Según ScienceInsider [1], una nueva empresa privada dice que ha contratado a más de 20 científicos prominentes y está invirtiendo US$15 millones para investigar la covid persistente, con planes para poner en marcha ensayos clínicos con tratamientos lo antes posible. La microbióloga Amy Proal, de la Fundación de Investigación PolyBio, organización sin ánimo de lucro con sede en el estado de Washington, ha encabezado la iniciativa para investigar el covid persistente (Long Covid Research Initiative o LCRI) y dijo que el objetivo es recaudar US$100 millones, la mitad para realizar ensayos clínicos.
A modo de contraste, la iniciativa RECOVER de los NIH cuenta con más de US$1.000 millones para financiar proyectos relacionados con la covid persistente. Sin embargo, esta agencia es muy lenta y toma pocos riesgos, y Proal y otros científicos consideran que se necesitan iniciativas filantrópicas, con capacidad para movilizar recursos y distribuirlos más rápidamente, y que financien proyectos de investigación de mayor riesgo y rentabilidad que las que financia el NIH.
LCRI nació cuando varios defensores de los pacientes con covid persistente y experiencia profesional en startups tecnológicas se pusieron en contacto con Proal a principios de este año. “Decían: ‘Queremos mejorar, queremos mejorar pronto'”, cuenta Proal. Los promotores se plantearon cómo aplicar su mentalidad de startup al abrumador reto del covid persistente.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) estiman que más del 40% de los adultos estadounidenses han declarado haber contraído covid-19; de ellos, casi uno de cada cinco puede tener síntomas persistentes: fatiga aplastante, dificultad para pensar, falta de aliento, especialmente al hacer esfuerzos, y otros síntomas variados. Las empresas farmacéuticas se han mostrado reacias a invertir en la investigación del síndrome, en parte porque no existen métodos objetivos sencillos, como análisis de sangre, para medir los resultados de un tratamiento, afirma Proal.
La empresa ha recibido US$15 millones de un fondo de inversión dirigido por Vitalik Buterin y de la Chan Soon-Shiong Family Foundation, dirigida por Patrick Soon-Shiong, científico y empresario multimillonario. Estos primeros recursos se destinarán a investigación básica y se repartirán entre los científicos participantes. El primer objetivo es probar la existencia del SARS-CoV-2 persistente, por lo que los estudios buscarán el virus en tejidos intestinales, nerviosos, vasculares y de otro tipo, incluyendo en tejidos procedentes de autopsias. En los estudios de imagen, los investigadores inyectarán anticuerpos unidos a radiotrazadores que, a su vez, pueden unirse a la proteína pico del SARS-CoV-2 e iluminarse si el virus está presente en el cuerpo. También profundizarán en el comportamiento de las células inmunitarias, que pueden reflejar la persistencia del virus.
Si el virus persiste en el organismo, las terapias antivirales podrían reducir los síntomas. Los implicados en el LCRI -y a menudo también en RECOVER- insisten en que quieren complementarse mutuamente, no trabajar con objetivos contrapuestos.
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