Mientras el Senado estudia la posibilidad de extender la prescripción también a los farmacéuticos, además de a los enfermeros y fisioterapeutas, Alfonso Jiménez, director general de Farmacia y Productos Sanitarios del Ministerio de Sanidad y Política Social, ha manifestado a este periódico su opinión: "No soy partidario de la prescripción farmacéutica; el farmacéutico no tiene esa función", y ha explicado que "no es necesario regularizar ahora la dispensación excepcional, porque la situación que se produce cuando un paciente conocido por el boticario se olvida de la receta va a quedar resuelta con la receta electrónica. De hecho, en las autonomías en las que la e-receta funciona esto no tiene cabida".
Además, "la propia Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos establece incompatibilidades, es decir, no puede ser el mismo profesional el que prescriba y a su vez dispense".
Otra cosa es la prescripción enfermera, que trata de "dar legalidad y carta de naturaleza a una práctica habitual, además de proporcionar más seguridad al profesional y al ciudadano".
Jiménez, que ha participado en la jornada Crisis Económica, Gasto Farmacéutico y Medicamentos Genéricos, organizada por la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública, ha manifestado que uno de los objetivos de su departamento es mejorar la calidad de la prescripción, con formación e información sobre los fármacos a los profesionales prescriptores. No obstante, ha reconocido que están elaborando "una política farmacéutica continuista".
Pese a los recortes en Ciencia, ha recordado la apuesta del Gobierno por la I+D+i y el compromiso de Farmaindustria: "No puede existir una política farmacéutica digna si no somos capaces de impulsar la investigación, sobre todo la independiente; hay una línea ya abierta en la Dirección General de Terapias Avanzadas, pero sigue siendo una acción escasa".