A pesar de las compras directas y su participación en el mecanismo COVAX de la Organización Mundial de la Salud (OMS), México enfrenta diversos retos para asegurar el acceso universal a las vacunas contra COVID-19.
“Contar con vacunas en un tiempo tan corto es un verdadero logro de la humanidad y debemos celebrarlo; desafortunadamente no basta con que las vacunas existan, aún hay muchos retos que debemos enfrentar para su aplicación y su impacto en la salud poblacional”, advirtió el Dr. Juan Rivera Dommarco, director general del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) durante el seminario “Vacunación para COVID-19: retos hacia la cobertura universal” (https://www.insp.mx/publicaciones/5392-ciclo-videoconferencias-institucionales-covid19.html?v=0qhYmIML0KM).
El funcionario mencionó que se tiene que asegurar una distribución transparente y ética de la vacuna en el país basada en un cuidadoso análisis de los beneficios; determinar a quién se le debe aplicar primero y porqué; garantizar que la vacunación llegue a los lugares donde se requiere con más urgencia, y resolver los inmensos retos logísticos ya que al existir diferentes vacunas con distintas temperaturas de conservación o con diferentes números de dosis y de días que transcurren entre una dosis y otra, la logística es mayor en comparación con la aplicación de otras inmunizaciones.
“Tenemos también que hacer un gran esfuerzo de información para que todas las personas sepan que las vacunas que se aplicarán son seguras y han seguido un proceso acelerado, pero al mismo tiempo cuidadoso, para su aprobación”, remarcó el Dr. Rivera Dommarco.
Por su parte, la Dra. Celia Alpuche Aranda, del Centro de Investigación sobre Enfermedades Infecciosas del INSP, al abordar el tema de la priorización de grupos poblacionales para vacunación COVID-19, señaló que el tiempo de estudio de estas vacunas ha sido muy corto ya que normalmente un estudio desde las fases preclínicas hasta el registro, producción y aplicación a una persona tarda entre 12 y 15 años.
“El tiempo que estamos viendo en estas vacunas es de aproximadamente entre 10 meses y un año y medio, además el número de pacientes estudiados es limitado, por más de que se hable de 90 mil individuos en estos ensayos fase 3 sabemos que para identificar eventos adversos poco comunes o que se presenten a más largo plazo vamos a tener que ver millones de dosis aplicadas, pero es la mejor arma que en este momento se vislumbra para poder enfrentar la situación tan difícil que está viviendo todo el mundo”, precisó la Dra. Alpuche.
La especialista enfatizó que la vigilancia posterior a la introducción de vacunación poblacional debe reforzarse y ser altamente eficiente en el seguimiento a través de un sistema de vigilancia nominal de todos los vacunados como un requisito que se debe de incluir en el registro sanitario.
La Dra. Alpuche refirió que hay un conocimiento limitado de las características de las vacunas que están llegando para su registro y distribución inicial, “por ejemplo, la eficacia en diversos grupos de población como niños, sólo un estudio incluye niños mayores de 5 años, y hasta ahora la de Pfizer que están utilizando en Reino Unido es para 16 años en adelante lo mismo que se ha presentado para la FDA; no tenemos estudios en embarazadas y hay poquísimos estudios en adultos mayores de 70 años”.
Producción de vacunas contra COVID-19 insuficiente para todo el mundo
A pesar que las vacunas deben ser un bien público mundial, de acuerdo con la investigadora, con las proyecciones actuales, la producción mundial de vacunas contra COVID-19 no es suficiente para todo el mundo, ni para todos los países, ni para toda la población, “los suministros de la primera vacuna (o vacunas) contra COVID-19 que se autoricen serán limitados a corto y mediano plazo, no porque no se quiera comprar, ni porque no exista el dinero, simplemente es porque no hay suficiente producción para todos en un mismo momento”.
Por lo anterior, recomendó la Dra. Alpuche, las decisiones sobre cómo asignar y priorizar suministros limitados de vacunas deben estar guiadas por la mejor ciencia disponible: epidemiología de la pandemia, el curso clínico, la transmisibilidad, las características de las vacunas, pero también es muy importante tener consideraciones de equidad, de justicia y de ética.
Tres escenarios según 4 parámetros
Desde julio del 2020 se integró el Grupo Técnico asesor de vacunación COVID-19 para asesorar a la Secretaría de Salud Federal a través de la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la salud y el Centro Nacional de Atención a la Salud de la infancia y adolescencia (CENSIA) sobre el uso en humanos de las vacunas COVID-19 autorizadas en México.
El maestro Sergio Bautista-Arredondo, del Grupo Técnico asesor de vacunación COVID-19, hizo referencia al análisis que han realizado para determinar las rutas de aplicación de la vacuna en el país bajo la premisa de cuál sería la estrategia óptima de asignación de las vacunas disponibles en México.
“Cuatro principios clave destacados por la OMS son equidad, utilidad, cuáles son los mayores beneficios que se pueden asociar a diferentes estrategias o diferentes decisiones, priorizar aquellos a cargo de ayudar a otros por el principio de reciprocidad y priorizar a aquellos en peores condiciones”.
Los investigadores desarrollaron dos aproximaciones para cuantificar los efectos potenciales de la asignación de las vacunas disponibles en México y fueron hechas con base en el comportamiento pasado y futuro de la epidemia y la carga observada así como la que se puede modelar.
“El escenario que tomamos como base fue la estrategia (https://www.gov.uk/government/publications/priority-groups-for-coronavirus-covid-19-vaccination-advice-from-the-jcvi-2-december-2020) publicada por el Gobierno de Reino Unido, este gobierno de manera temprana publicó documentos delineando la estrategia de priorización en ese país de forma muy clara y fue muy útil tomar esta información para evaluar qué pasaría en México si aplicáramos la misma estrategia que se está aplicando en Reino Unido”, argumentó Bautista-Arredondo.
Un segundo escenario que se evaluó fue un cuyo objetivo era minimizar la mortalidad en México con base en la distribución de la mortalidad observada en el país y un tercer escenario el de una estrategia de vacunación que además de proteger la salud sobre todo buscara impulsar la economía.
En la comparación de estos tres escenarios se midieron los beneficios con 4 parámetros: el primero fue la salud, específicamente la disminución de mortalidad, el segundo y tercero fue la perspectiva del sistema de salud donde se evaluó las estrategias en función de no colapsar el sistema hospitalario y de cuidados intensivos, es decir la reducción potencial de hospitalizaciones asociada a cada estrategia así como los costos de atención evitados y finalmente el cuarto calculó los beneficios económicos de estas tres alternativas en cuanto a qué tanto logran reactivar la economía mediante el empleo.
“La estrategia de disminuir mortalidad en México es la estrategia superior, sobre todo en los niveles bajos de cobertura hasta 40% obtenemos un mayor beneficio en términos de mortalidad evitada con esa estrategia que con la [del Reino Unido]. Sin embargo, a partir de ahí las dos son muy parecidas, la estrategia que prioriza los aspectos económicos es muy inferior a las otras dos en términos de evitar muertes”, presentó Bautista-Arredondo como los resultados de la modelación.
En una breve intervención durante el seminario, el Dr. Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud mencionó que el gobierno mexicano tiene la mayor disposición de resolver los retos de la cobertura universal en vacunación para COVID-19 y aseguró que existe un compromiso con la población de lograr tener los “estándares de seguridad sanitaria tanto en lo que respecta a la evaluación y en su momento autorización e inspección y liberación de los lotes de vacunas (…) estándares éticos de independencia, de no tener conflictos de interés, no sucumbir a ninguna presión de carácter comercial, político, económico sino pensando en el bien de la población”.
El Dr. López-Gatell indicó que las políticas públicas más estratégicas que está impulsando el gobierno actual “están cimentadas en una muy sólida base científica con una visión muy moderna, muy dinámica por parte del Instituto Nacional de Salud Pública”.
En tanto, según un comunicado oficial (https://www.gob.mx/salud/prensa/simulacro-plan-de-vacunacion-contra-covid-19-en-ciudad-de-mexico-y-coahuila), este pasado 18 de diciembre, con la colaboración de personal de Pfizer, se realizó un simulacro del Plan de Vacunación contra COVID-19 en la Ciudad de México y en el estado de Coahuila donde se incluyeron las etapas de ingreso, recepción y aplicación de la inoculación en el territorio nacional y para imitar la aplicación contra COVID-19, 120 participantes recibieron la vacuna contra influenza.
La Política Nacional de Vacunación contra COVID-19 (https://espanol.medscape.com/verarticulo/5906285) fue presentada por las autoridades el 8 de diciembre, consta de 5 etapas e iniciará con la vacunación del personal de salud de primera línea de control de COVID-19. Se espera que las primeras vacunas lleguen al país en la penúltima semana de diciembre de 2020 para iniciar la vacunación y la vacuna contra COVID-19 no estará a la venta en México (https://www.gob.mx/salud/prensa/258-la-vacuna-contra-covid-19-no-estara-a-la-venta-en-mexico).