Este libro aborda uno de los problemas y desafíos más importantes del siglo XXI: ¿cómo lograr que las personas accedan a los tratamientos farmacéuticos imprescindibles para el cuidado de su salud?
Enfocándonos en la Argentina, el libro explora las particularidades de un país que presenta tanto fortalezas como debilidades en relación con la producción y provisión de medicamentos. Tiene una industria nacional sólida, capaz de satisfacer la mayoría de las necesidades; cuenta con un sistema de salud que brinda cobertura y suministra medicamentos de manera más generosa que cualquier otro país de la región, e incluso que algunos países desarrollados con un estado de bienestar; y el precio de los medicamentos, medido en dólares corrientes, es más económico que en muchos lugares, aunque no en todos.
Pero, como consagra Caetano Veloso, “de cerca nadie es normal”. Aún falta mucho por conquistar en términos de acceso. Por ejemplo, un argentino tiene que trabajar en promedio cinco veces más que un español para cubrir el costo del tratamiento de una infección bacteriana con antibióticos. Este libro se pone del lado de las personas. No de los proveedores, ni de los financiadores, sino del lado del argentino de a pie, que se enferma, porque es un espécimen humano, y que, al hacerlo, necesita acceder al diagnóstico, recibir la prescripción del tratamiento, adquirirlo de manera inmediata y, sobre todo, contar con los medios para mantenerlo de manera completa y adecuada.
La peculiaridad de Argentina, ese “extremo occidente”, es que las personas tienen altas chances de llegar al diagnóstico (sobre todo cuando se trata de enfermedades frecuentes), pero bajas probabilidades de completar y/o continuar un tratamiento. Es, tal vez, el único país donde es más fácil conseguir una receta (real, legítima y bien prescrita), que conseguir el medicamento en sí. Con más frecuencia se consigue concretar aquello que resulta más complejo. Este aspecto implica la prestación de un servicio por parte de profesionales altamente calificados, en contraste con la logística necesaria para suministrar un bien industrial transable y de producción local, considerado como algo más sencillo de alcanzar.
En un principio, nos planteamos la siguiente pregunta: ¿qué implica realmente tener acceso a medicamentos? Básicamente, se refiere a asegurar que aquellas personas que requieren un tratamiento avalado y evaluado puedan acceder a dicho cuidado para disminuir y/o controlar su enfermedad. El problema del acceso no es igual en países sin una industria farmacéutica desarrollada que en países que exportan medicamentos a todo el mundo. Argentina es un país que hace investigación y desarrollo de medicamentos y vacunas innovadoras; incluso ha logrado premios Nobel de Medicina.
Resulta complicado (de hecho, inaceptable) concebir que existan personas que mueren por no acceder a tratamientos que son desarrollados y producidos en su propia región.
El libro presenta propuestas concretas. No se limita a tematizar y analizar, sino que compromete soluciones basadas en evidencias. Es el resultado de diversos estudios e investigaciones sobre cómo promover el acceso a los medicamentos mediante una política integral. Su objetivo es ser una herramienta al momento de reflexionar sobre una política de medicamentos que mejore el acceso a los mismos en Argentina.
En el primer capítulo se presenta la propuesta política en su conjunto y, a partir del mismo, el lector podrá desarrollar cada uno de los diferentes temas en los capítulos sucesivos de acuerdo a su interés de profundizar en uno u otro. Si bien los argumentos presentados pueden ser aplicables a otros países, el libro está diseñado desde y para la realidad específica de Argentina.
Esta propuesta se basa en un documento elaborado por el grupo de estudio Kadupules de la Fundación del Sanatorio Güemes y presentado en mesa de controversias del 15 de noviembre de 2018 en la Fundación Sanatorio Güemes. En ese momento, el grupo estaba compuesto por: Alejandro Risso Vázquez, Armando Mariano Reale, Eduardo Luis Jatib, Esteban Lifschitz, Federico Tobar, Fernando Avellaneda, Gabriela Hamilton, Gabriela Vidal, Gustavo Leónidas Criscuolo y María Teresa Bürgin Drago.
El segundo capítulo explora la razón por la cual el acceso a medicamentos se convierte en un asunto político. En otras palabras, examina por qué es responsabilidad del Estado abordar este tema en lugar de dejar que la oferta y la demanda determinen quién recibe tratamiento y quién no. La importancia de este capítulo radica en que establece los fundamentos del valor estratégico en la resolución del problema de acceso a medicamentos en Argentina.
En el tercer capítulo, se aborda posibilidad de regular los precios de los medicamentos en Argentina y sus posibles implementaciones. Desde una perspectiva centrada en la decisión política, se despliega un abanico de herramientas que viabilizarían esta regulación en el contexto argentino.
El cuarto capítulo está centrado en los medicamentos genéricos y biosimilares, su fortalecimiento a través de las normas regulatorias y su rol en la formación y contención de los precios. A partir de estos conceptos, se elaboran una serie de propuestas para mejorar el acceso a los medicamentos a través del fomento y uso de los medicamentos genéricos de calidad.
En el quinto capítulo se describen los medicamentos de alto precio y las estrategias necesarias para que sean asequibles. Hoy en día, se han convertido en unas de las principales amenazas para la sostenibilidad financiera de los sistemas de salud, limitando la financiación de otros tratamientos que necesitan de la inversión pública. En ese sentido, los gobiernos deben instalar medidas de regulación económica para contrarrestar las fallas del mercado ocasionadas.
En el sexto capítulo se presenta un decálogo de cómo crear una Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias en Argentina.
En el séptimo capítulo aparece la cuestión crucial: “¿por qué un país debería adoptar una estrategia de provisión pública de medicamentos?”. Analiza el papel fundamental que debe cumplir el Estado para garantizar el acceso a la salud y aborda los desafíos inherentes a su implementación. El capítulo extiende su análisis para incluir lecciones valiosas y consideraciones prácticas extraídas de otras experiencias de América Latina.
Este enfoque integral no solo destaca la importancia de tales estrategias para la equidad en salud, sino que también ofrece un marco para desarrollar políticas de salud más eficaces y justas.
En el octavo capítulo se tratan los factores que inciden sobre el uso racional de los medicamentos y su impacto sobre la seguridad del paciente. Se exponen brevemente las directrices dadas al respecto por la Organización Mundial de la Salud y las autoridades regulatorias nacionales, haciendo hincapié en la relación existente entre acceso y uso racional del fármaco y su consecuente impacto sobre la salud y seguridad de los pacientes. Se describen varias estrategias para favorecer estas prácticas, tales como la creación de un Sistema Nacional de Trazabilidad, los procesos de conciliación de medicamentos, la farmacovigilancia, el seguimiento farmacoterapéutico, entre otros. Además, se presentan una serie de recomendaciones y directrices tendientes a promover y reforzar las políticas de uso racional de los medicamentos y de seguridad de los pacientes.
El noveno capítulo describe la problemática de la judicialización de la salud, su relación con las diferentes formas de acceso según subsectores y políticas públicas y las consecuencias en la interposición de demandas.
En el último capítulo se revisan los aspectos más importantes relacionados con la gestión de los medicamentos en el nivel hospitalario, de menor a mayor complejidad.
El acceso a los mismos pasa a través de procesos que tienen lugar en el interior de las instituciones, en lugar de llevarse a cabo mediante una dispensa en una farmacia comunitaria. Por lo tanto, es un modelo mucho más complejo y su optimización requiere un estudio detallado de cuáles son las etapas o componentes que lo atraviesan para determinar las herramientas de mejora de cada uno de ellos y generar mayor eficiencia en el acceso.
En el caso de Argentina, es factible mejorar el acceso a los medicamentos y, como mencionó el médico egipcio Mahmoud Fathalla1, “la mayoría de las personas no están muriendo por enfermedades incurables; están muriendo porque, en ciertas sociedades, aún no se ha decidido que vale la pena salvarles la vida”. Contamos con el conocimiento de las necesidades y las herramientas necesarias, solo hace falta la voluntad para llevarlo a cabo.