Los expertos dicen que los pacientes están abatidos por la rapidez con la que el medicamento se retiró de las farmacias [1].
Durante el congreso anual de la American Society of Hematology (ASH), expertos en anemia falciforme criticaron la decisión de Pfizer de retirar repentinamente su medicamento Oxybryta (voxelotor), por preocupaciones de seguridad. La falta de advertencias previas generó desconfianza entre pacientes y especialistas, quiénes señalaron que la farmacéutica no trabajó lo suficiente con los centros especializados para garantizar que el fármaco llegara a los pacientes adecuados.
Según Julie Kanter, experta en anemia falciforme, se promovió el medicamento de manera indiscriminada y con un enfoque comercial más que clínico. Oxybryta recibió su aprobación por una vía acelerada en 2019, y se consideró que podía representar un avance en el tratamiento de la enfermedad. Sin embargo, aunque ayudó a algunos pacientes, estudios posteriores indicaron que podía aumentar el riesgo de crisis de dolor y eventos fatales, lo que llevó a su retiro del mercado en septiembre de 2023.
El retiro ha generado preocupación en la comunidad médica, pues refuerza la desconfianza en un sistema de salud que históricamente ha desatendido a la población afroamericana, la más afectada por esta enfermedad. Kanter y otros especialistas señalaron que la aprobación del medicamento se basó en mejoras en los niveles de hemoglobina, un criterio indirecto que no ha sido validado como indicador de beneficio clínico real.
Desde el punto de vista financiero, Pfizer no sufrirá grandes pérdidas con el retiro, ya que las ventas de Oxybryta fueron relativamente modestas (US$329 millones en 2023, con proyecciones de US$750 millones para 2030). Aun así, la empresa adquirió Global Blood Therapeutics, la compañía que originalmente desarrolló el fármaco, por US$5.400 millones en 2022 con la expectativa de que el medicamento fuera una inversión rentable.
El caso de Oxybryta no es aislado: este año Novartis también retiró su medicamento Adakveo en el Reino Unido, debido a la falta de evidencia de su eficacia. Al mismo tiempo, las nuevas terapias génicas, como Casgevy de Vertex y CRISPR Therapeutics, han despertado interés, pero su alto costo (US$2-3 millones por paciente), y la falta de infraestructura hospitalaria, dificultan su acceso generalizado.
Los expertos concluyeron que, al desarrollar tratamientos para la anemia falciforme, la industria farmacéutica debe adoptar un enfoque más responsable y centrado en los pacientes. Titilope Fasipe, del Texas Children’s Hospital, advirtió que no se debe subestimar a esta comunidad y que es necesario contar con un compromiso real para atender sus necesidades.
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