La OMS reconoce que la resistencia a los antimicrobianos (RAMI) es una de las 10 amenazas principales para la salud pública mundial, y se estima que en el mundo hay unos 5 millones de muertes anuales asociadas a la RAMI. Más de medio millón de estas muertes se producen en la Región Europea de la OMS, que comprende 53 Estados miembro de Europa y Asia central.
La RAMI se produce cuando los microorganismos desarrollan capacidad para resistir a los fármacos antimicrobianos que se suelen utilizar para eliminarlos y así tratar las infecciones. Los diversos tipos de antimicrobianos -como los antibióticos contra las bacterias, los antivirales contra los virus y los antifúngicos contra los hongos- atacan tipos específicos de microorganismos. Aunque la RAMI es un fenómeno natural, el desarrollo y la propagación de superbacterias se ven acelerados por el uso indebido de antimicrobianos, dificultando el tratamiento eficaz de las infecciones.
La alarmante realidad es que, sin una intervención inmediata, la RAMI podría provocar hasta 10 millones de muertes al año en 2050. Además, esta carga recae de forma desproporcionada en los países de ingresos bajos y medios, lo que agrava las desigualdades en salud del mundo.
Nuevos datos
La OMS/Europa ha realizado una encuesta estandarizada en más de una docena de países de la Región Europea de la OMS, concretamente en los Balcanes Occidentales, el Cáucaso y Asia central (incluida Turquía), que aporta datos sobre los conocimientos, actitudes y comportamientos en torno al uso de antibióticos y la RAMI. Es la primera encuesta de este tipo que se realiza en estos países, y todos ellos dieron su pleno apoyo a la investigación.
Los resultados se han publicado en la revista Frontiers. En la encuesta se utilizó la misma metodología y las mismas preguntas que en una encuesta establecida que se realiza periódicamente en la Unión Europea (UE). La realización de encuestas de este tipo, en estrecha colaboración con la Comisión Europea, permite que la OMS tenga una visión de conjunto paneuropea. Esta imagen clara de la situación actual permite supervisar los avances y en el futuro permitirá hacer una evaluación de las intervenciones.
En la encuesta participaron 8.221 personas de 14 países, la mitad de las cuales declararon haber tomado antibióticos orales en los últimos 12 meses. Los médicos prescribieron o administraron directamente la mayoría (67%) de los antibióticos. Las razones que mencionaron para tomar antibióticos fueron resfriados (24%), síntomas gripales (16%), dolor de garganta (21%) y tos (18%). Esto es motivo de preocupación porque estos síntomas suelen estar causados virus, que no responden al tratamiento con
antibióticos. La experiencia médica es esencial para hacer un diagnóstico correcto y determinar si el tratamiento apropiado es con antibióticos.
La encuesta también puso de manifiesto la falta de adherencia a la norma de solo consumir antibióticos bajo prescripción médica. En los 14 países, un tercio (33%) de los encuestados consumía antibióticos sin receta médica. En algunos países, más del 40% de los antibióticos se obtuvieron sin prescripción médica. En cambio, la encuesta equivalente realizada en toda la UE en 2022 reveló que solo el 8% de los encuestados consumía antibióticos sin receta.
La encuesta de la OMS/Europa también pone de relieve las lagunas en el conocimiento de la población; solo el 16% de los encuestados respondió correctamente a las 4 preguntas relacionadas con conceptos generales. Esto podría indicar que, inadvertidamente, la gente está tomando antibióticos por razones equivocadas. La mayoría de los encuestados (67%) era consciente de que el uso innecesario de antibióticos puede volverlos menos eficaces; sin embargo, casi la mitad (43%) dijo incorrectamente que los antibióticos son eficaces contra los virus (no lo son).
Igual de preocupante es el hecho de que sólo el 37% (y sólo el 23% en la investigación de la UE) declaró haber recibido alguna información sobre la importancia de evitar el uso innecesario de antibióticos durante el último año. Esto pone de manifiesto la urgente necesidad de mejorar comunicación en materia de salud pública, para que sea más clara y específica.
“Esta investigación muestra claramente la necesidad de educación y concienciación”, declaró Robb Butler, director de la División de Enfermedades Transmisibles, Medio Ambiente y Salud de la OMS/Europa. “Todos los países de nuestra Región tienen normativas para proteger a los valiosos antibióticos de su uso indebido, por ejemplo, impidiendo la venta libre sin receta. La aplicación de estas normativas resolvería la mayor parte del uso indebido de antibióticos entre los seres humanos”.
El Sr. Butler prosiguió: “Otros factores que impulsan la RAMI se originan en las normas sociales y culturales aprendidas en las comunidades, por ejemplo, no completar un tratamiento con antibióticos para guardar algunos para la próxima vez que se enferme, o compartirlos con un pariente o vecino enfermo. Cambiar estos comportamientos aprendidos requiere tiempo, por lo que al planificar las intervenciones es imprescindible aprovechar al máximo los conocimientos culturales y de comportamiento”.
Perspectivas conductuales y culturales
A medida que se intensifican los esfuerzos mundiales para controlar la RAMI, las ciencias sociales y del comportamiento se perfilan como áreas de conocimiento y experiencia cruciales, aunque infrautilizadas, que pueden orientar las intervenciones para el control de la RAMI, aumentando radicalmente su impacto.
“El uso de medicamentos antimicrobianos está intrínsecamente ligado al comportamiento humano y profundamente arraigado en contextos sociales y culturales, moldeados por nuestras actitudes, políticas y por las opciones disponibles”, comentó el Dr. Danilo Lo Fo Wong, Asesor Regional para el Control de la Resistencia a los Antimicrobianos.
“Conservar la eficacia de los medicamentos antimicrobianos requiere intervenciones en muchos niveles, como la vacunación oportuna, una mejor higiene y la reducción de la prescripción inadecuada. Las ciencias del comportamiento y los análisis del contexto cultural desempeñan un papel fundamental a la hora de comprender y abordar todos estos comportamientos. Pueden proporcionar información crítica sobre las barreras y los impulsores del comportamiento, ayudando en el desarrollo de intervenciones efectivas”, añadió el Dr. Lo Fo Wong.
“Alentamos y apoyamos a los países para que diseñen y lleven a cabo intervenciones conductuales específicas, utilizando la orientación proporcionada en nuestra en nuestra metodología TAP (Adaptación de los programas de resistencia a los antimicrobianos).