, producido por Roche Pharmaceuticals Inc. de Nutley, Nueva Jersey, para la prevención y el tratamiento de la osteoporosis. La agencia aprobó la venta de la presentación en comprimidos de ibandronato en mayo de 2003. En la actualidad están a la venta un comprimido de 150 miligramos de consumo mensual y un comprimido de 2,5 miligramos de consumo diario. Además, en enero de 2006 la FDA aprobó la forma inyectable del fármaco, que se administra una vez cada tres meses.
No hay estudios disponibles que demuestren que el ibandronato inyectable disminuya las fracturas en las mujeres. La aprobación de la FDA se basó en un estudio que demostró que la forma inyectable del fármaco no era “inferior” a la oral en la mejora de la densidad mineral ósea (DMO). La DMO es un test de cribado utilizado para el diagnóstico de la osteoporosis y proporciona información sobre la fortaleza del hueso. Muchas mujeres que han sido diagnosticadas con osteoporosis mediante este test no han experimentado fracturas vertebrales o no vertebrales aun cuando su DMO sea baja.
El estudio incluyó 1.358 mujeres postmenopáusicas diagnosticadas con osteoporosis. Las participantes fueron asignadas de forma aleatoria a uno de los siguientes grupos de tratamiento: tres miligramos de ibandronato inyectable cada tres meses, dos miligramos de ibandronato inyectable cada dos meses o 2,5 miligramos de ibandronato oral diario. La DMO en la columna vertebral aumentó en un 4,8% en el grupo de tres miligramos inyectable, un 5,1% en el grupo de dos miligramos inyectable y un 3,8% en el grupo de 2,5 miligramos oral. Hubo 13 fracturas confirmadas por rayos x en cada uno de los grupos que recibieron la forma inyectable en comparación con las 17 en el grupo que recibió la forma oral del fármaco.
Los editores de The Medical Letter concluyeron su revisión de esta forma:
“Ibandronato (Boniva) es el primer bifosfonato que ha sido aprobado para su uso en la osteoporosis como una fórmula IV que se administra una vez cada tres meses… El ibandronato IV ha demostrado ser casi tan eficaz como la forma oral a la hora de aumentar la densidad mineral ósea, pero no ha demostrado disminuir las fracturas en comparación con el placebo, y ni la forma IV u oral han demostrado reducir las fracturas no vertebrales. Los fármacos alendronato o risedronato son preferibles para los pacientes que pueden tolerarlos”.
Un efecto adverso grave, que ha sido reconocido recientemente y que se relacionó con el uso de los bifosfonatos inyectables, como el risedronato o incluso el ibandronato, es la osteonecrosis – o muerte parcial ósea- de la mandíbula. El 5 de mayo de 2005, la FDA avisó a dentistas y oncólogos de que los prospectos de fármacos bifosfonatos inyectables como el ácido zoledrónico (Zometa) y el pamidronato (Aredia) se habían modificado para alertar sobre la posibilidad de osteonecrosis de la mandíbula (ver Worst Pills, Best Pills News de agosto de 2005). La forma inyectable de ibandronato, aprobado en enero de 2006, tiene los mismos problemas que el ácido zoledrónico y el pamidronato.
Parece ser que los pacientes con un mayor riesgo de padecer osteonecrosis de mandíbula son aquellos que han recibido bifosfonato inyectable y que padecen cánceres como el mieloma múltiple y cánceres que se han extendido (metástasis) a los huesos [Nota del editor: parece ser que la necrosis es más frecuente en pacientes diabéticos].
Los signos y síntomas típicos de la osteonecrosis de la mandíbula incluyen, pero no se limitan a, dolor, hinchazón o infección de las encías, pérdida de piezas dentales, cicatrización lenta de las encías, sensación de adormecimiento o pesadez de la mandíbula, presencia de exudado y exposición ósea. Puede que los pacientes con la forma menos grave de esta enfermedad permanezcan asintomáticos, pero en los casos más graves puede requerir la extracción de partes de la mandíbula.
Lo que puede hacer
No utilice ibandronato (Boniva) para la osteroporosis hasta mayo de 2010.
Inhibidores de la bomba de protones: Aumento del riesgo de fractura de cadera. Inglaterra y Dinamarca
Editado por Martín Cañás – Boletín Fármacos
Un estudio británico publicado en JAMA el 27 de diciembre pasado documentó que el consumo de inhibidores de la bomba de protones (PPI) durante más de un año puede elevar el riesgo de sufrir una fractura de cadera en personas mayores de 50 años [1].
Los autores realizaron un estudio anidado de casos y controles para determinar si había alguna asociación entre el uso de PPI y la fractura a largo plazo de la cadera [1]. Se revisaron las historias clínicas de más de 145.000 pacientes mayores de 50 años (edad promedio 77 años) provenientes de la General Practice Research Database de Inglaterra y que tenían información para el período entre 1987 y 2003. En el grupo de casos se incluyeron a todos los pacientes que experimentaron fracturas nuevas de cadera en el período considerado y cada uno fue emparejado con 10 controles. En total se incluyeron 13.556 casos y 135.386 controles.
Los pacientes que usaron inhibidores de la bomba de protones durante más de un año tuvieron un riesgo 44% mayor de sufrir una fractura de cadera que aquellos que no los consumieron (OR ajustado: 1,44; IC 95% CI, 1,30-1,59). El riesgo aumentó con la duración del tratamiento y con el tamaño de la dosis. Las personas que tomaban dosis altas de los medicamentos durante más de un año tenían 2,5 veces más riesgo de fracturas de cadera que los que no los consumieron (OR= 2,65; IC 95%, 1,80–3,90).
Según los autores habría que tratar a 1.262 pacientes mayores de 50 años con PPI durante más de un año para que se produjese una fractura de cadera atribuible al fármaco. En cambio, si se tratasen esos mismos pacientes con dosis elevadas del fármaco solo se necesitarían 336 para que se produjese una fractura adicional.
Este estudio también reveló que hay un exceso de fracturas de cadera, aunque menor, en los pacientes tratados con bloqueantes H2 (OR= 1,23; IC 95%, 1,09–1,40 y OR= 1,30; IC 95%, 1,16–1,46) [1]. Los investigadores sugirieron que estos fármacos que reducen la acidez de estómago dificultarían la absorción de calcio por el organismo con la consiguiente debilitación del hueso y incremento en el riesgo de fracturas [2]; aunque la supresión de la acidez por otras condiciones (vagotomía, anemia perniciosa y otros medicamentos) no se ha vinculado a osteoporosis ni a fracturas [3].
Un 20% de las personas mayores que sufren una fractura de cadera mueren durante los primeros 12 meses después de la fractura, y el 20% de las personas que superan este periodo necesitan utilizar los servicios de hogares de ancianos, salas de emergencia, hospitalización, cirugía y rehabilitación. Es decir que este tipo de fracturas son muy costosas para el sistema de salud [4].
Otro estudio realizado en Dinamarca para determinar la existencia de una asociación entre el uso de PPI y fractura de cadera reveló que los pacientes que utilizaban PPI tenían mayor riesgo de sufrir una fractura que los que no lo hacían (OR, 1,45; IC 95%, 1,28-1,65) y que el consumo de inhibidores H2 reducía el riesgo (OR, 0,69; IC 95%, 0,57-0,84) [5].
Doug Levine, del laboratorio AstraZeneca, que produce los fármacos esomeprazol (Nexium) y omeprazol (Prilosec), dijo que el estudio no prueba que los inhibidores de la bomba de protones causen las fracturas de cadera, sino que sólo sugiere que hay una posible asociación, y agregó que los médicos deben monitorear a sus pacientes para ajustar la dosis [2].
El doctor Yu-Xiao Yang, uno de los autores del estudio publicado en el JAMA [2] dijo que los inhibidores de la bomba de protones llevan más de 15 años en el mercado y existe la concepción de que son seguros cuando se administran de forma crónica. Esto ocasiona que se prescriban en exceso, a pacientes para los que no hay una clara indicación o sin asegurarse de que el paciente realmente se beneficiará del medicamento.
Hasta que se confirmen los datos de estos estudios observacionales, los pacientes deberían discutir los riesgos y beneficios de consumir estos medicamentos con sus médicos y, en la medida de lo posible, disminuir el uso de estos fármacos.
Referencias:
1. Yang YX et al., Long-term proton pump inhibitor therapy and risk of hip fracture, JAMA 2006; 296:2947-53. Disponible en: jama.ama-assn.org/cgi/content/abstract/296/24/2947
2. Johnson CK, Antiácidos: aumentarían el riesgo de fracturas. La Nación (Argentina), 28 de diciembre de 2006. Disponible en: www.lanacion.com.ar/870868
3. Johnson DA., Do PPIs Increase Risk for Hip Fracture? JWatch Gastroenterology 2007;2007:1-1.
4. Study Finds a Link Between Some Heartburn Drugs and Hip Injuries in People Over 50, The Associated Press, December 27, 2006.
5. Vestergaard P et al., Proton Pump Inhibitors, Histamine H2 Receptor Antagonists, and Other Antacid Medications and the Risk of Fracture, Calcified Tissue International 2006;79(2):76-83. Disponible en: www.springerlink.com/content/rh03l4k456825533/
Medicamentos para el resfriado: Muertes asociadas a su uso en menores de dos años
Editado por Boletín Fármacos
Un estudio de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) del gobierno estadounidense señala que los medicamentos de venta libre para la tos y el resfriado pueden ser perjudiciales y hasta mortales para los niños más pequeños. La recomendación parte de la investigación de tres muertes de lactantes entre 1 y 6 meses que se ha relacionado con el uso de este tipo de medicamentos [1,2].
Según un estudio publicado el 12 de enero en Morbidity and Mortality Weekly Report, entre 2004 y 2005 aproximadamente 1.500 niños estadounidenses menores de 2 años acudieron a servicios de urgencias por presentar reacciones adversas a medicamentos para la tos y el resfriado [2]. Los tres bebés que murieron tenían entre uno y seis meses de edad, dos eran niños; y los tres se encontraron muertos en sus hogares [1].
En los casos de los niños fallecidos se hallaron en la autopsia niveles plasmáticos de pseudoefedrina que variaban entre 4.700 y 7.100 ng/ml, cuando las concentraciones tras una dosis terapéutica infantil normal deberían haber sido de 180 a 500 ng/ml [2], es decir entre nueve y catorce veces los niveles esperados cuando se ingieren las dosis recomendadas para niños de 2 a 12 años.
Uno de los bebés había recibido dos medicamentos para el resfriado y la tos, uno de venta con receta y otro de venta libre, y le habían sido administrados al mismo tiempo. Ambos contenían pseudoepinefrina. Dos de los niños habían tomado medicamentos recetados que contenían carbinoxamina, aunque no hubo niveles detectables en la sangre de la sustancia. Dos de los bebés tenían niveles detectables en sangre de dextrometorfano y de paracetamol [1].
Ninguna evidencia de eficacia
La FDA sólo aprobó el uso de medicamentos de venta libre para la tos y para el resfriado para niños mayores de dos años. Para los menores de dos, los estudios han concluido que esos medicamentos no son más eficaces que un placebo [3].
Una revisión del 2006 en la revista Respiratory Physiology and Neurobiology sugiere que los tratamientos antitusígenos actúan sobre todo a través de su sabor dulce y de un efecto placebo. Según esta revisión, el sabor dulce de los jarabes utilizados para tratar la tos del resfriado común ejerce su efecto provocando la secreción endógena de opiáceos, que son responsables de este efecto placebo [4].
En junio de 2006, la FDA tomó medidas para suspender la fabricación de medicamentos que contuvieran carbinoxamina (un antihistamínico) y exigió a los fabricantes que suspendieran su producción antes del 6 de septiembre de 2006, aunque todavía podría haber algunos productos que estén siendo distribuidos [1].
La Combat Methamphetamine Epidemic Act de 2006 (ley para combatir la epidemia de metanfetaminas), aprobada en marzo pasado, prohibió las ventas sin receta de productos que contuvieran pseudoepinefrina. Debido a esto, muchos laboratorios han eliminado este ingrediente de sus productos [1].
Recomendaciones
Los padres no deberían dar medicamentos sin consultar a un profesional de la salud, ni siquiera los de venta libre. Por un lado, muchos medicamentos de venta libre podrían estar siendo comercializados como productos para bebé aunque no tengan las dosis recomendadas por la FDA para este grupo de edad. Por otra parte, los medicamentos de venta libre podrían contener productos similares a los medicamentos que el pediatra está recetando.
Referencias:
1. Gardner A, Informe halla que los errores en las dosis acabaron con la vida de tres bebés y mandaron a otros 1.500 a la sala de emergencias, Healthday, 11 de enero 2007.
2. Los CDC alertan del uso de fármacos para la tos y el resfriado en lactantes, Jano On-line, 12 de enero de 2007.
3. Ahorre: No utilice dextrometorfano o difenhidramida para la tos nocturna de los niños, Boletín Fármacos 2004;7(4). Disponible en: www.boletinfarmacos.org/092004/ADVERTENCIAS%20SOBRE%20MEDICAMENTOS.htm
4. Dobson R, Cough medicines’ effect is mainly placebo, BMJ 2006;332:8.
Suplementos dietéticos que se venden por internet para la disfunción eréctil pueden poner en peligro a los usuarios
Traducido por Boletín Fármacos de: Internet-sold dietary supplements for erectile dysfunction may endanger users, Worst Pills Best Pills Newsletter, octubre de 2006, pp 73-74.
Los suplementos dietéticos que se venden por internet para tratar la disfunción eréctil o aumentar la capacidad sexual del hombre pueden suponer un riesgo para la salud, según un aviso a los consumidores de la FDA de EE.UU.
Un aviso de la FDA, con fecha de 12 de julio de 2006, dice que los suplementos dietéticos, los cuales no se encuentran regulados ni siquiera por la FDA, pueden contener fármacos que requieren receta o bien productos químicos similares a estos fármacos. Este problema se ha repetido con muchos fabricantes de suplementos dietéticos que añaden de forma ilegal, y sin indicarlo en las etiquetas, fármacos que requieren receta para conseguir que sus productos, inútiles sin estos fármacos, sean efectivos.
Aquellas personas que consumen estos suplementos y toman otros fármacos podrían estar en peligro de que una interacción farmacológica entre los diferentes medicamentos les produjese un descenso peligroso de la presión arterial.
En una investigación, primera en su clase, realizada por la FDA, se analizaron 17 suplementos dietéticos de venta en internet para el tratamiento de la disfunción eréctil o para el aumento de la capacidad sexual en el hombre. El análisis de la FDA halló que algunos de estos productos contenían sildenafil (Viagra), que es un fármaco aprobado por la FDA para la disfunción eréctil. Otros contenían productos químicos similares al sildenafil o al vardenafil (Levitra), también aprobado por la FDA para la disfunción eréctil. Pero no había mención alguna de estos fármacos en las etiquetas de los suplementos dietéticos que analizó la agencia.
Un tercer fármaco, tadalafil (Cialis), también se encuentra aprobado por la FDA para la disfunción eréctil. Aunque este fármaco no se menciona específicamente en el aviso de la FDA, es seguro que se utilizan trazas de este producto químico en los suplementos dietéticos para la disfunción eréctil. La investigación de la FDA sólo analizó 17 productos pero se desconoce el número real de suplementos dietéticos que se venden por internet para la disfunción eréctil. Por tanto, es muy probable que el número total de suplementos dietéticos peligrosos para la disfunción eréctil no se limite a los que enumeramos en este artículo.
La FDA ha identificado los siguientes suplementos que contienen fármacos o productos químicos similares a fármacos: 4Everon, Actra-Rx, Libidus, Nasutra, Neophase, Vigor-25 y Zimaxx.
Los fabricantes de estos productos reclaman que son “totalmente naturales” y que no contienen ingredientes activos utilizados en fármacos aprobados por la FDA para disfunción eréctil. Además, debido a que se desconoce la fuente de fabricación de los ingredientes activos en estos suplementos, no existe ninguna seguridad de que estos ingredientes sean seguros, efectivos o puros.
Public Citizen recomienda que la FDA incite a que se imputen cargos criminales contra estas compañías, que ponen en peligro la vida de los consumidores.
Más riesgos con los fármacos para la disfunción eréctil
Hay otros riesgos para la salud potencialmente graves relacionados con el conocimiento o el desconocimiento del consumo de uno de estos fármacos para la disfunción eréctil.
El 20 de octubre de 2005, Public Citizen solicitó a la FDA que añadiera advertencias de recuadros negros a los prospectos y envases del sildenafil, tadalafil y vardenafil sobre la posibilidad de pérdida irreversible de visión. La petición también instaba a la FDA a que exigiera a los farmacéuticos que distribuyeran, con cada receta nueva o subsiguiente de estos productos, las guías de medicación para pacientes en donde se informa a los consumidores sobre la posibilidad de sufrir ceguera irreversible.
El texto completo de la petición se encuentra disponible en: www.citizen.org/publications/ release.cfm?ID=7403
Los consumidores americanos afrontan un nivel inaceptable de daños potenciales atribuible a los suplementos dietéticos que se venden en el país gracias a los esfuerzos de los cabilderos de la industria de los suplementos dietéticos y a un Congreso irresponsable. La ley de educación y salud sobre productos dietéticos (DSHEA, por sus siglas en inglés), aprobada en 1994, colocó a los suplementos dietéticos en una nueva categoría de productos farmacológicos que no necesitaban un análisis de seguridad o eficacia. Los suplementos dietéticos pueden fabricarse en instalaciones sin procedimientos que aseguren la calidad de los productos finales. DSHEA eliminó cualquier supervisión de los suplementos dietéticos por parte de la FDA, lo que permitió que productos sin analizar se promuevan para usos totalmente inútiles.
Resulta escandaloso e inaceptable que las compañías promocionen sus productos como naturales y seguros cuando añaden a los mismos fármacos que requieren receta. La FDA simplemente les envía cartas de advertencia. Esta acción es pasiva y sin fuerza, y resalta la incapacidad de la agencia para proteger a los consumidores. La FDA se elogia a sí misma por esta acción, pero esta acción es totalmente inadecuada para este tipo de problema recurrente.
Lo que puede hacer
No debería tomar ningún suplemento dietético, entre ellos los que se promocionan para la disfunción eréctil o la capacidad sexual.
Fármacos que no se deben tomar con vardenafil, tadalafil o sildenafil
|
Fármacos con nitroglicerina Deponit, Minitran, Nitrek, Nitro-Bid, Nitrocine, Nitro-Derm, Nitro Disc, Nitro-Dur, Nitrogard, Nitroglycerin, Nitroglycerin T/R, Nitroglyn, Nitrol Ointment, Nitrolan, Nitrolingual Spray, Nitrong, Nitropar, Nitropress, Nitroprex, Nitro SA, Nitrospan, Nitrostat, Nitro Transdermal, Nitro-Trans System, Nitro-Time, Transderm-Nitro, Tridil |
Fármacos con mononitrato de isosorbide Dilatrate-SR, Imdur, ISMO, Isosorbide Mononitrate, Iso-bid, Isordil, Isordil Tembids, Isosorbide Dinitrate, Isosorbide Dinitrate LA, Isosorbide Nitrate, Monoket, Sorbitrate, Sorbitrate SA. |
Alfabloqueantes: Nombre genérico (Nombre comercial) alfuzosina (Uroxatral), doxazosina (Carduran), prazosina (Minipress), tamsulosina (Flomax), terazosina (Hytrin)
|
Fármacos con sustancias ilícitas Amil nitrato o nitrito, conocido con varios nombres como "poppers", y butil nitrato |
Nota del editor:
También se puede ver “Se destapan decenas de anuncios sobre productos fraudulentos” en la Sección Ética y Derecho de este número del Boletín Fármacos.
Olanzapina: Obesidad, diabetes y ocultación de información por parte de Eli Lilly
Editado por Martín Cañás – Boletín Fármacos
Nota del editor: Se puede consultar el contenido de esta noticia en la Sección Ética y Derecho de este número del Boletín Fármacos.
Terapia de reemplazo hormonal (TRH) y cáncer de mama: Nuevos datos y más debate
Editado por Boletín Fármacos
Investigadores de la Universidad de Texas liderados por Peter Ravdin anunciaron que la incidencia de cáncer de mama disminuyó más del 7% en EE.UU. durante 2003, y sugirieron que esta disminución se asocia al reciente cambio en el uso de la terapia de reemplazo hormonal (TRH). Los resultados se presentaron el 14 de diciembre durante la 29na Conferencia Anual de Cáncer de Mama en San Diego, EE.UU. [1].
En el trabajo se analizaron los datos de la base Surveillance Epidemiology and End Results (SEER). Los autores encontraron que la incidencia del cáncer de mama aumentó 1,7% por año desde 1990 a 1998, y que luego, entre 1998 y 2003, la incidencia se redujo a 1% cada año. En el 2003 se produce la caída más pronunciada: cayó un 7% respecto al 2002 (e incluso se puede considerar que llegó al 12% si se restringe el análisis a mujeres de entre 50 y 69 años con tumores con receptores estrógenos positivos) [1].
Otra investigación había llegado a conclusiones similares, según lo publicado en una carta de investigación de Clarke y cols., en el Journal of Clinical Oncology. Clarke señala que el uso de TRH disminuyó un 68% entre 2001 y 2003, y poco tiempo después se observaron disminuciones de la incidencia de cáncer de mama del 10% al 11%, caída que se mantuvo durante el 2004 [2].
El estudio Women’s Health Initiative (WHI) se interrumpió en julio de 2002 debido a que los investigadores encontraron elevados riesgos para la salud entre las usuarias de TRH, sobre todo de cáncer de mama, enfermedades coronarias, tromboembolismo y accidente cerebrovascular. La finalización de este estudio estaba prevista para el 2005 [3].
A estos datos se sumaron los provenientes del Million Womens Study del Reino Unido, que señaló incluso una incidencia superior de cáncer de mama en las usuarias de TRH que el ensayo WHI [4].
Después de la publicación de los resultados del estudio WHI, millones de mujeres suspendieron la TRH y en los seis meses siguientes las ventas de Prempro, un producto con estrógenos y progestágenos, cayeron a la mitad. Otros productos registraron caídas similares en sus ventas [4].
Diversas reacciones por los datos
Desde la publicación de los resultados del WHI se suscitó un constante debate sobre la utilidad y seguridad de la TRH, ya que la mayor parte de las autoridades de salud del mundo recomiendan a las mujeres que tomen TRH sólo cuando sea necesario y por un periodo de tiempo lo más corto posible.
Los nuevos datos aportados por los investigadores de la Universidad de Texas podrían provocar que más mujeres abandonen la TRH, pero según muchos expertos no es probable que las cifras varíen mucho. Por ejemplo, la International Menopause Society (IMS) recomendó a los expertos y al público en general “tener mucho cuidado al interpretar los nuevos datos sobre las tendencias en la incidencia de cáncer de mama en los EE.UU.”, y señaló que la TRH “tiene un potencial muy pequeño de hacer daño y podría conllevar beneficios significativos”. “No creo que el estudio de la semana pasada provoque necesariamente una disminución dramática, porque ya observamos tal disminución con el WHI”, aseguró la Dra. Jennifer Wu, del Hospital Lenox Hill de Nueva Cork [3].
El Dr. William Rayburn, del Centro de Ciencias de la Salud Texas A&M, señala que “Comenzamos a replantearnos nuestra filosofía con respecto a recetar medicamentos; y pienso que es saludable que recordemos que el estrógeno, o el estrógeno más progesterona, son medicamentos, y que los medicamentos conllevan riesgos y deben ser utilizados sólo para las indicaciones apropiadas, y después de informar al paciente exhaustivamente sobre los riesgos y beneficios” [3].
Por el momento, los expertos continúan aconsejando precaución en el uso de la TRH. Según el Dr. Jay Brooks, del Ochsner Health System de Baton Rouge, Luisiana., hoy en día el único motivo por el cual una mujer debería tomar TRH es para aliviar los síntomas de la menopausia. “No previene la enfermedad cardíaca, sino lo contrario, aumenta el riesgo de enfermedad cardíaca, cáncer de mama y accidente cerebrovascular” [3].
Referencias:
1. Gandey A, Sudden Decline in Breast Cancer Could Be Linked to HRT, Medscape.com, December 14, 2006. Disponible en: www.medscape.com/viewarticle/549425
2. Clarke CA et al., Recent declines in hormone therapy utilization and breast cancer incidence: clinical and population-based evidence, J Clin Oncol 2006;24:33:e49-50. Disponible en: www.jco.org/cgi/content/full/24/33/e49
3. Gardner A, Continúa el debate sobre la TRH. HealthDay News / HispaniCare, 26 de diciembre 2006.
4. Kolata G, Hormones and Cancer: Assessing the Risks. NYT, December 26, 2006.