El Colegio de Químicos Farmacéuticos y Bioquímicos de Chile denunció el sábado una nueva partida de anticonceptivos defectuosos, a la vez que llamó a las instituciones chilenas a asumir su responsabilidad en mejores controles de estos productos y en las consecuencias de omisiones anteriores, que supusieron decenas de embarazos indeseados.
En un comunicado, el Colegio le apunta esta vez al tratamiento Ciclomex 20 CD (gestodeno – etinilestradiol), de la farmacéutica estadounidense Abbott.
La falla “se evidencia con una caja adquirida el 30 de octubre en una farmacia comunitaria”, indicó, sin entrar en detalles.
Según el Colegio, “resulta impresentable que, a un año de detectarse la falla en el envasado de otro anticonceptivo oral, con el devenir de las graves consecuencias para las usuarias, ni laboratorios fabricantes, ni el Instituto de Salud Pública (ISP) hayan corregido los procesos de control de calidad” y continúen exponiendo a las mujeres “vulnerando así gravemente sus derechos sexuales y reproductivos”.
En abril pasado, más de un centenar de mujeres presentaron una denuncia contra los laboratorios Silesia y Andrómaco tras quedarse embarazadas luego de consumir anticonceptivos defectuosos que fueron en muchos casos entregados en consultorios de salud pública.
Muchas de estas mujeres eran jóvenes, trabajadoras en precaria situación económica o sin redes de apoyo suficientes, según consignó la denuncia presentada por la Corporación Nacional de Consumidores y Usuarios de Chile (Conadecus).
El órgano gremial denuncia que aunque el ISP estableció la máxima sanción al laboratorio a cargo de esas partidas defectuosas —Silesia— ésta fue “irrisoria ante la dimensión del daño causado”. Además, esto no generó “mejoras en los procesos de control de calidad”, agregó.
El Colegio de Farmacéuticos también critica que el organismo público encargado de velar por la seguridad de los medicamentos desviara la responsabilidad del control de calidad “a los profesionales químicofarmacéuticos de la red asistencial atribuyéndoles obligación de inspección visual”.
El comunicado califica de “decepcionante y vergonzoso” el hecho que “demuestra la ineficacia de fabricantes, reguladores y fiscalizadores”, enfatizó. Agregó que el Estado debería querellarse contra el laboratorio y “defender a estas mujeres vulneradas y a sus hijos” ya que “asumir una maternidad usando un método anticonceptivo para la planificación familiar no debe quedar impune”, enfatizó.
El ISP chileno reaccionó el sábado por la tarde afirmando que no había recibido ninguna denuncia de anticonceptivos defectuosos.
El organismo llamó al Colegio de Químicos y Farmacéuticos a hacer llegar las evidencias con las que cuentan “a los canales de denuncia de esta Institución y los cuales han usado en numerosas ocasiones, para que el ISP pueda comenzar su proceso fiscalizador, que mal podría iniciar sin denuncias previas, antes de distribuir un comunicado a la opinión pública”, afirmó, recordando que en ocasiones anteriores de denuncias se impusieron las máximas permitidas según el código sanitario vigente.
El ISP respondió también a la denuncia de haber actuado de forma “injusta e improcedente” respecto el proceso de realizar una inspección visual demandado a los profesionales de la red sanitaria señaló que esta medida se tomó “debido a que en los centros de atención primaria los anticonceptivos se distribuyen sin cajas, lo que hace posible esta inspección visual en productos que ya habían sido distribuidos”
“Sin perjuicio de lo anterior, el Instituto de Salud Pública de Chile se encuentra ad portas de ejecutar un plan de fiscalización destinado a verificar el cumplimiento de las buenas prácticas de manufactura en el laboratorio productor de Ciclomex y otros anticonceptivos de características similares”, concluyó.
The Associated Press contactó a la farmacéutica Abbott. Obtuvo una respuesta vía email de que el hecho se estaba investigando internamente y que se le haría llegar un comunicado oficial cuando existiera.