Precios
EE UU. Trump solía oponerse a los precios de los medicamentos. Ahora los aliados de la industria están contribuyendo a diseñar su agenda
Noam N. Levey
Los Angeles Times, 15 de noviembre de 2016
http://www.latimes.com/business/la-fi-trump-drug-prices-20161115-story.html?platform=hootsuite
Traducido por Salud y Fármacos
Donald Trump y sus aliados en el Congreso están haciendo grandes planes para revocar la Ley de Reforma de Salud que fue aprobada bajo la Presidencia de Obama y para revisar otros programas gubernamentales de salud.
Pero el presidente electo parece haber perdido interés en tomar medidas agresivas para controlar el aumento del precio de los medicamentos, entregando a la industria farmacéutica una victoria temprana e ilustrando la influencia de los grupos de presión en el nuevo gobierno Trump, a pesar de haber prometido eliminar “los intereses especiales en Washington”.
Trump, que una vez hizo del costo de los productos farmacéuticos el centro de su campaña para el sector salud, e incluyó el tema en su sitio web de la campaña [1], no ha mencionado el tema desde que fue elegido presidente, a pesar de que los americanos lo citan constantemente como el problema más importante en el sector salud que quieren ver solucionado.
Y la agenda de salud del equipo de transición de Trump no menciona los precios de los medicamentos, aunque enumera otras seis prioridades de salud, incluyendo poner restricciones al aborto, acelerar la aprobación federal de nuevos medicamentos y reestructurar los programas de Medicare y Medicaid.
“Uno de los principales problemas que preocupa a los estadounidenses son los altos costos de la atención médica, y un componente importante es el costo de los medicamentos de venta con receta. Es un problema de fondos”, dijo Nancy LeaMond, vicepresidenta ejecutiva de la influyente AARP (La Asociación de Jubilados).
“La gente está deseosa de ver lo que el presidente electo y su equipo están dispuestos a hacer”.
El equipo de transición de Trump no respondió a preguntas acerca de la agenda de la nueva administración sobre los medicamentos de venta con receta.
Pero los aliados de la industria farmacéutica, incluyendo los grupos de presión y altos funcionarios electos que han recibido cientos de miles de dólares de la industria, están asumiendo importantes papeles en la transición y en la agenda de trabajo de 2017.
La carrera política del vicepresidente electo Mike Pence, por ejemplo, ha sido financiada durante mucho tiempo por el gigante farmacéutico Eli Lilly & Co., que tiene su sede en Indiana. El fabricante de medicamentos, a través de su comité de acción política y sus empleados, ocupa el tercer lugar entre los que han contribuido a la carrera política de Pence, según cálculos del Center for Responsive Politics.
Pence está ahora liderando la transición Trump.
Otras figuras clave en el círculo de asesores de Trump son un ex ejecutivo de Pfizer y Celgene y el presidente de Williams & Jensen, una de las firmas más importantes de cabildeo en Washington. Según los informes federales de cabildeo, entre los clientes recientes de Williams y Jensen figuran 11 de los mayores fabricantes de medicamentos del mundo, incluyendo Pfizer, Novartis, AstraZeneca, Merck y Bayer.
Las acciones de muchas compañías farmacéuticas subieron después de la elección de Trump.
En contraste con su silencio sobre los precios de los medicamentos, Trump vaciló poco en mencionarlos cuando estaba haciendo campaña.
Se burló del poder político de la industria farmacéutica, que dijo que era responsable de impedir que Medicare utilizara su poder de negociación para conseguir precios más bajos para los ancianos.
“Tienen un equipo de cabilderos fantástico. Cuidan de todos los senadores, los congresistas “, dijo Trump en marzo, en un debate durante las primarias del partido republicano en Miami.
La plataforma de campaña de Trump incluía una propuesta para facilitar el acceso de los estadounidenses a medicamentos importados más baratos, lo que según su campaña “ofrecería más opciones a los consumidores”.
Aunque los medicamentos de venta con receta históricamente han representado una parte relativamente pequeña del costo sanitario total del país, los precios han aumentado drásticamente, impulsados por una combinación de medicamentos nuevos y costosos como Sovaldi, un tratamiento para la hepatitis C, y por las agresivas subidas de precio que los fabricantes imponen a los medicamentos existentes, como EpiPen.
Sólo en septiembre, los precios de los medicamentos subieron un 7% en comparación con el año pasado, el mayor aumento en 24 años, según el Instituto Altarum, una organización sin fines de lucro que hace investigación y consultorías. En comparación, los precios generales de la atención en salud subieron un 2,1%.
Los picos de precios están contribuyendo a la ansiedad del público. Las encuestas muestran consistentemente que la gran mayoría de estadounidenses -tanto demócratas como republicanos- quiere que el próximo presidente y el Congreso consideren a los precios de los medicamentos como prioridad en salud.
“Los resultados de las elecciones son una indicación clara de que la gente de todo el país quiere cambios, y un tema que surgió una y otra vez durante la campaña electoral es que los estadounidenses están cansados de los precios excesivamente altos de los medicamentos”, dijo John Rother, director ejecutivo de la campaña para precios sostenibles de los medicamentos de venta con receta, una coalición de hospitales, empresarios, planes de salud y otros.
En una reciente encuesta nacional, más de ocho de cada 10 estadounidenses querían que el gobierno federal pudiera negociar con los fabricantes de medicamentos para abaratar los precios de los medicamentos para las personas cubiertas por el programa Medicare.
Y según la encuesta de la Fundación sin fines de lucro de la Familia Kaiser,.más de siete de cada 10 estadounidenses están de acuerdo en permitir que los estadounidenses importen medicamentos menos costosos,
Pero la industria farmacéutica se ha opuesto enérgicamente a estas iniciativas, tildando a la importación de medicamentos de riesgo para la seguridad del consumidor y a la negociación de precios de innecesaria.
Millones de dólares en contribuciones de campaña a políticos de nivel federal y estatal han ayudado, durante años, a que los fabricantes de medicamentos aplastaran los esfuerzos por aumentar la regulación de sus precios.
Solamente en 2016, las compañías farmacéuticas, a través de sus comités de acción política y sus empleados, contribuyeron más de US$17 millones a las campañas, según el Center for Responsive Politics.
Y aunque Trump recibió relativamente poco de la industria, los republicanos que ocupan posiciones prominentes en el Congreso recibieron cientos de miles de dólares cada uno. Los que más dinero recibieron de la industria fueron el presidente de la Cámara Paul Ryan (R-Wis.), quien recibió más de US$230.000, y el líder de la Mayoría de la Cámara, Kevin McCarthy (R-Bakersfield), que obtuvo más de US$225,000.
Ninguno de los dos participó en una elección año, pero ambos ocupan papeles claves en la configuración de la agenda de salud en 2017.
Los precios de los medicamentos “son claramente uno de los principales impulsores del costo de los servicios de salud que tenemos que controlar,” dijo Peter Lee, jefe de Covered California, el mercado de seguros del estado, que ha hecho esfuerzos pioneros para limitar la cantidad que los consumidores deben pagar por las recetas.
Pero es una cuestión muy difícil de abordar … La industria farmacéutica es un lobby político fenomenalmente poderoso”.
En respuesta a las preguntas sobre su posible futura regulación, una portavoz de PhRMA proporcionó una declaración del CEO Steve Ubl.
“Esperamos trabajar con la nueva administración, así como con los miembros del Congreso en ambos partidos para avanzar soluciones pragmáticas que mejoren el mercado privado, el acceso de los pacientes a la atención y fomenten el desarrollo de medicamentos innovadores”, dijo Ubl.
Referencias