Dar con una vacuna era la mitad del desafío. La otra mitad todavía no ha empezado, y consistirá en repartirla por todo el mundo. Hasta el último ambulatorio de Vladivostok, Manaos o Getafe.
Si colocáramos uno sobre otro todos los palets con las dosis necesarias para vacunar a toda la población española, la columna se elevaría siete kilómetros.
El reto es descomunal y necesitará en todo el mundo unos 15.000 vuelos de transporte y el movimiento de alrededor de 200.000 contenedores de carga refrigerada, según un informe de una de las principales empresas de logística del mundo, la alemana DHL. Otro estudio, de la consultora Accenture, calcula que el tráfico aéreo de vacunas de Covid será de 65.000 toneladas, cinco veces más que todas las transportadas en 2019. El reto es inmunizar a 8.000 millones de humanos. O casi.
Toda la cadena de transporte necesitará adaptarse para que las dosis lleguen al punto de inyección sin haber cambiado de temperatura. Si se calientan por el camino habrá que tirarlas. Eso ocurre con todas las vacunas y con algunos medicamentos, pero en este caso una de ellas (la de Pfizer-BioNTech, que es la primera que llegará al mercado) necesita estar a entre 70º y 80º bajo cero desde que sale de fábrica y hasta que llega al punto de suministro.
Un reto sin precedentes para las industrias farmacéutica y logística y para todos los sistemas de salud.
El sistema de distribución
La cadena de suministro se debe planificar minuciosamente con antelación para evitar incidentes durante la distribución, ya que esto podría implicar la pérdida de vacunas. Para ello se deben tener en cuenta factores como la seguridad, la trazabilidad y la temperatura de la vacuna en todo momento.
El Reino Unido prevé empezar a vacunar esta próxima semana con la producida precisamente por Pfizer y BioNTech.
Las farmacéuticas alemana y estadounidense plantean un sistema propio de distribución. Fuentes de Pfizer en España explican que empaquetarán los viales con vacunas en contenedores especiales, con hielo seco que permite mantener los -70ºC (con oscilaciones de 10 grados) hasta 10 días; eso, sin abrir la caja. Para Europa se distribuirán desde sus almacenes en Puurs (Bélgica). Cada contenedor estará dotado de un sensor, conectado por GPS, que permitirá controlar la temperatura en todo momento. Cada depósito –son reutilizables– será enviado a un punto de uso, donde se podrán hacer tres cosas: primero, trasvasar a congeladores de temperatura ultrabaja, propios del centro sanitario; segundo, mantener los de Pfizer, que durarán hasta 30 días si se va añadiendo hielo seco; o conservar las dosis en neveras estándar, a entre 2 y 8ºC durante un máximo de cinco días. Esta es la temperatura que necesitarán las vacunas de AstraZeneca-Oxford, Sanofi, Janssen y CureVac. La de Moderna exige -20ºC.
Será la misión del siglo para la industria global de carga aérea”, explica el director general de la IATA.
Para apoyar este esquema de distribución, Baleares y Aragón han anunciado respectivamente la compra de 15 y 10 ultracongeladores de 800 o 500 litros, para colocar en puntos de vacunación. Catalunya, Valencia, Madrid y Andalucía lo tienen en estudio. Cada container cuesta entre €5.000 y €10.000 .
“Yo me imagino que por ejemplo los lunes cada ambulatorio va a recibir las dosis de la semana, como se hizo con la vacuna del ébola, y funcionó. Está bien resuelto”, valora Olga Delgado, presidenta de la Sociedad Española de Farmacología Hospitalaria. “Entre el 9 y el 13 de noviembre de 2009 distribuimos cuatro millones de dosis de la gripe A en 1.500 puntos de España, y otro millón días después; por eso hemos puesto nuestros sistemas logísticos a disposición gubernamental. Por ahora, sin respuesta”, explica un portavoz de la Federación de Distribuidores Farmacéuticos.
Para Imma Ribas, profesora de Organización de Empresas de la UPC, “el gran problema que tenemos es el volumen. Hay que saber qué se ha de distribuir y hacer simulaciones para estos volúmenes y saber si hay bastante transporte y almacenamiento”.
“Es clave saber cuánto aguanta una vacuna con esas exigencias de temperatura en una nevera convencional, porque las vacunas se degradan”, explica un experto de una multinacional del sector.
“En campañas estacionales como la de la gripe todo está planificado con antelación y las vacunas ya están en almacenes farmacéuticos meses antes de comenzar la campaña”, explica Remedios Parra, directiva de Manufacturers and Pharmacies, de Alliance Healthcare, una de las principales distribuidoras farmacéuticas del país. Pero con la vacuna de la Covid todo va a tener que organizarse de nuevo, y deprisa. “Son necesidades nuevas –explica en entrevista telefónica– y es un reto para la logística. Nada parecido se ha organizado hasta la fecha y todos los actores estamos adecuando nuestros recursos para ello”.
Existe otro inconveniente para una operación de transporte a este nivel de frío a esta escala. Cada avión sólo puede transportar alrededor de una tonelada de hielo seco en cada viaje, porque es dióxido de carbono congelado y muta en gas, desplazando el aire respirable, según alerta el informe de DHL. Esta firma ha probado unas cápsulas a base de nitrógeno líquido, que permite bajar hasta los -150°C.
El punto crítico es, sin embargo, lo que los expertos (en el mundo anglosajón) denominan “la última milla”, los últimos metros hasta el centro sanitario: donde más riesgo hay de romper la cadena de frío.
Los camiones refrigerados llevan un sistema de control que permite conocer en todo momento la temperatura de la carga. Los palets, además, pueden ir dotados de data-loggers que registran la temperatura, explica el responsable de logística de una multinacional farmacéutica con sede en Barcelona. “Son mercancías muy caras. No te la puedes jugar y que llegue deteriorada”.
La propia industria aeronáutica ha alertado de la necesidad de armonizar los sistemas de transporte y también los controles aduaneros, que pueden convertirse en barreras o contratiempos letales para las vacunas. Aparte de que se necesitará –no es una obviedad en este momento– que los aeropuertos estén operativos. El tráfico aéreo está en este momento al ralentí.
“Será la misión del siglo para la industria global de carga aérea. Pero no sucederá sin una cuidadosa planificación previa”, alertó hace unos días, en un seminario industrial, el director general de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), Alexandre de Juniac.
Una encuesta entre los socios de la IATA (290 compañías, el 82% mundial) señala que sólo el 15% se siente suficientemente formado para afrontar la misión.
“Lo que nos preocupa es si los países están listos para lanzar la vacunación”, dijo hace pocos días en rueda de prensa el director general de la Federación Internacional de Farmacéuticas, Thomas Cueni. “¿Estamos listos en términos de empaquetado y prospectos, en cómo manejamos los [distintos] requisitos nacionales y qué pasa con las fechas de caducidad?”. “Si queremos distintos empaquetados y folletos para 195 países, puede formarse un cuello de botella que ni siquiera hemos discutido”, agregó.
Las exigencias de temperatura de cada vacuna condicionarán probablemente su reparto por el mundo, y pueden generar nuevas brechas entre países ricos y países pobres.
“En África todo el proceso suele acabar fallando en el tramo final”, alerta Rafael Vilasanjuán, director de Análisis y Desarrollo Global del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal). Por ello, la científica jefa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Soumya Swaminathan, celebra que algunas de las vacunas en desarrollo tengan menores exigencias de temperatura que la de Pfizer y BioNTech. “Esto por supuesto implica enormes ventajas logísticas para su transporte y distribución a ciudades, pueblos, aldeas, zonas rurales de todo el mundo”, dijo en una rueda de prensa recogida por Reuters. “La mayor campaña de inmunización de la historia de África está a la vuelta de la esquina, y los gobiernos africanos deben aumentar urgentemente la preparación. La planificación y la preparación serán la clave de este esfuerzo sin precedentes”, abundó en el mismo acto el director regional de la OMS para África, Matshidiso Moeti.
En este sentido, la Unión Europea se ha constituido en donante para países desfavorecidos, y ha destinado 400 millones de euros al programa Covax de la OMS, con los que comprará 88 millones de dosis. Se trata de distribuir la vacuna a precio hiperreducido en los 92 países que tendrán problemas para efectuar vacunaciones masivas.
No es solo altruismo. Un informe de The RAND Corporation calcula que el suministro de la vacuna contra la Covid a los países más pobres costará unos 25.000 millones de dólares. Pero, en el mundo globalizado, no hacerlo provocaría una pérdida de la productividad de unos 119.000: cinco veces más.
Nota de Salud y Fármacos: puede ver la infografía en el enlace que aparece en el encabezado