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Investigaciones

Qué más quieren saber los científicos sobre las vacunas COVID

Gerardo de Cosio, 27 de diciembre de 2020

Tags: Covid, vacunas, incertidumbre, eficacia, Pfizer, BioNtech, Moderna, AstraZeneca, medicina basada en evidencia

El 2 de diciembre de 2020, el Reino Unido autorizó el uso de emergencia de la vacuna de COVID-19 de Pfizer y BioNTech, convirtiéndose en el primer país del hemisferio occidental en hacerlo. La fase de vacunación comenzó el 7 de diciembre, teniendo como escenario a una mujer de 94 años de edad, además de comenzar a aplicar las primeras dosis de la vacuna a los trabajadores de salud que se encuentran en la primera línea de atención y a las personas mayores que viven en asilos. Desde la aparición del virus del SARS-CoV-2 hasta el comienzo de la aplicación de la vacuna transcurrieron siete meses. Asimismo, EE UU aprobó el 10 de diciembre el uso de emergencia de la misma vacuna. Otros países ya están considerando su aprobación. El que varios países del mundo hayan aprobado esta vacuna, no significa que esté disponible en los mismos, y es posible que tengan que esperar hasta finales de este año o enero del 2021 para tener acceso a tan solo unas cuantas dosis.

Para el desarrollo de la vacuna, Pfizer y Moderna utilizaron una plataforma de vacuna de tipo ARN mensajero (mRNA por sus siglas en inglés), donde se inyecta ARN encapsulado en una partícula lipídica para provocar que nuestras células produzcan la proteína viral que estimula el sistema inmunológico. La vacuna de AstraZeneca en lugar de utilizar ARN utiliza ADN y lo introduce en nuestro organismo dentro de un virus inofensivo (que en este caso es un Adenovirus).

La vacuna de Pfizer, según los ensayos clínicos que se realizaron en más de 43.000 personas, tiene una efectividad del 95% después de haber aplicado la segunda dosis. Hasta donde se conoce, solo se han reportado 170 casos de COVID-19 entre las personas vacunadas, lo que hace muy difícil desagregar los datos para determinar su eficacia entre los distintos grupos (personas con obesidad, diabetes, cardiovasculares, edades, etc.).

A pesar de que las vacunas ya se están aplicando, aún existen muchas preguntas sin respuesta sobre el comportamiento de las mismas, pero se espera que se irán encontrando las respuestas a medida que vayan avanzando las campañas de vacunación. Hasta el momento los estudios de Pfizer, Moderna y AstraZeneca muestran que las vacunas protegen a las personas mayores de 65 años (algo que no ocurre con las vacunas rusas, donde hasta el momento no se recomienda para personas mayores de 60 años). La vacuna de Pfizer se recomienda a mayores de 18 años y la de Moderna a partir de los 16 años. Aunque los datos sobre la eficacia de las vacunas que se obtuvieron en los ensayos clínicos son muy prometedores, es posible que una vez que se comience la vacunación en el mundo real, su eficacia disminuya, pero esto solo se conocerá en la medida que el proceso de vacunación progrese. El tiempo de duración de la inmunidad aún continúa siendo una incógnita, y todavía falta información demográfica que contribuya a identificar a los grupos poblacionales en los que genera una mayor respuesta inmunitaria. Los ensayos clínicos para niños y adolescentes están a punto de comenzar, por lo que habrá que esperar a ver los resultados de eficacia en estos grupos de edad, que aparentemente son los que presentan síntomas más benignos, pero esto no quiere decir que no puedan diseminar el virus del SARS-CoV-2 a otros grupos.

Rusia y China ya han aprobado las vacunas que han testado en ciertos grupos de la población, incluyendo personal de salud de primera línea y militares, pese a que aún no han completado los ensayos clínicos.

De acuerdo, a los resultados obtenidos de los ensayos clínicos de las vacunas desarrolladas por Pfizer, Moderna, and AstraZeneca, se sabe que las mismas previenen los síntomas de la enfermedad, pero ninguna ha demostrado que previenen la infección o reducen la diseminación del virus en la población, quedando la duda de que las personas ya vacunadas pudieran seguir siendo susceptibles a una infección asintomática, con lo de que continuarían diseminando la infección a otras personas. Cabe mencionar que Moderna ha reportado que su vacuna si previene los síntomas, pero aún no ha presentado los resultados de los estudios. Asimismo, es posible que las vacunas puedan reducir la frecuencia de las infecciones. De acuerdo, a datos preliminares de AstraZeneca, se estima que sus vacunas de ADN son más efectivas para prevenir los síntomas de la enfermedad. No obstante, lo anterior, en la medida que progrese la vacunación y se haga un monitoreo adecuado de las distintas plataformas, será posible determinar cuál es el método de plataforma que funciona mejor, si se toma en cuenta que existen diferencias en las respuestas inmunológicas.

Dado que todavía no se sabe cuánto tiempo durará la inmunidad, el seguimiento y monitoreo de las personas vacunadas permitirá que en el futuro se pueda determinar si la inmunidad será permanente o temporal, y por cuanto tiempo. También hay informes de que algunas personas que estuvieron infectadas con el virus, con el tiempo presentan una disminución de los niveles de anticuerpos, dejando el camino abierto para una re-infección; aunque aún no se sabe cuál es la prevalencia de re-infección, por lo que el monitoreo de las personas vacunadas es importante con el fin de determinar cuáles pueden ser la variaciones de la respuesta inmunitaria.

Los costos de la logística que se requiere para distribuir las vacunas es uno de los retos que el mundo estará enfrentando. Por ejemplo, la vacuna de Pfizer presenta el desafío de almacenamiento debido a que se requiere de una red de ultra frio a temperaturas de -70° F para su almacenamiento, pero que no pueden ser inferiores a – 80° F porque aún no se conoce cuál podría ser la estabilidad de la vacuna. En EE UU, se tuvieron que retirar vacunas expuestas a temperaturas menores a las recomendadas para investigar si hubo afectación de las mismas. Las vacunas de AstraZeneca, las Rusas y Chinas requieren temperaturas estándares de 4-8 C (los programas de vacunación están familiarizados con estas temperaturas por ser las que manejan en la mayoría de los programas regulares). Tomando en cuenta lo anterior, es posible que los países de medianos y bajos ingresos traten de utilizar las vacunas de temperaturas estándares debido a que los costos de logística, distribución y almacenamiento son más asequibles que el de las vacunas de ultra frio como Pfizer o Moderna.

Finalmente, según lo que se sabe sobre los coronavirus, son virus bastante estables, por lo que no presentan grandes mutaciones (como es el caso del virus de la influenza), por lo se espera que el virus del SARS-CoV-2 no evolucione y haga ineficientes las actuales vacunas, por lo menos las de Pfizer, Moderna y AtraZenca que tienen como blanco el pico proteico del virus, el cual es indispensable para el virus pueda infectar a las células. Para el caso de los virus atenuados aún no hay información suficiente.

Fuente original
Ledgord H, Cyranoski D, Van Noorden RThe UK has approved a COVID vaccine — here’s what scientists now want to know. Nature, 588, 205-206 (2020), 3 de diciembre de 2020 https://www.nature.com/articles/d41586-020-03441-8

Nota de Salud y Fármacos: Varios países europeos están recomendando que no se utilice la vacuna de AstraZeneca en mayores de 60 años porque se desconoce si es eficaz en personas mayores. Dicen que se requiere más información de eficacia y seguridad en las personas mayores.

creado el 10 de Febrero de 2021