El 29 de noviembre de 2022 Endpoints informó, que Merck había presentado una demanda contra la Universidad Johns Hopkins ante un tribunal federal de Maryland, alegando que la universidad había obtenido patentes ilegales sobre Keytruda (pembrolizumab) [1].
En agosto de 2013, Merck y Johns Hopkins firmaron un contrato por escrito para colaborar en un estudio destinado a tratar con Keytruda a pacientes con tumores de alta inestabilidad de microsatélites (MSI-H) o deficientes en la reparación de emparejamientos erróneos (dMMR). El contrato estipulaba que cualquier solicitud de patente sería discutida conjuntamente por ambas organizaciones, y que Merck tenía una “licencia mundial exclusiva con fines comerciales”.
Durante el estudio, Merck afirmó que la universidad sugirió una dosis concreta de Keytruda y una frecuencia de exploración de la progresión tumoral de los pacientes para determinar si el fármaco reducía o eliminaba los tumores. Pero ese protocolo fue modificado posteriormente por Merck.
En su demanda de 20 páginas, Merck alega que Johns Hopkins violó ese contrato el año pasado y este año al obtener cuatro patentes relacionadas con esta colaboración y licenciar “indebidamente” las patentes, restando importancia al papel que Merck tuvo en el estudio y desarrollo del fármaco, y luego usando esas patentes para “exigir” el pago de Merck.
“En lugar de ofrecer a Merck la posibilidad de una licencia exclusiva (el procedimiento exigido contractualmente, incluso si la universidad creía que tenía derechos exclusivos sobre las patentes), la universidad aparentemente permitió que otras dos empresas obtuvieran derechos sobre las patentes Pembro sin informar a Merck”, dice la demanda.
La universidad, en su comunicación a Endpoints, dijo que Merck se había negado inicialmente a financiar la investigación de la universidad desde el principio, dejándole hacer el trabajo sobre el uso potencial del fármaco por sí misma.
“Este descubrimiento ha supuesto un notable paso adelante en la lucha mundial contra el cáncer y es indiscutible y únicamente atribuible a Johns Hopkins University y a sus investigadores y a nadie más”, afirmó la universidad. “La posterior negativa de Merck a negociar de buena fe una licencia justa y razonable de las patentes que Johns Hopkins obtuvo sobre sus invenciones socava las pretensiones afirmadas en la demanda de la empresa. La universidad confía en que los hechos están de su parte y espera presentarlos ante los tribunales.”
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