El 16 de diciembre de 2008 la Comisión Europea y el Europarlamento decidieron diseñar un registro voluntario para los cerca de 15.000 representantes de intereses que desempeñan su actividad en Bruselas. La Iniciativa Europea en favor de la Transparencia pretendía así abrir lo que con frecuencia se ha considerado una ‘caja negra’: la actividad de los lobbies, siempre teñida de tintes peyorativos. El primer informe anual sobre este sistema voluntario indica que ya se han producido 2.100 inscripciones y que el número va en aumento. Además, la Comisión encuentra alentador que la mayoría de los inscritos sean organizaciones y no particulares. Las del sector farmacéutico están entre ellas.
Por compañías, la que más dinero destinó en actividades directas de representación de intereses ante las instituciones europeas fue Bayer, con un millón de euros en 2007. Le siguieron, en 2008, Pfizer y GSK (entre €750.000 y 800.000 cada una); Novartis (entre €650.000 y 700.000); y Amgen (entre €500.000 y 550.000). Salvo esta última, todas las demás ocupan también las primeras posiciones en Estados Unidos, si bien en ese caso todas superan por mucho el millón de dólares.
Las patronales tampoco han dejado pasar la ocasión. En este sentido, la que menos gasto efectuó en 2008 en tareas de representación fue la EGA (European Generic Medicines Association): menos de €50.000, la misma cantidad que la PGEU (Pharmaceutical Group of the European Union) dijo haber desembolsado en 2007. Por encima de ellas siguen la Aesgp (Association of the European Self-Medication Industry entre €100.000 y 150.000) y la Federación Europea de Industrias y Asociaciones Farmacéuticas (Efpia) entre €550.000 y 600.000.
La farmacéutica es una de las industrias más damnificadas por su propia imagen. Según los expertos, lograr más transparencia es el camino para mejorarla y generar más confianza en los actores de la cadena sanitaria. Tal vez ésta sea una de las razones que expliquen la masiva afluencia del sector en el registro voluntario, aunque quizá también tenga algo que ver el hecho de que el registro, a fin de cuentas, resulta no ser tan voluntario como aparenta.
Antes, se necesitaba que su voz se oyera en Europa y solía decirse que lo mejor era constituir un lobby. Ahora, sería necesario añadir que, además, se debe registrar. El propio comisario de Asuntos Administrativos, Sim Kallas, ha reconocido que el registro ha cambiado el comportamiento de la Comisión. Ahora, en Europa se lo piensan dos veces antes de reunirse con representantes de grupos que no estén inscritos. Es más, hay departamentos que han eliminado de sus bases de datos las organizaciones que no están registradas… Mal momento para desaparecer de esos listados, ya que la capacidad de influencia de la industria farmacéutica va a pasar su prueba de fuego una vez quede definitivamente aprobado el traspaso de competencias farmacéuticas a la cartera de Salud.
A por las nacionales
Aunque son las más numerosas, los lobbies son también la ocasión perfecta para hacer llegar a Europa la voz de los Boletín Fármacos 2010, 13(1) 23 ciudadanos. En este sentido, son cada vez más las organizaciones representativas de usuarios y pacientes, como el European Patients Forum, que han dejado sus datos a disposición de las autoridades europeas. Pese a ello, en el registro figuran básicamente organizaciones multinacionales o que actúan como patronales. El gran reto del registro pasa por aumentar la presencia de los organismos nacionales, cuya presencia es escasa o casi nula.
En el sector farmacéutico español sólo figura una: Plafarma. La estimación de sus costes de representación fue de €1.000 en 2007 y de 5.000 en 2008. No es la única en el registro que aboga por liberalizar las farmacias. El Movimiento Nazionale Liberi Farmacisti de Italia calcula que en 2007 y 2008 invirtió aproximadamente €50.000 en sus tareas de representación.
La Comisión Europea considera como lobbies a los centros de estudio que a diario opinan sobre temas europeos. Y aunque para muchos las cifras que presenta anualmente la industria farmacéutica en Europa sean altas, no tienen ni punto de comparación con las que maneja el sector en los Estados Unidos, que alcanzó los US$28,8 millones de dólares sólo en el segundo trimestre de 2009. Los informes sobre la presión a los grupos de poder muestran que, en ese periodo de tiempo, la patronal de la industria innovadora (PhRMA) invirtió hasta US$6,2 millones. A título individual, Pfizer gastó más que cualquier otra compañía: US$5,6 millones. Además, alrededor de 22 compañías y asociaciones de salud gastaron US$1millón o más. Así, tras Pfizer se situaron Eli Lilly (US$3,6 millones); GSK (US$2,3); Bayer (US$1,9); Novartis (US$1,8); Sanofi- Aventis y J&J (US$1,6 millones cada una); Merck y Roche (US$1,5) y AstraZeneca (US$1,2 millones).