Un dossier reciente ha documentado presuntas manipulaciones de imágenes en más de 100 artículos científicos publicados por Masliah, exjefe de neurociencia del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento de EE UU. También se han identificado 238 patentes activas relacionadas con enfermedades neurológicas que citan los estudios cuestionados. Todo esto genera preocupación a múltiples compañías farmacéuticas que han estado basando el desarrollo de tratamientos en sus hallazgos [1].
La empresa de biotecnologia Ever Pharma utilizó estudios de Masliah para respaldar la eficacia de Cerebrolysin, una mezcla de péptidos (cadenas cortas de aminoácidos) derivados de cerebros de cerdo. Aunque pequeños ensayos clínicos sugieren modestos beneficios cognitivos en la enfermedad de Alzheimer y la demencia vascular, no existen estudios de gran escala que lo respalden, ni ha sido aprobado por la FDA para su uso en EE UU. Ever Pharma distribuye el medicamento en docenas de naciones para tratar la demencia y el accidente cerebrovascular.
Por otra parte, la empresa Neuropore cita siete artículos de Masliah con imágenes aparentemente alteradas que se relacionan con el desarrollo de minzasolmin, un posible tratamiento para el Parkinson, que se encuentra en fases iniciales de ensayos clínicos. De todos los productos que Masliah ha ayudado a desarrollar este es el más importante. Además, Masliah proporcionó imágenes para un artículo publicado en 2023 en NPJ Parkinson’s Disease. Según el dossier, las imágenes presentadas en dicho estudio, que supuestamente muestran beneficios mejorados del minzasolmin en modelos murinos, parecen haber sido alteradas.
El desarrollo de minzasolmin cuenta con el respaldo de grandes empresas farmacéuticas. En 2015, Neuropore otorgó la licencia para su desarrollo y comercialización a la farmacéutica UCB, con sede en Bruselas, por US$63 millones, además de pagos adicionales sujetos a hitos futuros. Posteriormente, la empresa suiza Novartis pagó US$150 millones a UCB, con la posibilidad de alcanzar un total de US$1.500 millones, el derecho al codesarrollo de minzasolmin y otro fármaco experimental. UCB afirmó que no tiene conocimiento de hechos o circunstancias que generen preocupaciones sobre la calidad, validez y seguridad del programa de desarrollo clínico en curso para minzasolmin, el cual, según Schots, se sustenta en evidencia adicional más allá del trabajo cuestionado de Masliah. Las farmacéuticas UCB y Novartis, han anunciado que investigarán la validez de los estudios preclínicos.
Tanto Ever Pharma como Neuropore han señalado que revisarán los datos afectados y evitarán usarlos hasta que se aclare la situación. Springer Nature, editor de varias de las revistas donde se publicaron los estudios cuestionados, ha indicado que investigará las acusaciones.
En conclusión, el artículo revela un posible escándalo científico con amplias repercusiones en la investigación neurológica y en la industria farmacéutica. Las acusaciones contra Masliah podrían poner en duda la validez de tratamientos en desarrollo y afectar la confianza en las publicaciones científicas. Aunque las empresas involucradas aseguran que su investigación no depende exclusivamente del trabajo cuestionado, han iniciado revisiones internas para evaluar la magnitud del problema.
Información Adicional
En el mismo número de Science, se publica un articulo con muchos otros detalles de lo sucedido (Daniel Garcia. Picture imperfect. Scores of papers by Eliezer Masliah, prominent neuroscientist and top NIH official, fall under suspicion. Science 2024; 385 (6716)) que, entre otras cosas, dice lo siguiente:
En 2016, cuando el Congreso de EE UU asignó un presupuesto para investigar la enfermedad de Alzheimer, el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (National Institute of Aging -NIA) eligió a Eliezer Masliah como líder clave de la iniciativa. Tomó el mando de la División de Neurociencia de la agencia, cuyo presupuesto (US$2.600 millones en el último año fiscal) es superior a lo que recibe en total el resto del NIA.
Como embajador federal líder ante la comunidad de investigación y asesor principal del director del NIA, Richard Hodes, Masliah tenía una enorme influencia sobre el estudio y el tratamiento de las enfermedades neurológicas.
Masliah parecía una elección ideal. El médico y neuropatólogo realizó investigaciones en la Universidad de California en San Diego (UCSD) durante décadas, y su empuje, curiosidad y productividad lo catapultaron a los primeros puestos de los estudiosos sobre las enfermedades de Alzheimer y Parkinson. Sus aproximadamente 800 artículos de investigación, muchos de ellos sobre cómo estas enfermedades dañan las sinapsis, las uniones entre neuronas, lo han convertido en uno de los científicos más citados en su campo. Su trabajo sobre temas como la alfa-sinucleína (una proteína vinculada a ambas enfermedades) sigue influyendo en la ciencia básica y clínica.
Masliah ya no se desempeña como director de la división de neurociencia del NIA, y no se sabe si sigue vinculado.
El trabajo de Masliah, por ejemplo, ayudó a obtener una aprobación de la FDA) para los ensayos clínicos de un anticuerpo llamado prasinezumab para el Parkinson. El fármaco, fabricado por Prothena (una empresa con mucho dinero), está pensado para atacar la alfa-sinucleína, cuya acumulación en el cerebro se ha relacionado con los síntomas físicos y cognitivos debilitantes de la enfermedad. Pero en un ensayo con 316 pacientes de Parkinson, publicado en 2022 en The New England Journal of Medicine, el prasinezumab no mostró ningún beneficio en comparación con un placebo. Y los voluntarios que recibieron infusiones del anticuerpo sufrieron muchos más efectos secundarios, como náuseas y dolores de cabeza, que los del grupo placebo que recibieron infusiones simuladas. Prothena está colaborando ahora en otro ensayo del fármaco candidato en el que participan 586 pacientes de Parkinson.
En temas clave relacionados con el Alzheimer y el Parkinson, Masliah se ubica frecuentemente entre los 10 mejores investigadores del mundo (y a menudo en primer lugar – ver cuadro a continuación)) por cantidad de artículos y citas a los mismos, según un análisis de datos de Dimensions Analytics, un banco de datos de investigación académica de la empresa británica Digital Science (ver el gráfico anterior). Por ejemplo, Masliah se ubicó en primer lugar en artículos que utilizan los términos “sinucleína” y “sinapsis”.
Opinión de Salud y Fármacos:
Este caso plantea preocupaciones graves sobre la integridad científica y la responsabilidad de los investigadores y editores. La revisión por pares y las revistas científicas tienen la obligación de garantizar la calidad y validez de los estudios publicados.
La alta presencia de imágenes cuestionadas en revistas de prestigio sugiere fallas en los mecanismos de control editorial. La presunta manipulación de datos y/o imágenes en investigaciones médicas es una violación del principio de veracidad y puede afectar la confianza del público y la comunidad científica en los hallazgos sobre tratamientos neurológicos. Además, si los datos fraudulentos influyen en la aprobación o comercialización de medicamentos, el impacto en la salud pública es muy alto, dado el riesgo de exponer a pacientes a tratamientos ineficaces o potencialmente dañinos, violando el principio de no maleficencia.
Las compañías que han basado sus planes de desarrollo en los estudios de Masliah deben ser transparentes sobre la influencia de estos datos en sus ensayos clínicos y garantizar que los pacientes no sean perjudicados por el posible uso de información científica errónea. Este caso subraya la importancia de reforzar la integridad científica y la supervisión de la investigación biomédica, asegurando que los avances en salud se basen en evidencia confiable y verificable.
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