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ÉTICA Y DERECHO

Adulteraciones y falsificaciones

Medicamentos falsos: píldoras que envenenan (Fake drugs. Poison Pills)
The Economist, 2 de septiembre 2010
http://www.economist.com/node/16943895?story_id=16943895&fsrc=rss
Traducido y resumido por Salud y Fármacos

La falsificación de medicamentos solía ser un problema de países pobres, pero ahora también es una amenaza para los países ricos.

Los que comercian drogas ilegales enfrentan castigos severos prácticamente en todas partes del mundo. En cambio, los que trafican medicamento falsificados no se enfrentan a un sistema tan estricto que obligue al cumplimiento de la ley y tienen castigos más livianos. Algunos gobiernos piensan que la falsificación de medicamentos es una ofensa leve, poco más que una molestia.

Esto podría cambiar. La industria farmacéutica ha convencido a varios gobiernos de la importancia de fortalecer la regulación contra los medicamentos falsos y ser más agresivos en los decomisos.  Las compañías también están investigando nuevas tecnologías para luchar contra los criminales. Hasta la Iglesia Católica se ha unido a la causa y en agosto pasado dijo que “luchar contra el comercio ilegal de medicamentos beneficia a todos”.

Los medicamentos falsos pueden matar. Muchos se fabrican de forma chapucera y contienen cantidades erróneas del producto activo. Consumir medicamentos falsificados en lugar de los legítimos puede provocar muertes de personas con enfermedades susceptibles al tratamiento. También puede promover la resistencia bacteriana. Estudios de productos antiinfecciosos realizados en África y el Sureste Asiático han demostrado que entre el 15 y 30% de los productos son falsos. Las Naciones Unidas estiman que la mitad de los antimaláricos que se venden en África, por un valor de US$438 millones, son falsos.

Roger Bate, de American Enterprise Institute, ubicado en Washington DC, dice que hay que tener cuidado al interpretar estas cifras. Es posible que los países con mayor número de medicamentos falsificados no estén haciendo mucho por identificar el problema y por lo tanto aparentan no verse afectados; y en cambio otros países que están haciendo un esfuerzo por prevenir y solucionar el problema, con lo cual detectan más casos y reportan mayores decomisos. La OMS está de acuerdo con Bate y ha sacado sus estimados de su página web. A pesar de todo, el Sr Bate dice que los medicamentos falsos deben estar matando a unas 100.000 personas al año, principalmente en los países pobres.

Parece ser que los medicamentos falsos están también invadiendo los países ricos. Según John Clark, jefe de seguridad de Pfizer, Viagra es el producto que más se falsifica, pero se han descubierto versiones falsas de 20 de sus productos en la cadena legítima de distribución de medicamentos de 44 países, incluyendo Lipitor.

Según el Sr Clark, se han descubierto medicamentos falsos en mercados que se consideran bien regulados, como Canadá y Gran Bretaña. Preocupa que los impostores sean cada vez tecnológicamente más sofisticados: algunos pueden reproducir los hologramas de los paquetes que se pusieron precisamente para indicar que los medicamentos eran genuinos.

Por otra parte, un estudio de consumidores financiado por Pfizer reveló que una quinta parte de los europeos encuestados en 14 países habían obtenido medicamentos por la vía ilegal. Según la farmacéutica esto significaría que el mercado gris de medicamentos en Europa alcanzaría los US$12.800 millones. Terry Hisey de la firma consultora Deloitte piensa que el mercado global podría estar entre US$75.000 y US$200.000 anuales. Estas cifras explican las estrategias de la industria y su interés por asegurar la cadena de abastecimiento.

En julio 2010, la compañía de programas de ordenador Oracle reveló un programa que ayuda a las compañías a saber donde está cada píldora desde que sale de la fábrica hasta que llega a manos de los pacientes. IBM tiene otro producto parecido y también utiliza chips de radiofrecuencia (RfID) que se incluyen en el paquete, detectan si alguien intenta manipularlos y les puede identificar en donde se encuentran. 3M y la farmacéutica Abbott están por sacar un nuevo producto basado en RfID. Una división de Johnson&Johnson ha sacado un programa de ordenador que permite que los agentes e aduanas identifiquen rápidamente si se trata de un medicamento falso o no.

Estas tecnologías ayudan poco a los países pobres. Las etiquetas radioactivas y las bases de datos no son muy útiles cuando los infractores andan sueltos por la calle. Pero incluso en esas circunstancias, la voluntad política y el interés de la industria podrían dar resultados.

Una batalla de abajo arriba
mPedigree, una empresa de Ghana, tiene una iniciativa que utiliza teléfonos móviles para combatir este problema. Las compañías farmacéuticas graban un código especial en los paquetes y los consumidores pueden identificarlos raspando el revestimiento. Cuando mandan de forma gratuita un texto con el código pueden inmediatamente saber si el paquete es original o falso.

Bright Simons, el jefe de la compañía, dice que tecnologías como estas pueden utilizarse como estrategia de abajo hacía arriba que complementa las estrategias para hacer que se cumpla la normativa que van desde arriba hacia abajo. Tras haber terminado con el periodo inicial de prueba mPedigree está en condiciones de ofrecer el servicio a otros países de la región. Nigeria, donde hay muchas falsificaciones, ha mostrado interés en adoptar este sistema de validación.

Thomas Kubic del Pharamceutical Security Institute, financiado por la industria, dice que será difícil ganar la batalla. Después de 30 años de trabajar como investigador, esta convencido de que los delincuentes encontrarán formas de violar las defensas.

A pesar de todo, estrategias innovadoras como el sistema de validación a través de mensajes de texto puede dificultar el trabajo, al igual que las alarmas contra  ladrones dificultan que roben en las casas que cuentan con este sistema. Si el costo y la complejidad de falsificar medicamentos aumentan, los delincuentes pueden preferir imitar bolsos de Gucci. Seguiría siendo un delito pero no mataría a nadie.

modificado el 28 de noviembre de 2013