La organización humanitaria Human Rights Watch (HRW) lanzó un nuevo pedido, para que los gobiernos que han destinado cuantiosos fondos públicos al desarrollo de vacunas contra la covid-19 garanticen que habrá acceso universal y equitativo a ese beneficio en todo el mundo.
Hasta mediados de septiembre los gobiernos, principalmente de Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Noruega y la Comisión Europea, destinaron más de US$19.000 millones para financiar la búsqueda de vacunas contra la covid.
De su lado, el Banco Mundial aprobó el 13 de octubre un financiamiento de US$12.000 millones para pruebas de covid, tratamientos y vacunas para combatirla.
HRW divulgó uniforme planteando que “los gobiernos deben ofrecerles a las personas de todo el mundo el máximo acceso a una vacuna contra la covid-19, que sea lo más asequible posible, y quienes financien vacunas con fondos públicos deben hacerlo de acuerdo con términos y condiciones transparentes”.
También deberían apoyar una propuesta de India y Sudáfrica para que se omitan algunas de las normas globales sobre propiedad intelectual, a fin de que las vacunas puedan fabricarse a gran escala y ofrecerse a un precio al que todos puedan acceder.
En su informe “Whoever Finds the Vaccine Must Share It” (Quien encuentre la vacuna debe compartirla), HRW sostiene que los gobiernos tienen la obligación de derechos humanos de asegurar que los beneficios científicos de la investigación que financian con fondos públicos se distribuyan tan ampliamente como sea posible.
“Es imperioso que los gobiernos trabajen en conjunto, actúen con transparencia y cooperen para compartir los beneficios de las investigaciones científicas que financian para ayudar a la humanidad”, dijo la asesora de HRW Aruna Kashyap.
El informe recordó que según el Fondo Monetario Internacional una sólida cooperación en lo relativo a las vacunas contra la covid podría acelerar la recuperación económica global y engrosar en US$9.000 millones de millones los ingresos mundiales para 2025.
Pero advirtió que es probable que futuras vacunas no proporcionen una inmunidad duradera, por lo que los países pueden quedar vulnerables ante ciclos climáticos u oleadas de infección, lo que hace imperativo ayudar a las naciones de menores ingresos para que mejoren sus defensas ante la pandemia.
Se mencionó que todavía no se ha dado respuesta al temor por la posible escasez de vacunas, y se prevé que la demanda mundial de una vacuna segura y efectiva será muy superior a la oferta. Al 19 de octubre, 10 posibles vacunas se encontraban en la última etapa de los ensayos clínicos.
Oxfam, coalición no gubernamental contra la pobreza, señaló en septiembre que los países de ingresos altos ya habían reservado 51 por ciento de las dosis de varias de las principales posibles vacunas, aunque esas naciones solo representan 13 por ciento de la población mundial.
También debe organizarse su distribución en todos los países. HRW recogió el testimonio de una enfermera en Karachi, Pakistán, quien dijo que “no quiero ni pensar cuándo las personas que están en la pobreza reciban la vacuna”.
“Primero se aplicará a los encargados de la administración de los hospitales, a los médicos, a los políticos, y a todo el resto después, si es que queda algo”, opinó.
El precio de las vacunas también podría constituir un importante obstáculo para el acceso universal y equitativo a ellas, y HRW subrayó que en muchos lugares las vacunas solo serán accesibles y asequibles para todos si son gratuitas.
Algunos gobiernos financian Covax Facility, un mecanismo mundial de compra de vacunas para ayudar a los países de ingresos bajos y medios a conseguirlas. El mecanismo todavía debe publicar los contratos que ha suscrito con las empresas.
Finalmente, HRW respaldó la iniciativa de Costa Rica para crear un Fondo de Acceso a Tecnología contra la covid-19, para compartir tecnologías, datos y conocimientos especializados utilizables en cualquier parte del mundo para fabricar los productos médicos necesarios contra la pandemia, incluso vacunas.