El 18 de mayo de 2024, durante la Asamblea General Anual del ICGP (Colegio Irlandés de Médicos Generales o Irish College of General Practitioners), los miembros votaron a favor de eliminar progresivamente la financiación de la industria farmacéutica y dejar de aceptarla por completo para 2034. Esto fue un paso trascendental: una organización irlandesa que representa a más de 5.000 médicos generales decidió iniciar un proceso para que la financiación farmacéutica pase de €118.000 en 2023, a €0 en 2034, reduciéndose un 10% cada año entre esos años.
El Dr. Kieran Harkin, al proponer la moción, resumió el razonamiento con la frase: “no existe tal cosa como un almuerzo gratis“, y preguntó a los asistentes “¿cuál es el verdadero precio de un almuerzo y quién lo paga realmente?“.
Cuando propusimos la moción, elaboramos una hoja informativa para compartir con nuestros colegas antes de la Asamblea General Anual, en la que destacábamos los puntos clave de la evidencia [1]. Y lo que es más importante, hicimos hincapié en la conclusión de una revisión sistemática realizada en 2017, que indica que la relación entre las empresas farmacéuticas y los médicos se asocia con un aumento inadecuado de las tasas de prescripción, menor calidad de las prescripciones y un aumento en los costes de prescripción [2]. La hoja informativa también hablaba de la “financiación sin restricciones”, que es el tipo de financiación que reciben muchas organizaciones de atención médica, entre ellas el ICGP. Además, dos de los miembros de nuestro grupo de trabajo habían realizado una investigación en la que descubrieron que, en Irlanda, las subvenciones “sin restricciones” proporcionaban a las empresas una influencia indirecta sobre las actividades educativas y las oportunidades de promocionar sus productos a los médicos generales [3]. La investigación también nos reveló que algunos consultorios médicos irlandeses, grupos de formación médica continuada, y programas de formación de posgrado, han dejado de aceptar financiación de la industria farmacéutica.
Durante el debate, algunos miembros del ICGP expresaron su preocupación por las “consecuencias imprevistas” y la falta de claridad sobre si los miembros, o los grupos de formación médica continua, afiliados al ICGP, podían recibir financiación. Estas cuestiones las abordó la profesora Susan Smith, quien secundó la moción, y subrayó que la atención se centraba en la ICGP y que cada médico general podía seguir tomando sus decisiones a nivel personal. En la actualidad, la financiación farmacéutica implica que no hay que pagar por la conferencia anual del ICGP, pero la posible cuota para registrarse en la conferencia no se identificó como una preocupación entre los miembros presentes.
Uno de los factores clave de nuestro éxito fue la creación de un grupo de trabajo formado por individuos con ideas afines, varios de los cuales eran lídres en medicina general, integrados en la comunidad de médicos generales y considerados defensores sensatos pero apasionados. Otro factor clave fue disponer de un estudio de caso para mostrar a la gente: el Colegio de Psiquiatras de Irlanda (College of Psychiatrists of Ireland), no ha aceptado el patrocinio de la industria farmacéutica desde 2010.
El Colegio declaró que “la investigación en esta área ha demostrado de forma contundente que las estrategias de promoción de la industria farmacéutica influyen a los médicos, y tienen un impacto en las prácticas de prescripción” [4]. La directora ejecutiva del Colegio de Psiquiatras, Miriam Silke, nos proporcionó información muy valiosa antes de la reunión, sobre cómo el hecho de dejar de aceptar la financiación de la industria farmacéutica había cambiado el ambiente en los eventos del colegio, pero señaló que las tarifas que se cobraban por asistir a esos eventos habían aumentado.
Otra clave de nuestro éxito fue abordar la cuestión de forma pragmática, constructiva y diplomática, buscando cambios graduales a lo largo del tiempo. Por ejemplo, la dirección del colegio dijo abiertamente que era factible hacer una reducción del 10% anual. Además, el año anterior aprobamos una moción que pedía transparencia en torno a la financiación que otorga la industria a los colegios. Esto sirvió de punto de partida para abordar el tema y nos proporcionó información importante en la que basar nuestra defensa.
El momento oportuno influyó: acudimos al colegio en un momento de estabilidad financiera y había evidencia anecdótica de que la financiación de la industria farmacéutica para la atención primaria se estaba “agotando”. Al final, el 73% de los asistentes votaron a favor de la moción. Ese día se produjo un buen debate, pero es probable que ya hubiera cierto conocimiento de las cuestiones implicadas, ya que dos de los miembros de nuestro grupo de trabajo publicaron un artículo en la revista Forum del ICGP sobre las repercusiones de las interacciones con la industria en los médicos generales. Pero, sobre todo, el resultado probablemente se debe a que, en general, hay una mayor comprensión de las estrategias tendenciosas de la industria farmacéutica como resultado de la abogacia en torno a la cuestión, y de que este tema ha ido penetrando la cultura popular a través de programas de televisión (p. ej., Dopesick: Historia de una adicción) y libros de divulgación científica (p. ej., Bad Pharma).
Otro elemento importante fue la comunicación con colegas internacionales como la profesora Adriane Fugh-Berman, el Dr. Günther Egidi y el Dr. Niklas Schurig. Nos ayudaron a aclarar nuestras ideas y nos proporcionaron otros ejemplos de organizaciones de salud que se desvinculan de la industria farmacéutica. Además, nos animaron a creer que lo que estábamos haciendo era importante.
Esperamos que el cambio tenga un efecto de propagación. Esperamos que organizaciones más pequeñas de médicos generales y de consultorios de médicos generales se desvinculen de la industria farmacéutica. Esperamos que los médicos que reciben formación en el ICGP trabajen en una cultura libre de la influencia de la industria farmacéutica, y que esto influya en su práctica y en sus posturas políticas en los próximos años. Por último, esperamos que esta iniciativa inspire a otras organizaciones a seguir el ejemplo del ICGP. Ya se ha pedido a organizaciones como el Royal College of General Practitioners (Colegio Real de Médicos Generales), el Royal College of Obstetricians and Gynaecologists (Colegio Real de Obstetras y Ginecólogos) y la British Infection Association (Asociación Británica de Infecciones), que dejen de aceptar financiación de la industria.
Opinión de Salud y Fármacos sobre la Eliminación de Financiamiento Farmacéutico en el ICGP
La decisión del Irish College of General Practitioners (ICGP) de eliminar progresivamente el financiamiento de la industria farmacéutica hasta 2034 es un avance significativo en términos de ética médica y transparencia. Este tipo de medidas mitigan el riesgo de conflictos de interés y mejoran la independencia en la toma de decisiones clínicas y en la educación médica continua.
El principal argumento detrás de esta decisión es la influencia demostrada de la industria farmacéutica sobre la prescripción médica. Estudios previos, incluyendo la revisión sistemática de 2017 citada en la propuesta del ICGP, han documentado que la interacción entre médicos y la industria farmacéutica se asocia con: (1) Aumento en la prescripción de medicamentos, (muchas veces sin una indicación clínica sólida), (2) Reducción en la calidad de la prescripción, debido a la priorización de productos comerciales sobre opciones más costoefectivas y mejor conocidas y (3) Incremento en los costos de los tratamientos, con consecuencias económicas tanto para los sistemas de salud como para los pacientes.
El concepto de “financiamiento no restringido”, aunque en teoría no condiciona el contenido de actividades académicas o científicas, en la práctica puede facilitar que las empresas farmacéuticas ejerzan una influencia indirecta sobre los profesionales de la salud.
Eliminar el financiamiento de la industria en el ICGP tiene implicaciones positivas para la Salud Pública, porque ofrece mayor independencia para definir los programas de educación médica y la enmarca en el desarrollo de una cultura profesional libre de influencia comercial, lo que podría fortalecer la toma de decisiones basadas en la evidencia científica, la calidad de la atención y en reducir el uso excesivo de medicamentos que se promueven con fines lucrativos. También genera un impacto en las políticas de prescripción, por la menor influencia de intereses comerciales y/o económicos, lo que favorece la adopción de políticas de prescripción más racionales y alineadas con los principios de la medicina basada en la evidencia.
El plan de reducción gradual del 10% anual hasta la eliminación completa del financiamiento farmacéutico en 2034, es una estrategia que permite hacer una transición estructurada que, para no comprometer la estabilidad financiera del ICGP, deberá explorar fuentes de financiamiento alternativas, monitorear la adherencia al plan y sortear los posibles intentos de influencia indirecta por parte de la industria.
Si bien el financiamiento de la industria farmacéutica ha sido una fuente tradicional de apoyo para actividades médicas y académicas, el que el ICGP la haya eliminado, favorece que los médicos generales ejerzan su rol con mayor autonomía y compromiso con el bienestar de los pacientes y, en el mejor de los escenarios, fomenta que otras instituciones adopten medidas similares.
Referencias