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Ética

Integridad de la ciencia y de las publicaciones

Las revistas están contratando expertos en integridad, para identificar malas conductas (To catch misconduct, journals are hiring research integrity czars)
Ivan Oransky y Adam Marcus
Statews, 21 de noviembre de 2018
https://www.statnews.com/2018/11/21/research-misconduct-journals-hiring-research-integrity-czars/
Traducido por Salud y Farmacos

De niña, Jana Christoper se pasaba horas tratando de diferenciar patrones en el papel de las paredes y en el suelo de su dormitorio. Así que quizás estaba predestinada a hacer lo mismo de mayor, pasarse muchas horas haciendo lo mismo, pero ahora mira manuscritos científicos para encontrar evidencia de imágenes ilegítimas.

Chistopher, una asistente editorial para Letters in Heidelberg, Alemania, de la Federación Europea de Ciencia Bioquímicas (FEBS), es una de un pequeño pero creciente número de expertos en integridad científica que están siendo contratados por editoriales para ayudar a controlar sus páginas. En octubre de 2018, Science Advances nombró a Philip Yeagle jefe de integridad científica. Yeagle, editor asociado de la revista, publicada por la American Association for the Advancement of Science, explicó a Stat por email que tiene la función de intermediario entre las instituciones y los editores, y asegura “que estamos manejando situaciones de una manera consistente a lo largo del tiempo. Los temas de integridad científica pueden a veces volverse bastante complicados”.

Que las revistas científicas hayan creado posiciones dedicadas a reducir la conducta inaceptable antes de la publicación ocurre en medio de un creciente reconocimiento de esta realidad, y surge del reconocimiento de que los chequeos esporádicos y otros arreglos sobre la marcha no eran suficientes.

Matthew Hodgkinson, que dejó la Biblioteca Pública de Ciencias (Public Library of Science PLOS) en 2016 para supervisar aspectos éticos desde una nueva posición creada por Hindawi y sus más de 250 revistas científicas explicó: “Siempre hemos visto plagios, disputas entre autores y fabricación de datos. Pero no nos dábamos cuenta de la magnitud del problema”. Dijo a STAT que el que lo contrataran en Hindawi significa que “se han dado cuenta de que uno de nuestros objetivos principales es el detectar estas cosas. Al centralizarlo, podemos establecer procedimientos y manejarlos de forma rutinaria.

La recomendación de Hodgkinson para Yeagle y otros con responsabilidades similares es bien sencilla: “Si ves un hilo, tira de él y mira lo que sale. Si ves un problema con un autor, entonces verifica todo que ha hecho”. (Hindawi confronta nombres de autores con los de Retraction Watch, como una estrategia para conocer su historia).

Christopher tiene un trabajo incluso más específico. En FEBS lo que tiene que hacer es identificar imágenes sospechosas en los manuscritos de las cuatro revistas que revisa. Empezó a hacer un trabajo similar para la Organización Europea de Bilogía Molecular en 2011, en donde aprendió rápidamente que esa conducta inaceptable era “una realidad deprimente” en el mundo científico.

Un estudio en 2016 descubrió que en aproximadamente un 4% de los artículos publicados se puede pensar que se han manipulado o copiado las figuras, pero los investigadores lo han estado advirtiendo desde 1994, según Mike Rossner, el fundador de Image Data Integrity, empresa que consulta con editoriales y universidades.

Rossner empezó a monitorear imágenes en el Journal of Cell Biology en 2002, después de sufrir un momento de pánico al abrir una imagen para arreglar un problema de formateo y detectar evidencia sutil de que la imagen había sido manipulada. Después escribió una editorial en 2004, que se ha citado numerosas veces sobre lo sucedido. (En ese tiempo Rossner no sabía que James Hayden del Wistar Institute de Filadelfia había publicado un artículo en el año 2000 con muchos comentarios semejantes). A partir de estas informaciones, la Oficina de Integridad de Investigación de EE UU empezó a desarrollar tecnología para que las editoriales y las universidades pudieran evaluar imágenes.

Los expertos en la integridad de la investigación están de acuerdo en que esas tecnologías son útiles. Pero son una espada de dos filos. Chirstopher dijo que a lo largo de los años: “He aprendido a hacer las cosas mejor, pero también pienso que otros también han mejorado lo que hacen a sus imágenes. Encuentro números de revistas que aceptan cerca de un 30% de manuscritos que reciben”. “La mayoría tienen imágenes que se pueden arreglar y eso está bien, podría haber cosas muy pequeñas, no incluyen el tamaño de las barras, cosas así, que no tienen impacto en los datos. Pero en un 2% de los manuscritos que aceptan, se descubre que puede haber serios problemas y significa que podemos rescindir la aceptación del manuscrito”.

Christopher no es una científica; su formación académica es en artes visuales. Aunque dice que le ayuda saber sobre la información que revisa, no es necesario para el objetivo que se busca. Es más importante tener la capacidad para reconocer diferencias en los patrones y ver las diferencias. “Me gusta y soy muy buena en eso” dijo.

Kaoru Sakabe ha supervisado la integridad de la revista de la American Society for Biochemistry and Molecular Biology (ASBMB) desde 2015, tiene tres personas que la ayudan a examinar las imágenes para identificar posibles problemas. Dos de ellas, como Christopher, vienen del arte visual; una tiene un doctorado en ciencias. (La persona que ayuda a Rossner a revisar imágenes del Journal of Cell Biology tampoco tiene un entrenamiento en ciencias y recomienda el mismo tipo de arreglo, trabajar muy de cerca con alguien que que tenga un doctorado).

La ASBMB y su revista principal the Journal of Biological Chemistry anunciaron en 2012 que contratarían a un gestor de la ética para la revista. Recientemente se ha contratado a un nuevo editor jefe de la revista que se ha quedado impresionado con lo que el personal ha descubierto. “Pienso que la revisión de las imágenes que empezamos ha sido realmente beneficiosa no solo para nosotros, pero cuando encontramos un problema lo compartimos con los autores”, dijo Sakabe. “Tenemos algunos autores muy molestos, pero algunos están muy agradecidos. No creo que todos los autores hagan cosas indebidas; quizás no todos se dan cuenta de todas las cosas que suceden cuando se prepara una figura”.

Renee Hoch, uno de los tres miembros del equipo de integridad de PLOS ONE comenta por qué su trabajo requiere mucha tenacidad: “Nosotros tenemos un trabajo en el que la gente no agradece que nos pongamos en contacto con ellos. Necesitas ser comunicadores duros, pero al mismo tiempo hay que ser muy sensibles”.

El equipo de Hoch, que se creó en enero, ve de todo, desde dudas sobre los datos, fallos en la comunicación de importantes conflictos de interés hasta discusiones entre autores, entre otras muchas cosas. Hoch explicó: “Si escribes una lista de posibles temas éticos, es muy probable que los hayamos identificado todos”, y comenta que la mayor parte del problema esté en la manipulación de las imágenes y la integridad de los datos.

Science Advances “trabaja principalmente con temas relacionados con los conflictos de autoría y algunas veces con conflictos sobre la propiedad de los datos”, explicó Yeagle y añadió que un par de manuscritos tenían “problemas de plagio y de manipulación de figuras”.

Yeagle explicó: “No nos sorprende que al principio los autores no sean siempre cooperativos, pero una vez entienden que la Revista no les va a publicar hasta que estos puntos se resuelvan, generalmente encuentran la forma de abordar esos problemas”.

El trabajo puede ser agotador. Christopher comentó: “Es realmente cansado para los ojos”. Estimó que pasa 20 o 30 minutos examinando una figura. “Si pasas ocho horas, todos los días, te puedes volver loca.”

Pero merece la pena. En una editorial al principio de 2018, Christopher contaba su experiencia con una docena de manuscritos que había revisado después que se identificaran señales de posibles problemas, revelando “una fabricación de resultados de investigación grave, sistemática y a gran escala”.

Concluía la editorial: “Casos como estos confirman de nuevo la importancia y los beneficios obvios de verificar los manuscritos antes de su publicación. Nuestra constante vigilancia es un servicios para loa autores y para la comunidad científica”.

creado el 4 de Diciembre de 2020