Según in artículo de Holly Else publicado en Science [1], un creciente número de investigadores especializados en revisiones sistemáticas está perdiendo confianza en la literatura científica debido a la proliferación de estudios falsificados, conocidos como paper mills (fábricas de artículos).
Rene Aquarius y Kim Wever, del Radboud University Medical Center, se sorprendieron al encontrar alrededor de 600 estudios sobre tratamientos para el accidente cerebrovascular hemorrágico cuando solo esperaban obtener entre 50 y 60. Al analizar los artículos, detectaron datos sospechosos y manipulación de imágenes, poniendo en riesgo la validez de su revisión sistemática.
El problema parece ser masivo. Un preprint publicado en el servidor del Center for Open Science (OSF) sugiere que hasta uno de cada siete artículos científicos podría estar fabricado o falsificado (https://osf.io/5rf2m/). Aquarius ha identificado más de 690 artículos sospechosos en los últimos 10 meses. Otros investigadores han enfrentado situaciones similares, como Andreas Voldstad, quien, al revisar estudios sobre conciencia plena y relaciones interpersonales, encontró artículos con traducciones automáticas, estadísticas dudosas y tamaños de efecto inusualmente grandes. Aunque decidió incluir los estudios sospechosos en su revisión, realizó un análisis separado para evaluar su impacto.
La contaminación de la literatura científica también ha afectado las revisiones médicas y guías clínicas. Cochrane y otras organizaciones han propuesto herramientas como una lista de verificación para filtrar estudios fraudulentos, pero no son adecuadas para revisiones preclínicas que abarcan cientos de artículos. Investigadores como Torsten Rackoll trabajan en soluciones más accesibles, pero la falta de financiamiento dificulta el desarrollo de herramientas efectivas.
El impacto de estos artículos falsos en la credibilidad de la ciencia es preocupante. Otto Kalliokoski, investigador en la Universidad de Copenhague, descubrió que el 19% de los estudios en su revisión sobre depresión en modelos animales mostraban signos de manipulación de imágenes, afectando significativamente los resultados. Esto plantea un dilema a la hora de interpretar las revisiones ya publicadas que pueden estar basadas en datos fraudulentos.
La situación ha generado desilusión en investigadores jóvenes como Ananda Zeas-Sigüenza, quien, tras encontrar estudios problemáticos en su revisión sobre intervenciones para la soledad, se cuestiona si vale la pena continuar en la universidad. La proliferación de artículos falsos está minando la confianza en la ciencia y en los métodos de revisión sistemática, considerados el estándar de oro en la síntesis de evidencia.
Fuente Original
Opinión de salud y fármacos
El artículo plantea un problema grave que atenta contra la integridad de la ciencia biomédica y, por ende, contra la ética médica. Desde una perspectiva bioética, este fenómeno compromete varios principios fundamentales como elde Beneficencia y No Maleficencia,porque la contaminación de revisiones sistemáticas con datos falsificados puede resultar en decisiones clínicas erróneas, afectando la seguridad del paciente. Si las revisiones sistemáticas incluyen estudios que exageran la eficacia de un tratamiento o minimizan sus riesgos, los médicos pueden recomendar intervenciones ineficaces o incluso dañinas.
Respecto a la Autonomía, los pacientes tienen derecho a tomar decisiones informadas sobre su salud, pero esto depende de la calidad de la información disponible. Si la literatura científica está contaminada con estudios falsos, se compromete la capacidad de los médicos y pacientes para tomar decisiones fundamentadas.
El artículo resalta la falta de herramientas adecuadas para identificar estudios fraudulentos en revisiones sistemáticas preclínicas. Esto subraya la necesidad de contar con mecanismos más sólidos de control de calidad en la publicación científica, incluyendo auditorías rigurosas, revisión por pares más efectiva y sanciones para los autores y las revistas involucradas en prácticas fraudulentas.
En conclusión, la crisis descrita en el artículo tiene implicaciones profundas en la ética médica y en la práctica clínica; es fundamental que la comunidad científica, las editoriales y los organismos reguladores adopten estrategias más eficaces para detectar y eliminar la ciencia fraudulenta antes de que comprometa la salud pública y la confianza en la medicina basada en evidencia.