Se reserva la valoración
Dos ensayos clínicos no comparativos del burosumab para tratar la osteomalacia inducida por tumor, que incluyeron a un total de 27 adultos, permiten suponer que mejora la movilidad, aunque su significancia clínica es incierta. Con el tiempo, también hay una reducción del número de nuevas fracturas detectadas radiográficamente, tal vez con una disminución de la fatiga. El burosumab acarrea principalmente un riesgo de reacciones de hipersensibilidad, reacciones en el lugar de la inyección, mineralización ectópica y síndrome de piernas inquietas. Para mediados de 2023, debido a la incertidumbre respecto a los efectos del burosumab, sobre todo a largo plazo, su uso se debería limitar al contexto de los ensayos clínicos.
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Kyowa Kirin Pharma
Algunos tumores mesenquimales (es decir, los que se originan en el tejido conjuntivo), que suelen ser pequeños y benignos, secretan grandes cantidades de factor de crecimiento de fibroblastos 23 (FGF23), lo que provoca la pérdida de fosfato por la orina (y, por tanto, hipofosfatemia) y una disminución de la síntesis de la 1,25 dihidroxivitamina D (calcitriol), la forma activa de la vitamina D. Esta insuficiencia provoca desmineralización ósea (osteomalacia), fracturas múltiples, deformidades esqueléticas y debilidad muscular, que tienen consecuencias muy dolorosas e inhabilitantes. Esta forma de osteomalacia, que se llama osteomalacia inducida por tumor, es una enfermedad rara que ocurre en pacientes con una edad promedio de 40 años. También se han informado casos en niños, que afectaban su crecimiento [1-3].
El único tratamiento curativo que se conoce es la resección quirúrgica del tumor, pero no siempre es posible, sobre todo si el tumor no ha sido localizado o si su ubicación exigiera realizar una cirugía muy mutilante. En esos casos, el tratamiento de elección es la administración de fosfato y de un análogo de la vitamina D. Sin embargo, este tratamiento mejora los síntomas solo en algunos pacientes y conlleva un riesgo de cálculos renales y nefrocalcinosis. Además, se tiene que administrar varias veces en un período de 24 horas, incluso durante la noche [1-3].
El burosumab es un anticuerpo monoclonal anti-FGF23 que ya estaba autorizado en la UE para tratar a pacientes con hipofosfatemia asociada al cromosoma X, un trastorno genético que provoca una secreción excesiva de FGF23. Ahora también se lo ha autorizado para tratar la osteomalacia inducida por tumor [2,4,5].
Para este problema, la evaluación clínica del burosumab se basa en dos ensayos clínicos no comparativos en adultos. La ampliación de la indicación a los niños se basa únicamente en el uso de modelos farmacocinéticos y la extrapolación de los datos obtenidos de adultos o de niños con hipofosfatemia asociada al cromosoma X [2].
Los dos ensayos clínicos incluyeron a un total de 27 pacientes que habían tenido que descontinuar el tratamiento con fosfato y un análogo de la vitamina D al menos dos semanas antes de ser inscritos. En un ensayo clínico con 14 pacientes, la frecuencia de las nuevas fracturas detectadas radiográficamente disminuyó con el tiempo: se notificaron 19 antes de las 24 semanas de tratamiento, 17 entre las semanas 24 y 48, 3 entre las semanas 48 y 96, y 3 entre las semanas 96 y 144. En el ensayo clínico con 13 pacientes, durante las primeras 24 semanas solo se informó una nueva fractura detectada radiográficamente [2].
En la prueba de la marcha de seis minutos, en el momento de la inscripción, los participantes en estos ensayos clínicos cubrieron alrededor de 300 m. Después de 48 semanas de tratamiento, cubrieron entre 25 m y 60 m más, dependiendo del ensayo clínico. En la prueba sit to stand, en un ensayo clínico, el promedio del número de repeticiones fue de 6,7 en el momento de la inscripción, frente a 7,7 después de 48 semanas de tratamiento, y de 10 frente a 14 en el otro ensayo. Se desconoce si estas diferencias tienen un impacto clínicamente significativo sobre la discapacidad asociada a esta enfermedad.
La evaluación de la calidad de vida representa una evidencia de baja calidad debido a la falta de enmascaramiento o de un control. El burosumab parece reducir la fatiga y, en menor medida, el dolor [2].
Las concentraciones séricas de fosfato (un criterio principal de valoración según el protocolo) aumentaron en ambos estudios; se alcanzaron valores normales después de las 24 semanas de tratamiento en 7 y 9 pacientes, respectivamente [2].
El burosumab acarrea principalmente un riesgo de reacciones en el lugar de la inyección, reacciones de hipersensibilidad, hiperfosfatemia, que en ocasiones puede provocar la calcificación ectópica (sobre todo mineralización renal y cardíaca), y síndrome de piernas inquietas. No se observaron efectos adversos previamente desconocidos durante el monitoreo poscomercialización, ni en los pocos datos obtenidos en pacientes con osteomalacia inducida por tumor [2,4,5].
No es recomendable combinar burosumab con fosfato y análogos de la vitamina D debido al riesgo de hiperfosfatemia e hipercalcemia [6].
Revisión de la literatura hasta el 13 de junio de 2023
En respuesta a nuestra solicitud de información, Kyowa Kirin Pharma no nos proveyó documentación sobre su producto.