Antecedentes. Estudios observacionales han detectado sistemáticamente una relación entre una concentración sérica baja de 25-hidroxivitamina D y un mayor riesgo de deterioro cognitivo. Los resultados de ensayos controlados y aleatorizados en la población general han sido dispares y se han realizado pocos.

Métodos. Se reclutaron 21.315 australianos, residentes en la comunidad, de entre 60 y 84 años, para participar en el ensayo D-Health, un ensayo aleatorizado, doble ciego y controlado con placebo. La intervención consistió en dosis orales mensuales de 60.000 unidades internacionales de vitamina D o placebo durante 5 años. Se evaluó la función cognitiva en un grupo aleatorio de participantes de ≥70 años mediante la Entrevista Telefónica del Estado Cognitivo (TICS) a los 2 y 5 años después de la aleatorización. El resultado primario para este análisis fue la puntuación TICS; el resultado secundario fue la proporción de personas con deterioro cognitivo (definido como puntuación TICS ≤25). Se utilizaron modelos mixtos (lineales y logísticos) para analizar los datos.

Resultados. Se entrevistó a 3.887 participantes en el año 2 y a 3.614 participantes en el año 5. La puntuación media TICS en estos puntos temporales fue de 32,3 y 32,2, respectivamente. La suplementación con vitamina D no afectó la función cognitiva medida por la puntuación TICS (diferencia media entre los grupos de vitamina D y placebo 0,04; IC del 95%: -0,14 a 0,23), ni alteró el riesgo de deterioro cognitivo (odds ratio 1,00; IC del 95%: 0,75 a 1,33).

Conclusiones. Las dosis mensuales de suplementos de vitamina D en bolo no mejoraron ni dificultaron la función cognitiva entre los adultos mayores. Es poco probable que la administración de suplementos de vitamina D en la población adulta de edad avanzada que ya tienen cantidades suficientes de vitamina D beneficie sustancialmente la cognición.