Los riesgos de utilizar medicamentos durante el embarazo se pusieron de manifiesto de un modo dramático con el episodio de la talidomida. La relación causal con el fármaco fue tan clara y las consecuencias para los bebés tan severas que se impuso desde entonces la necesidad de una extrema prudencia ante el uso de cualquier medicamento durante el embarazo.
La talidomida salió al mercado a finales de la década de 1950 como un sedante no barbitúrico, sin efecto adictivo. Se mostró también eficaz como antiemético y de allí su indicación en mujeres embarazadas. Poco después fueron apareciendo informes sobre defectos congénitos graves como la focomelia, que no se atribuyeron claramente al fármaco hasta que en 1961 el Dr. Lenz en Alemania y el Dr. McBride en Australia publicaron en forma independiente la conexión indudable entre la talidomida y las embriopatías. Se estima que ocurrieron más de 10.000 casos antes de que se retirara mundialmente el medicamento entre 1961 y 19621.
Las malformaciones por talidomida pueden observarse en múltiples especies animales, pero los ratones en los que se había ensayado el fármaco parecían poco sensibles a este efecto. De allí surgió el estándar actual de estudiar la teratogenicidad de las nuevas drogas en diferentes modelos animales.
Actualmente tanto los profesionales de la salud como el público en general son conscientes de los eventuales peligros de usar medicamentos en la mujer embarazada o durante la lactancia. Sin embargo, la práctica a menudo se aparta de la prudencia deseable, sea por desconocimiento o por desaprensión sobre las posibles consecuencias, que se perciben remotas. Por ejemplo, una investigación de más de 1300 mujeres embarazadas de la Provincia de Buenos Aires encontró que, excluyendo los suplementos de hierro y ácido fólico, el 81,9% había consumido medicamentos durante la gestación y el 21,5% había recibido al menos un fármaco considerado de alto riesgo por la FDA2
En este número de la FoliaDOC se revisarán las generalidades del uso de medicamentos en el embarazo y los sistemas de clasificación de los fármacos por su riesgo en estas situaciones; también se pasará revista a las clases de mayor riesgo. Finalmente se listarán las fuentes de información útiles para evaluar los medicamentos no mencionados en esta revisión.
En la Parte 2 de este informe, se analizan las alternativas terapéuticas para el manejo de los cuadros clínicos más frecuentes durante el embarazo, incluyendo los medicamentos más adecuados en cada situación.
Ambos documentos están disponibles en el enlace que aparece en el encabezado