El carbadox es un antibiótico que se utiliza con frecuencia en las granjas estadounidenses. Desde la década de 1970 se añade a los piensos para combatir la diarrea de los cerdos jóvenes tras ser destetados de sus madres, así como para favorecer su crecimiento. Sin embargo, estudios en animales sugieren que es carcinógeno, y preocupa que los residuos de antibiótico que pueda haber en la carne, especialmente en el hígado de cerdo, puedan llegar a causar cáncer en los humanos que la consumen. Por otra parte, se reconoce que el método para medir la cantidad de residuos del fármaco que puede haber en los tejidos de estos animales no es confiable.
La FDA intentó retirar este antibiótico del mercado en 1976, pero su productor – Phibro Animal Health- dijo que era un medicamento necesario. La Unión Europea, Canadá y Australia lo retiraron hace ya algunos años.
Según STAT News [1], carbadox es el único aditivo para piensos animales que sigue aprobado en virtud de una disposición de la legislación estadounidense que permite administrar fármacos cancerígenos a los animales, bajo la estricta condición de que no acarren la acumulación de residuos cancerígenos en los tejidos animales comestibles, según Food Animal Concerns Trust, una organización sin ánimo de lucro que pretende limitar el uso de antibióticos en el ganado que consumen los humanos. “Si este fármaco se mantuviera en el mercado, se estaría permitiendo que un carcinógeno permaneciera en el suministro de alimentos y aumentaría el riesgo de cáncer entre todos los que comen carne de cerdo”.
Según los datos del Departamento de Agricultura de EE UU, los residuos de carbadox se encuentran en alrededor del 1% de los cerdos asados que se analizan. Aunque el 1% pueda parecer una cifra pequeña, cada año se sacrifican unos 650.000 cerdos para asar, lo que se traduce en unos 6.500 cerdos o 390.000 raciones de carne de cerdo con residuos del medicamento cancerígeno cada año.
En junio, había 72,4 millones de cerdos en las granjas de EE UU. La agencia sólo toma muestras de cerdos para asar, no de los cerdos que se venden en el mercado, lo que significa que es difícil determinar cuántos cerdos pueden tener niveles inseguros de residuos de carbadox, es probable que se subestime significativamente la cantidad de carne cancerígena que llega al público.
La empresa sostiene que ha entregado “investigaciones y datos exhaustivos y meticulosos” a la FDA -incluso en una audiencia celebrada en marzo de 2022- que demuestran que el carbadox es seguro y no se debería retirar del mercado. Carbadox generó unos US$20 millones en ventas en el ejercicio cerrado el 30 de junio de 2023.
El Consejo Nacional de Productores de Cerdo advirtió el año pasado en una carta a la FDA que, “si se retira el carbadox del mercado, el coste total estimado para la industria porcina estadounidense durante el primer año podría ascender a US$500 millones, debido al mayor nivel de pérdidas por enfermedad y muerte. Esto podría impulsar una mayor consolidación de la producción porcina y obligar a más productores independientes a abandonar el sector”.
En 2017, la FDA lanzó un programa para reducir el uso en animales de los antibióticos que también se utilizan en la salud humana, con el objetivo de evitar el desarrollo de resistencias. Este programa ha arrojado resultados contradictorios. En 2021, la venta de antibióticos de importancia médica administrados al ganado destinado a la producción de alimentos disminuyó menos de un 1% en EE UU. La venta y distribución de tetraciclina, que representó el 65% de los antibióticos de importancia médica, disminuyó solo un 1%.
Por otra parte, los datos de la FDA muestran que desde 2015 ha habido una disminución del 38% en la venta de antibióticos de importancia médica que se han administrado a los animales que se utilizan en la alimentación, cuando las ventas de tales medicamentos alcanzaron su punto máximo. El informe también señala que las ventas cayeron un 33% desde 2012, cuando se empezaron a recopilar datos en respuesta a la preocupación por el empeoramiento de la resistencia a los antibióticos, en parte, debido a los medicamentos administrados al ganado.
Sin embargo, este programa no afecta al carbadox, porque este antibiótico no se usa en humanos. Al tomar decisiones, “La FDA no hace un análisis de riesgo-beneficio para determinar el riesgo para los cerdos y el valor para los seres humanos”.
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