ÉTICA Y DERECHO
Adulteraciones y Falsificaciones
Tailandia fracasa al intentar poner coto a la venta de fármacos ilegales
EFE
PMFarma, 8 de enero de 2013
http://argentina.pmfarma.com/noticias/7296-tailandia-fracasa-al-intentar-poner-coto-a-la-venta-de-farmacos-ilegales.html
La venta por internet, el poco dinero que ganan las farmacias y los médicos corruptos, han hecho fracasar la iniciativa del Gobierno tailandés de poner fin a la venta ilegal de potenciadores sexuales en favor del producto genérico nacional.
Tras una década de exclusividad, el pasado septiembre expiró la patente que Tailandia concedió a la multinacional farmacéutica Pfizer para comercializar el medicamento vasodilatador de la marca ‘Viagra’ que catapultó a la compañía a la fama mundial a principios de siglo.
A raíz de la no renovación del contrato con Pfizer, el Gobierno decidió comercializar su propio medicamento para la disfunción eréctil con el nombre de ‘Sidegra’, que fabrica la Organización Farmacéutica Gubernamental de Tailandia.
“La venta de este económico producto ayudará a frenar el brote de medicamentos falsos, dará esperanza a las personas que no tienen acceso a recursos costosos y atenderá las crecientes necesidades de la sociedad envejecida”, indicó el doctor Witit Artavatkul, director del organismo tailandés, durante la presentación de la píldora.
Este nuevo medicamento salió a la venta el pasado 1 de octubre a un precio de Ba25 (1US$=30bats) por pastilla de 50 mgs o Ba45 por la caja de 100 mgs. “Sidegra dará a los consumidores una alternativa segura ante los productos falsificados”, remarcó el departamento farmacéutico, que asegura tiene capacidad para producir anualmente 5 millones de tabletas.
Desde entonces, poco o nada ha variado en los tenderetes de los mercados nocturnos de Bangkok que continúan con total normalidad ofertando los frascos con la etiqueta de los más demandados fármacos para combatir la disfunción eréctil, la mayoría falsos y en muchos casos cerca de las calles de la ciudad en las que se concentran los locales dedicados a las industria del sexo.
“En la actualidad sólo unas pocas farmacias venden Sidegra debido al estricto control por parte del Gobierno sobre el medicamento y a los escasos beneficios de apenas Ba20 que se obtienen por la venta del paquete de 100 miligramos“, comenta a Efe el responsable de una farmacia de la capital.
Según este boticario, todas las ventas de este medicamento deben ser reportadas a la Administración de Alimentos y Medicamentos de Tailandia y se tiene que presentar una prescripción médica firmada por un doctor para adquirir el producto.
“El problema surge cuando los doctores en vez de proveer la receta al paciente, le vende directamente el producto por una suma muy superior ¿Por qué extender una receta si ellos mismos se pueden embolsar unos billetes?”, se queja el farmacéutico.
Unas acusaciones de corrupción comunes en los establecimientos de Bangkok, pero que la doctora Paneeya Tapaneey, del Sukhumvit Hospital, negó al ser contactada por Efe. Por su parte, la Organización Farmacéutica Gubernamental rechazó hacer cualquier comentario al respecto.
Donde sí se puede demostrar la venta ilegal de Sidegra es a través del comercio electrónico, donde numerosas páginas de internet ofertan los paquetes de 50mg de Sidegra por Ba800, lo que supone un aumento del 3.200% con relación al precio original marcado por las autoridades.
Tailandia se ha convertido en uno de los mayores productores de fármacos falsos contra trastornos sexuales, de los que la mayor parte son enviados a medio mundo mediante procedimientos ilegales y publicitados en internet. “La gente no acude a las farmacias a comprar estas medicinas por vergüenza”, indicó a Efe Clemence Gautier, abogada de la consultora internacional Tilleke & Guibbins.
Según un cálculo de la OMS, hasta el 50% de fármacos que se comercializan en sitios web ilegales son fraudulentos. En el mejor de los casos, el producto comprado no contiene nada, pero existen algunos que pueden incluir substancias tóxicas y causar graves complicaciones al consumidor.
Estos medicamentos, que en la mayor parte de los países sólo se obtienen con prescripción médica, tienen gran demanda en aquellos con una notable industria del sexo como el caso de Tailandia.