El ponaconazol (cuyo nombre comercial es Noxafil), se utiliza para combatir las infecciones fúngicas en pacientes oncológicos, pero su vida media es más larga en pacientes con obesidad, lo que significa que la sustancia activa que circula en el cuerpo tarda más en reducirse a la mitad, es decir puede permanecer el doble de tiempo en el cuerpo, y como interactua con la quimioterapía podría reducir la efectividad de esta última, informa Ed Silverman [1].
Según se lee en el artículo de Statnews [1], cuando se trata a un paciente con ponaconazol, se requiere un periodo de reposo farmacológico antes de iniciar la quimioterapia, porque el posaconazol interfiere con la absorción y el metabolismo de los agentes quimioterapéuticos. Ese período de reposo farmacológico debe más largo para las personas obesas, pero las etiquetas del producto no dicen nada al respecto.
Como esta información no aparece en el etiquetado/ficha técnica del producto original de la empresa Merck (Noxatil), tampoco figura en las etiquetas de sus versiones genéricas. Es importante recordar que las empresas de genéricos no pueden crear sus propias etiquetas o fichas técnicas, sino que tienen que reproducir las del producto original.
El panaconazol recibió la autorización de comercialización en 2006, su vida media se determinó en pacientes sin obesidad y nunca se probó en pacientes obesos. Como la vida media del posoconazol es mas prolongada en pacientes obesos, hay que esperar más tiempo antes de empezar a administrar agentes quimioterapéuticos. Por otra parte, podría ser neceario aumentar la dosis de quimioterapia.
El artículo de Silverman destaca las dificultades para actualizar el etiquetado de los medicamentos, así como la falta de estudios clínicos en personas obesas [1].
Fatima Cody Stanford, profesora adjunta de medicina en el Hospital General de Massachusetts y la Facultad de Medicina de Harvard, que se especializa en analizar los problemas de la obesidad, y otros médicos encuestaron a 100 oncólogos y encontraron que menos de la mitad (46%) sabían que el posaconazol puede durar el doble de tiempo en pacientes con obesidad. Una gran mayoría de los médicos, el 87%, indicó que habrían esperado ver esta información en la etiqueta del producto. Todos los oncólogos indicaron que utilizarían esta información en el futuro.
Según Statnews, una portavoz de Merck envió una declaración en la que afirmaba que las interacciones farmacológicas asociadas con el posaconazol “están bien descritas en el prospecto del medicamento, nuestros equipos de seguridad revisan continuamente los nuevos datos sobre la seguridad del producto. Además, el prospecto del posaconazol incluye información relevante sobre las concentraciones del fármaco en personas obesas”.
También sostuvo que los estudios publicados que muestran una mayor vida media del fármaco muestran que sus vidas medias “están por debajo de los niveles que podrían dar lugar a interacciones farmacológicas clínicamente significativas. Esta conclusión se basa en datos que se han presentado a la FDA y a otras autoridades reguladoras, y que han sido revisados por ellas. En ausencia de hallazgos clínicamente relevantes, no sería apropiado incluir información sobre la vida media más larga del posaconazol en las personas obesas en la información de prescripción del posaconazol”.
Pero un investigador replicó que Merck está eludiendo el tema, a pesar de las solicitudes de actualizar el prospecto. “…Merck nunca ha realizado un estudio sobre la farmacocinética del posaconazol en personas con obesidad. Si lo han hecho, no podemos encontrar ningún registro o informe al respecto. No se menciona la obesidad en la etiqueta del producto de posaconazol como un factor que se deba tener en cuenta. Merck le remitió a usted —y a nosotros— a sus estudios de población, en los que se incluyeron algunos pacientes (muy pocos, como descubrimos) con alto peso corporal”.
El medicamento no ha sido un gran éxito de ventas para Merck. En 2021 generó US$60 millones en ventas en EE UU, que cayeron a US$11 millones el año pasado, cuando las primeras versiones genéricas llegaron al mercado.
El verano pasado, varios grupos de pacientes se reunieron con ejecutivos de Merck con la esperanza de persuadirlos para que cambiaran el etiquetado, pero se fueron frustrados, según Ted Kyle, ex ejecutivo y consultor de GSK, que dirige ConscienHealth, una organización de defensa de los pacientes que se centra en cuestiones relacionadas con la obesidad. “Merck parecía no tomar en serio nuestras preocupaciones porque persistieron en intentar cambiar el tema”, dijo a Statnews. “Queremos que revelen la prolongación de la vida media del posaconazol en personas con obesidad en su etiquetado. Siguen tratando de cambiar el tema a una conversación sobre interacciones farmacológicas”.
Frustrados por el estancamiento, los grupos de defensa también se han acercado a la FDA con la esperanza de convencer a la agencia de que insista en que Merck cambie el etiquetado. El mes pasado, los mismos grupos se reunieron con casi 20 funcionarios de la agencia que dieron la impresión de que se tomaban sus preocupaciones “en serio“, pidieron datos y “prometieron hacer un seguimiento“, según Kyle.
La FDA tiene autoridad para exigir ciertos cambios relacionados con la seguridad, según la guía que emitió la agencia en 2013. De hecho, la agencia ha ejercido esta autoridad más de 60 veces (con notificaciones que datan de 2008). Hace tres años, por ejemplo, la agencia exigió a Eli Lilly que actualizara la etiqueta del antidepresivo Prozac. Y en 2018, la FDA notificó a Sanofi que cambiara la etiqueta de su anticoagulante Plavix.
Una portavoz de la FDA escribió que “la FDA entiende la necesidad de estudiar a las personas con obesidad en ensayos clínicos y de proporcionar información adecuada para la población en las etiquetas de los productos”. Y señaló el taller de noviembre de 2022 para demostrar los “esfuerzos en curso” para abordar el problema.
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