Un artículo de Ed Silverman [1] comenta un estudio del Instituto para la Revisión Clínica y Económica (Institute for Clinical and Economic Review o ICER) que documentó que, en 2022, los fabricantes de medicamentos aumentaron significativamente los precios de ocho medicamentos de uso frecuente sin que hubiera evidencia clínica nueva que justificara dichos aumentos, provocando que los pacientes y los seguros de salud gastaran US$1.200 millones adicionales [2].
El mayor responsable del aumento del gasto fue Humira (US$389 millones), que se utiliza para tratar la artritis reumatoide, la psoriasis en placas y otros trastornos. AbbVie subió su precio al por mayor un 7,1%. El precio neto (después de rebajas y descuentos) aumentó un 1,9%, probablemente porque la empresa ofreció más concesiones que antes. El segundo lugar lo ocupó Darzalex, un medicamento de Johnson & Johnson utilizado para tratar el mieloma múltiple. El precio de lista (o precio al por mayor), aumentó un 6,8% y el precio neto aumentó casi un 6,2%, generando un gasto adicional de US$248 millones. El tercer clasificado fue Ibrance, el tratamiento contra el cáncer de mama comercializado por Pfizer, que incrementó el precio mayorista un 6,9% y el precio neto subió posteriormente casi un 4,5%, lo que resultó en US$151 millones en gastos adicionales. El cuarto puesto lo ocupó Prolia, un medicamento para la osteoporosis que comercializa Amgen. Su precio de catálogo se incrementó en un 7,6% y su precio neto en 6%. Como resultado, el gasto aumentó US$140 millones.
El análisis también encontró que uno de los tres medicamentos de la Parte B de Medicare que sufrieron grandes aumentos en los precios de lista en 2021 carecía de nueva evidencia adecuada que lo respaldara, y aumentó directamente los gastos de bolsillo anuales de los pacientes de Medicare en hasta US$684 por año. Se trata de Nplate, un estimulante de la médula ósea de Amgen, que incrementó el precio de catálogo un 6,8%, generando un gasto adicional de US$17 millones.
ICER identificó los 250 medicamentos que generaron mayore ingresos en los EE UU y luego identificó los medicamentos cuyos precios al por mayor excedieron el índice de precios al consumidor más un 2%. Posteriormente, ICER redujo la lista a los 10 medicamentos que tuvieron el mayor impacto en el gasto estadounidense debido a los aumentos de precios, después de reembolsos y descuentos, pero sin cambios en el volumen de ventas.
Para hacer la evaluación, ICER revisó los datos de seguridad y efectividad clínica que figuraban en la etiqueta/ficha técnica del producto, así como la literatura médica recientemente publicada, los ensayos clínicos y la evidencia proporcionada por los fabricantes, aunque excluyeron algunos datos por considerar que la calidad no era suficientemente alta.
Según David Rind, director médico de ICER. “Cuando analizamos más a fondo aquellos medicamentos cuyos aumentos de precios netos condujeron a los mayores aumentos en el gasto estadounidense, muchos no tenían evidencia nueva sustancial que respaldara dichos aumentos de precios.
Los defensores de la industria criticaron la metodología del informe, y dijeron que no permitía llegar a esas conclusiones.
Referencias