Luchas políticas internas contribuyeron a que la respuesta a la pandemia fuera deficiente, según funcionarios que fueron miembros de una comisión de la Cámara de Representantes
Según los correos electrónicos, mensajes de texto y entrevistas recopiladas por un panel del Congreso que analiza la respuesta a la pandemia, durante la pandemia, los designados por Trump supervisaron un esfuerzo concertado para restringir la inmigración en la frontera entre EE UU y México, cambiar los informes científicos y callar a los altos funcionarios de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
Robert Redfiel, exdirector de los CDC, su exdirectora adjunta Anne Schuchat y otros funcionarios describieron cómo la Casa Blanca de Trump y sus aliados “intimidaron” repetidamente al personal, trataron de reescribir sus publicaciones y los amenazaron con la perdida de sus puestos de trabajo. Todo esto con el objetivo de alinear a los CDC con la visión más optimista que había adoptado Donald Trump sobre la pandemia, concluyó el subcomité de la Cámara que se estableció para analizar la respuesta a la crisis del coronavirus en un informe publicado el 17 de octubre de 2022 [1].
Varios funcionarios de salud pública describieron una campaña contra Schuchat que duró meses. Personas nombradas por Trump que pensaban sus evaluaciones menos optimistas de la pandemia daban una mala imagen al presidente, iniciaron esta campaña, provocando que Schuchat, que llevaba trabajando 32 años en los CDC, se preguntase abiertamente si sería despedida en el verano de 2020, dijeron sus colegas al comité.
El último informe del panel del Congreso ofrece nuevas perspectivas sobre puntos clave, como un plan respaldado por los CDC para que en verano de 2020 se exigiera el uso de máscaras en el transporte público y comercial. En este plan, Martin Cetron, director de la división de migración global y cuarentena de la agencia, cita evidencia de que cumplir con ese requisito reduciría el riesgo de contraer covid para los viajeros.
El plan fue respaldado por la industria de viajes y “podría haber sido una contribución significativa” que hubiera podido frenar las infecciones y muertes antes de que surgiera la oleada de virus de otoño e invierno de ese año, agregó Cetron, pero los funcionarios de Trump bloquearon la medida. El presidente Biden, en enero de 2021, en su segundo día en el cargo emitió una orden similar.
Redfield y otros funcionarios dijeron al panel que creían que podrían ser despedidos si enfurecían a la Casa Blanca, obstaculizando la capacidad de los CDC para combatir el virus.
“Si estamos constantemente señalando con el dedo y culpando a terceros por lo que sucede, ignoramos que en este caso el verdadero enemigo era el virus”, dijo Cetron en una entrevista de mayo de 2022 que se incluye en el informe, añadiendo que las luchas políticas internas contribuyeron a que la respuesta pandémica fuera deficiente. Cetron también criticó una orden federal, el Título 42, que utilizaba la amenaza de la pandemia para la salud pública como excusa para prohibir la entrada de personas a través de las fronteras de EE UU con Canadá y con México, como ejemplo de una política mal elaborada que desautorizó a los expertos de los CDC.
La orden “nos fue entregada”, dijo Cetron al panel, afirmando que el entonces asesor de la Casa Blanca Stephen Miller estaba entre los funcionarios que discutieron las restricciones a la inmigración. Otros correos electrónicos e informes de los medios de comunicación han vinculado a Miller con la emisión de la orden.
Aunque Cetron dijo que él y su equipo se opusieron a la orden, argumentando que carecía de base científica porque el coronavirus ya se estaba extendiendo ampliamente en EE UU y podría perjudicar a los solicitantes de asilo, Redfield firmó el Título 42 en marzo de 2020. La administración Trump caracterizó la medida, que permite que el gobierno devuelva inmediatamente a los solicitantes de asilo a sus países de origen, como estrategia para prevenir la propagación de la infección dentro de las celdas de detención, estaciones fronterizas y otros entornos abarrotados. Desde entonces, cientos de miles de migrantes han sido rechazados en la frontera entre EE UU y México. La medida sigue en vigor bajo el gobierno de Biden, porque un juez de distrito bloqueó en mayo el plan del gobierno de rescindir la orden.
El informe del panel se basa en más de 2.100 páginas de transcripciones de entrevistas con Redfield, Schuchat, Cetron y otros 10 funcionarios y exfuncionarios de los CDC que se publicaron recientemente, además de entrevistas previas y testimonios de otras personas, incluyendo a la ex coordinadora de la respuesta al coronavirus de la Casa Blanca, Deborah Birx. El panel también dio a conocer otros documentos, incluyendo una carta enviada por un par de personas nombradas por Trump, Kyle McGowan y Amanda Campbell, que se desempeñaron como jefe de personal y subjefe de personal de los CDC, respectivamente, y que detallan ejemplos de interferencia política y mal trato a los funcionarios de los CDC.
“El informe del comité es un análisis serio y refleja lo ocurrido”, declaró McGowan.
El representante James E. Clyburn (demócrata de Carolina del Sur), que preside el panel, dijo que el informe demuestra cómo la Casa Blanca de Trump participó en un esfuerzo concertado “para restar importancia a la gravedad” de la pandemia.
“El priorizar la política, despreciar la ciencia y negarse a seguir el consejo de los expertos en salud pública afectó negativamente capacidad de la nación para responder eficazmente a la crisis del coronavirus y puso en riesgo a los estadounidenses”, dijo Clyburn en un comunicado.
El comité de Clyburn ha estado investigando la respuesta de la administración Trump a la pandemia durante más de dos años, y ha publicado informes que describen la presión que la Casa Blanca ejerció sobre la FDA para que autorizara tratamientos no probados contra el coronavirus, como la hidroxicloroquina, el medicamento antipalúdico, y sus esfuerzos por anular las recomendaciones de los funcionarios de salud pública para manejar el coronavirus en las iglesias; y analiza cómo el interés por desafiar el resultado de las elecciones de 2020 distrajo la atención de la respuesta al virus, entre otros descubrimientos.
Los republicanos han tildado los informes del panel de partidistas, afirmando que no han investigado los errores de la administración Biden en relación con el virus, ni los orígenes de la pandemia. Los líderes republicanos han prometido hacer sus propias investigaciones el año próximo si recuperan la Cámara de Representantes o el Senado. La directora de los CDC, Rochelle Walensky, reconoció este verano que su agencia había cometido errores significativos durante la pandemia, y presentó un plan para acelerar sus recomendaciones, mejorar las comunicaciones y tomar otras medidas para recuperar la confianza del público.
El informe también describe cómo las personas que Trump nombró para que ocuparan puestos en el Departamento de Salud y Servicios Humanos intentaron controlar los Informes Semanales de Morbilidad y Mortalidad (MMWR, por sus siglas en inglés) del CDC, que ofrecen actualizaciones de libre acceso sobre los hallazgos de los científicos, y que durante décadas habían estado fuera del alcance de las personas nombradas por motivos políticos.
McGowan y Campbell dijeron al panel que sus compañeros designados por Trump estaban enojados por un MMWR de mayo de 2020, escrito por Schuchat, que creían que no les daba suficiente crédito por sus esfuerzos para contener la pandemia.
“El secretario [Alex] Azar, en particular, estaba molesto y dijo que si el CDC no se alineaba, el HHS tomaría el control y tendría aprobar previamente su publicación”, escribió el abogado de McGowan y Campbell al comité. Consecuentemente, el personal nombrado por Trump tuvo un acceso cada vez mayor a los borradores de los resúmenes de los CDC, y trataron de editar o bloquear los informes, incluyendo uno sobre el aumento en las prescripciones de hidroxicloroquina que fue retenido durante más de dos meses para no llamar la atención sobre un tratamiento no probado que había promocionado Trump.
En un comunicado, Azar dijo que “nunca presionó al Dr. Redfield para que modificara el contenido de un solo artículo científico del MMWR”.
“Siempre consideré que el MMWR y otras publicaciones científicas revisadas por pares eran sacrosantas”, agregó Azar, diciendo que trabajó con Redfield para “proteger la integridad” del proceso de revisión por pares del informe después de identificar un “defecto” en mayo de 2020. Azar no especificó el “defecto” que se debía abordar.
El comité concluyó que los designados por Trump habían intentado “alterar el contenido, refutar o retrasar la publicación” de 18 números del MMWR y de una alerta sanitaria sobre un síndrome de inflamación en los niños que previamente habían dado positivo al covid, y lo lograron al menos cinco veces.
Funcionarios de los CDC dijeron que la agencia resistió los esfuerzos más significativos para editar sus publicaciones. “¿Me preocupaba que hubiera un intento de alterar el contenido científico del MMWR? Sí. ¿Creo que tuvieron éxito? No”, declaró Jay Butler, subdirector de enfermedades infecciosas de los CDC, en una entrevista realizada en noviembre de 2021.
El comité también describe los repetidos intentos de los designados por Trump para presionar a Schuchat, incluyendo una llamada telefónica personal del entonces jefe de personal de la Casa Blanca, Mark Meadows -la primera vez que un jefe de personal de la Casa Blanca había llamado al adjunto de los CDC, dijo- que la dejó “muy conmocionada”, dijo al comité, negándose a compartir los detalles de la llamada por consejo del abogado del HHS.
Meadows no respondió inmediatamente a un correo electrónico enviado a un portavoz.
Schuchat volvió a estar en el punto de mira tras una entrevista que concedió a una revista médica en junio de 2020, en la que reconoció las dificultades del país para contener el virus. El portavoz del HHS, Michael Caputo, y su asesor, Paul Alexander, hicieron circular correos electrónicos internos en los que afirmaban que la adjunta de los CDC intentaba “dañar al Presidente”.
Otros funcionarios describieron interacciones con Caputo y Alexander en las que los dos hombres “amenazaron” al personal, como cuando en julio de 2020 un funcionario del CDC habló con NPR sin el permiso del portavoz del HHS, dijo el comité. Caputo “quería despedir al funcionario del CDC que organizó la entrevista”, escribieron McGowan y el abogado de Campbell al comité.
Caputo declinó la solicitud de comentarios. Alexander no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios.
Redfield dijo que le ha había dicho en repetidas ocasiones a Caputo que Alexander debía dejar de enviar avalanchas de correos electrónicos a los empleados de los CDC exigiendo cambios en las publicaciones y acusándolos de trabajar para socavar a Trump. “Le recomendé a Caputo, probablemente alrededor de [finales de junio], que debía deshacerse de ese tipo. No es útil”, dijo Redfield al comité.
Pero los mensajes de Alexander continuaron hasta mediados de septiembre de 2020, cuando sus correos electrónicos se filtraron a la prensa y Caputo posteriormente acusó a los científicos de los CDC de sedición en un video en Facebook Live. Caputo tomó una licencia médica el 16 de septiembre, y Alexander dejó la agencia el mismo día.
Redfield también dijo que se enfrentó a la Casa Blanca y a políticos de Florida por su plan de volver a emitir una “orden de no zarpar” que mantendría atracados a los cruceros del país, ante la evidencia de que el coronavirus podría propagarse rápidamente a bordo de los buques y enfermar y potencialmente matar a pasajeros vulnerables.
“La firmé… [aunque] eso significara mi dimisión o mi despido como director de los CDC”, declaró Redfield ante el comité. Redfield afirmó que finalmente pudo llegar a un acuerdo en octubre de 2020 que mantuvo los barcos atracados hasta que el sector de los cruceros adoptara más medidas de seguridad.
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