Como consecuencia de la pandemia de coronavirus, en 2020 las hospitalizaciones se dispararon, pero las visitas de rutina al consultorio del médico y la demanda por nuevos medicamentos de venta con receta se redujeron drásticamente durante el bloqueo mundial.
Para compensar la pérdida de ingresos, la industria farmacéutica planea celebrar el Año Nuevo aumentando los precios de más de 300 medicamentos en EE UU el 1 de enero, según un análisis de la consultora de salud 3 Axis Advisors, cuyos hallazgos se resumieron en un informe exclusivo publicado el jueves por Reuters [1].
Como señaló Reuters, “Los aumentos se producen cuando empresas farmacéuticas como Pfizer se las dan de héroes por haber desarrollado las vacunas para Covid-19 en un tiempo récord”.
Si bien los avances científicos realizados por las compañías farmacéuticas han contribuido a derrotar la pandemia [nota de Salud y Fármacos: de momento estamos muy lejos de poder tener este optimismo mientras siguen moriendo miles de personas todos los días], los críticos argumentan que sería ingenuo asumir que la industria está simplemente motivada para mejorar el bienestar de la gente.
“La codicia de las grandes farmacéuticas es un peligro para la salud pública”, dijeron los representantes Pramila Jayapal (D-Wash.) y Mark Pocan (D-Wis.) a principios de este año, cuando Gilead anunció que cobraría a los hospitales de EE UU US$3.120 por paciente con seguro privado por cada tratamiento de remdesivir [2], un fármaco contra el Covid-19 cuyo desarrollo fue financiado en gran parte por los contribuyentes.
La portavoz de Pfizer, Amy Rose, señaló la vacuna contra el coronavirus que la compañía desarrolló con BioNTech de Alemania en un intento de justificar los aumentos de precios de los medicamentos. “Este modesto aumento”, dijo Rose en un comunicado [3], “es necesario para respaldar las inversiones que nos permitan continuar descubriendo nuevos medicamentos y ofrecer esos avances a los pacientes que los necesitan”.
Sin embargo, como dijo el mes pasado David Mitchell, un paciente de cáncer y fundador de Patients for Affordable Drugs Now (Pacientes por Medicamentos Asequibles Ahora), “los medicamentos no funcionan si la gente no puede pagarlos”.
Para “obtener la innovación que necesitamos a precios que podemos pagar”, agregó Mitchell, “hay que restablecer el equilibrio … [y] poner fin al poder ilimitado que tienen las corporaciones farmacéuticas de dicidir lo que quieren cobrar”.
El presidente Donald Trump se comprometió en 2016 a reducir los precios de los medicamentos de venta con receta en EE UU, que se encuentran entre los más altos del mundo, pero no fue hasta finales de 2020 que emitió un puñado de órdenes ejecutivas destinadas a reducir los precios [Nota de Salud y Fármacos: justo antes de las elecciones]. Según Reuters, “su impacto podría verse limitado por desafíos legales y otros problemas”.
De acuerdo a Reuters, un juez federal a principios de este mes bloqueó una norma de última hora de la administración Trump destinada a reducir los precios de los medicamentos que se implementaría a principios de año. Fue desafiado por grupos de la industria farmacéutica, incluyendo PhRMA, el grupo comercial farmacéutico líder del país.
El presidente electo [Joe] Biden también prometió reducir los costos de los medicamentos y permitir que Medicare, un programa de seguro médico del gobierno de EE UU, negocie los precios de los medicamentos. Tiene el apoyo de los demócratas del Congreso para aprobar dicha legislación, que según la Oficina de Presupuesto del Congreso podría costarle a la industria más de US$300.000 millones de dólares para 2029.
Como informó Common Dreams el mes pasado [4], los investigadores han vinculado el hecho de no abordar los costos inasequibles de los medicamentos de venta con receta con un aumento en la “falta de adherencia al tratamiento debida a los costos” de la terapia con medicamentos, lo que aumenta el sufrimiento prevenible, las muertes prematuras y el gasto en atención médica.
Referencias