Según los resultados de un estudio observacional publicado esta semana en el BMJ, los inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (ECA) se asociaron con un mayor riesgo de cáncer de pulmón, en comparación con un tipo similar, pero distinto de medicamentos para la presión arterial conocidos como bloqueantes de los receptores de la angiotensina (BRA).

Los investigadores estudiaron a los pacientes de una base de datos de atención primaria de Reino Unido e identificaron a más de 900.000 adultos que iniciaron el tratamiento con cualquier tipo de medicamento para la presión arterial entre 1995 y 2015. Excluyeron a aquellos con antecedentes de cáncer.

Más de 335.000 pacientes recibieron tratamiento con inhibidores de la ECA, 29.000 con BRA y 101.000 con un inhibidor de la ECA y un BRA. Ramipril (26%) fue el inhibidor de la ACE más utilizado en el estudio, junto con lisinopril (12%) y perindopril (7%).

Durante un período de seguimiento de seis años, se diagnosticó cáncer de pulmón a 0,8% (7.952) de las 900.000 personas de esta cohorte. Después de considerar el tabaquismo y otros posibles factores de confusión, el uso de inhibidores de la ECA se asoció con un riesgo 14% superior de cáncer de pulmón en relación con el uso de BRA (1,6 frente a 1,2 por 1000 personas-año). En un análisis secundario, el uso de un inhibidor de la ECA durante menos de 5 años no se asoció con aumento del riesgo de cáncer de pulmón.

Sin embargo, el estudio destacó que no se evidenció un aumento del riesgo hasta que el paciente hubiera estado recibiendo tratamiento con un inhibidor de la ECA durante 5 años, y aumentó al utilizarse más de 10 años (31% de aumento de riesgo).

En su estudio, los investigadores explicaron que el uso de inhibidores de la ECA provoca la acumulación de bradicinina en los pulmones, que “se ha dicho que estimula el crecimiento del cáncer de pulmón”. El uso de inhibidores de la ECA también puede resultar en niveles elevados de un compuesto conocido como sustancia P, que la producen las células de cáncer de pulmón y se relaciona con el crecimiento del tumor y los vasos sanguíneos asociados.

A la luz de estos datos, es importante que el público entienda que esto es solo un estudio observacional, no un estudio aleatorizado, controlado con placebo, doble ciego, y que el riesgo absoluto para los pacientes es bajo. Pero los datos indican que los inhibidores de la ECA representan casi un tercio de todos los medicamentos prescritos para la presión arterial en Reino Unido, lo que implica que los resultados podrían preocupar a una gran cantidad de pacientes.

Si bien los inhibidores de la ECA han sido medicamentos altamente efectivos para tratar la hipertensión a corto plazo, ha surgido preocupación sobre su seguridad a largo plazo, específicamente en relación al incremento del riesgo de cáncer de pulmón.

Además, los estudios observacionales han producido resultados mixtos (en relación con el riesgo real de cáncer de pulmón versus riesgo general de cáncer), sin un consenso claro hasta la fecha. Los metaanálisis de ensayos controlados aleatorios no han encontrado evidencia de riesgo elevado de cáncer, debido al tamaño pequeño de la muestra y a la duración del seguimiento (mediana de 3,5 años) lo que compromete la validez de los hallazgos.

El estudio tiene limitaciones importantes que se deben mencionar, incluyendo la falta de información sobre el estado socioeconómico, la dieta, la exposición al amianto o el radón, y los antecedentes familiares de cáncer de pulmón entre los pacientes incluidos en el estudio. Los autores tampoco tenían información detallada sobre el tabaquismo (número de paquetes año), un factor de riesgo importante para la incidencia de cáncer de pulmón.

Dicho esto, existe evidencia bioquímica que demuestra una posible asociación entre el uso de inhibidores de la ECA y el riesgo de cáncer de pulmón con niveles elevados de bradiquinina y sustancia P que podrían facilitar el crecimiento del cáncer de pulmón.

Ciertamente, en cualquier paciente con riesgo de cáncer de pulmón, los beneficios asociados a consumir un inhibidor de la ECA para reducir la presión arterial y el riesgo cardíaco deben sopesarse frente al riesgo de cáncer de pulmón.

Un experto expresó su opinión acerca de los riesgos asociados con los inhibidores de la ECA.

“Este estudio de alta calidad muestra que los inhibidores de la ECA son un factor de riesgo para el cáncer de pulmón”, dijo el Dr. Klaus Lessnau, especialista en neumología y cuidados críticos en el Hospital Lenox Hill en la ciudad de Nueva York.

“El factor más importante sigue siendo el hábito de fumar, pero implica que los inhibidores de la ECA deberían estar contraindicados en fumadores y ex fumadores, dada la existencia de un estudio que revela una asociación estadística significativa y una plausibilidad biológica”, dijo Lessnau. “Uno se pregunta si los no fumadores deberían seguir consumiéndolos”, agregó.

Consecuentemente, es importante destacar este estudio por la gran cantidad de pacientes que actualmente toman inhibidores de la ECA a largo plazo, y la preocupación inherente de que pueden estar expuestos a un riesgo elevado de cáncer y la posible necesidad de cambiar su medicamento, en base a los resultados de este estudio.

Nuevamente, es importante enfatizar que se trata de un estudio observacional y el riesgo general para los pacientes es relativamente bajo. Los pacientes deben conversar con su proveedor de servicios de salud sobre los riesgos y beneficios de seguir recibiendo tratamiento con un inhibidor de la ECA. Si hay preocupación, una opción podría ser cambiar a un BRA, ya que hasta ahora no se ha observado un riesgo elevado de cáncer de pulmón con esta clase de antihipertensivos. Según estudios recientes, los BRA pueden, de hecho, reducir el riesgo de cáncer de pulmón, pues tienen un efecto protector.

En una editorial acompañante publicada en el BMJ, la Dra. Deirdre Cronin-Fenton, Profesora Asociada, Departamento de Epidemiología Clínica, Universidad de Aarhus en Dinamarca da validez a los hallazgos, pero recomienda que se siga con los estudios en curso y se hagan estudios adicionales para validar los hallazgos de este estudio observacional prospectivo de cohorte.

En su editorial, Cronin-Fenton escribe que el estudio “destaca el valor de los datos de historias médicas y el uso de ‘big data’ para evaluar los resultados a largo plazo, que pueden ser difíciles de investigar en ensayos clínicos. Aunque un aumento relativo del 14% en la incidencia de cáncer de pulmón puede que no se traduzca en un gran riesgo absoluto, los hallazgos son importantes dado el uso considerable de inhibidores de la ECA en todo el mundo”.

Cronin-Fenton continúa: “Sin embargo, en un paciente individual, la preocupación por el riesgo a largo plazo de cáncer de pulmón debe equilibrarse con las ganancias en la esperanza de vida asociadas con el uso de inhibidores de la ECA. Como señalan [los autores], se requieren otros estudios a largo plazo para mejorar la evidencia científica sobre la seguridad a largo plazo de estos medicamentos”.

Los inhibidores de la ECA han sido ciertamente beneficiosos para controlar la presión arterial en el entorno clínico. Si bien este estudio destaca un mecanismo bioquímico, los datos son de naturaleza observacional, y requerirán un estudio más profundo para tomar una determinación definitiva sobre la decisión de descontinuar y reemplazarlos en favor de una nueva clase de medicamentos para el manejo presión sanguínea.