El misoprostol — un análogo sintético de la prostaglandina E1— está autorizado en Francia y en otros países, en combinación con la mifepristona, para la interrupción médica del embarazo [1,2].
La Agencia francesa de Productos para la Salud (ANSM) ha analizado los informes de embarazos que llegaron a término a pesar de haber usado misoprostol para provocar un aborto, que se habían registrado en la base de datos de farmacovigilancia de Francia entre febrero de 2019 y febrero de 2022 [2]. Se identificaron 47 casos y, en 8 de ellos, se describieron malformaciones de las extremidades y del sistema nervioso central posiblemente asociadas al uso de misoprostol. También hubo dos casos de muerte fetal intrauterina (no se proporcionaron más detalles), uno debido a un quiste en el sistema nervioso central y el otro debido a una estenosis pilórica. Ya que la presencia de malformaciones podría haber influido en la decisión de notificar estos abortos fallidos, estas observaciones no permiten estimar con certeza el riesgo de malformaciones.
Las malformaciones graves son un riesgo conocido de la exposición al misoprostol durante el comienzo del embarazo, e incluyen en particular: defectos de los nervios craneales, sobre todo de los nervios craneales sexto y séptimo característicos del síndrome de Möbius, y diferentes defectos en las extremidades [1,2].
En la práctica, el aborto con medicamentos basado en el uso de mifepristona y misoprostol a veces puede fallar. Cuando el embarazo continúa, el feto tiene un riesgo mayor de padecer malformaciones graves debido a la exposición al misoprostol. Esta es una razón de peso para hacer una consulta de seguimiento después de un aborto con medicamentos, para asegurarse de que el embarazo se haya interrumpido con éxito. Si falla, sería riesgoso confiar en las ecografías para monitorear al feto expuesto debido a que los defectos de los nervios craneales son difíciles de detectar [1].
Referencias