Soy Cecilia López Montaño, senadora del Congreso de la republica de Colombia y miembro del Grupo de Expertos para el financiamiento de la investigación y desarrollo de la Organización Mundial de la Salud, en representación de los países en desarrollo por lo que puedo deducir.
Poco antes de finalizar el año 2009 estuve en la última de 3 reuniones celebradas en la OMS en Ginebra, en la que fue aprobado el informe final del grupo, para ser sometido a ustedes la semana próxima.
Me dirijo a ustedes para solicitarles que el informe no sea aprobado y que se ordene a la OMS y al EWG retomar la tarea que le fuera encargada y cumplirla dentro de rigurosos procedimientos que aseguren su transparencia.
Formulo esta petición basada en dos tipos de razones: De una parte debo decir que tengo la sensación de haber sido utilizada para dar legitimidad a un proceso del que ni yo, ni la mayoría de integrantes del grupo formamos parte activa. No solamente porque recibimos muy pobre información de la propia OMS, sino porque se encargaron trabajos claves sin que fuéramos ni consultados ni informados, se seleccionaron temas y se desecharon otros sin nuestra participación, los documentos fueron enviados con una anticipación mínima y las reuniones fueron conducidas de manera apresurada sin dejar tiempo para el análisis, la profundización y, mucho menos, para el debate. Tanto el secretariado de la OMS, como el Presidente del grupo pudieron hacer lo que a bien tuvieron.
En las dos reuniones a las que tuve oportunidad de asistir (una de las cuales fue reducida a un día) solicite repetidamente una discusión sobre los asuntos relacionados con la propiedad intelectual, que, según había entendido, era uno de los temas críticos del IGWG, proceso del cual el EWG era heredero. Para mi sorpresa percibía un gran interés en eludir la discusión de ese tipo de temas, con argumentos confusos sobre el mandato del grupo y otros aun más confusos. Al observar la imposibilidad de discutir estos asuntos, decidí retirarme de la reunión por considerar que la profundización en asuntos accesorios era una perdida de tiempo.
Las organizaciones de la sociedad civil, que han jugado un rol muy importante en este debate, señalaron, desde el inicio, sus preocupaciones por la falta de transparencia, la ausencia de términos de referencia y otros problemas sobre el funcionamiento del EWG, preocupaciones que fueron totalmente ignoradas por el secretariado de la OMS. Gracias a las ONG’s, pudimos realizar algunos debates sobre los temas objeto de estudio del EWG, pero, para mi sorpresa, no contamos con ningún respaldo ni de la oficina global ni de la oficina regional de la OMS.
De otra parte, me entere, como espero que todos ustedes se hayan enterado, de la filtración del informe del grupo a grupos de interés, aun antes de que nosotros lo hubiéramos recibido, y experimente la profunda incomodidad de saber que, a criterio de la industria farmacéutica, el grupo estaba bajo control y actuara en línea con sus intereses.
En mi carácter de colombiana, y conocedora del papel ciertamente relevante del Dr. Germán Velásquez, también colombiano, en los asuntos relacionados con el IGWG, el EWG y la propiedad intelectual, quise consultarlo permanentemente. Pero pude notar con sorpresa, como también otros miembros del EWG, que el Dr. Germán Velásquez pionero de este tema en la OMS, fue marginado de manera inexplicable de la construcción del informe del EWG y no asistió a la reunión final.
El documento en sí mismo constituye una abierta contradicción a todos aquellos elementos de la EGPA en los que se formularon cuestionamientos a la idoneidad de la propiedad intelectual para estimular la innovación y se propusieron exploraciones sobre mecanismos complementarios y mecanismos alternativos.
Consiente de que la OMS ha liderado un largo proceso por someter a escrutinio las relaciones propiedad intelectual y salud publica, encuentro este giro, cuando menos, muy preocupante. Como también la omisión de cualquier referencia a la propuesta de un tratado sobre Innovación, Propiedad Intelectual y Salud Pública, del cual la OMS haba sido removida como actor en confusas circunstancias, durante la 62 Asamblea Mundial.
Por tales razones les insisto en no aprobar el documento en cuestión, y tomar las necesarias precauciones para que el EWG no pueda ser manipulado de nuevo y pueda funcionar en condiciones de transparencia, en el espíritu de la resolución 61.21 cuyo punto inacabado es fundamentalmente la búsqueda de soluciones alternativas para que la Propiedad Intelectual no sea el único incentivo para la investigación y el desarrollo de productos farmacéuticos para la mayoría de la población mundial que vive en los países en desarrollo.
Atentamente,
Cecilia López Montaño
Senadora
Obtenido de: e-farmacos, 15 de enero de 2010