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Ensayos Clínicos Cuestionados

Una sólida evaluación crítica del ensayo CHAGASICS en pacientes con miocardiopatía chagásica

(A Strong Critical Appraisal of the CHAGASICS Trial in patients with Chagas Cardiomyopathy)
Anis Rassi Jr
Sensible Medicine, 16 de diciembre de 2024
https://www.sensible-med.com/p/a-strong-critical-appraisal-of-the
Traducido por Salud y Fármacos, publicado en Boletín Fármacos: Ensayos Clínicos y Ética 2025; 28 (1)

Tags: revistas médicas ignoran criticas a sus publicaciones, conflictos de interés de los editores de revistas médicas, censura a la información científica, impedir el debate científico, ensayo clínico con tratamiento para el Chagas, miocardiopatía por Chagas

El Dr. Anis Rassi Jr. ayudó a diseñar este ensayo. Terminó renunciando a la autoría del artículo por fallas en la realización del ensayo y en la presentación de informes. JAMA-Cardiology se negó a publicar sus preocupaciones.

Uno de los objetivos de Sensible Medicine es dar voz a las valoraciones críticas que rechazan las revistas médicas. Hay dos mensajes importantes en la valoración del Dr. Rassi: (1) los errores específicos que este ensayo podría desencadenar en el tratamiento de pacientes con miocardiopatía de Chagas, pero el mensaje más importante es (2) lo que dice sobre la conducta científica y la publicación.

La primera sección incluye la explicación del Dr. Rassi sobre sus interacciones con la revista; la segunda sección es una lista detallada de críticas y errores en el artículo.

El ensayo CHAGASICS: un preocupante fracaso de la revisión por pares en una importante revista de cardiología
(The CHAGASICS Trial: A Disturbing Failure of Peer Review at a Leading Cardiology Journal)
Anis Rassi, Director Científico, Hospital Goiânia, Brazil

Envié una carta al editor sobre el ensayo CHAGASICS que se publicó recientemente en JAMA Cardiology [1]. Se me recomendó que presentara formalmente mis inquietudes en una carta al editor. Esta carta fue rechazada por el Editor en Jefe.

Esto me impulsó a compartir mi análisis detallado del ensayo CHAGASICS y las diapositivas de una presentación que realicé recientemente en el Congreso Brasileño de Arritmias [2]. Mi objetivo es aportar información sobre la calidad de los artículos científicos que se publican.

Tengo curiosidad por ver cómo abordará JAMA Cardiology los numerosos errores que permitió que se filtraran a través de su proceso de revisión: ¿mantendrá el status quo, ignorando las discrepancias identificadas?, ¿Implementará correcciones para los múltiples errores identificados durante la revisión por pares posterior a la publicación y se apropiará de los hallazgos?, ¿o los autores emitirán una retractación, atribuyendo estas inconsistencias sustanciales a meros errores tipográficos, quizás incluso eliminando los comentarios existentes sobre estas discrepancias en el manuscrito?

Sería preocupante que estas correcciones se hicieran sin reconocer que estos problemas metodológicos se identificaron, inicialmente, en una correspondencia que la revista se negó a publicar.

23 de octubre de 2024
Al consejo editorial de JAMA Cardiology:

Escribo para expresar mi profunda preocupación con respecto a la publicación del ensayo CHAGASICS [1]. Si bien el objetivo del estudio fue evaluar el desempeño de los Cardio Desfibriladores Implantables (CDI), en comparación con la amiodarona en pacientes con miocardiopatía chagásica crónica, hay muchos errores críticos que socavan sus hallazgos.

La gran cantidad de fallas metodológicas, errores de cálculo, mala interpretación de la literatura y omisión de datos cruciales es profundamente preocupante. Estos errores son inaceptables y cuestionan el proceso de revisión por pares que permitió que este estudio se publicara en su forma actual.

  1. Potencia estadística y bajo poder estadístico del estudio
    Inicialmente, el ensayo se diseñó para inscribir a 1.100 pacientes, con lo que tendría un poder estadístico del 90% para detectar una diferencia significativa entre los grupos que recibieron CDI o amiodarona. Sin embargo, el análisis se hizo con los datos de 323 pacientes, por lo que el poder estadístico del estudio fue muy bajo. Basándose en los supuestos originales (30% de mortalidad en el grupo de amiodarona y una reducción del riesgo relativo (RRR) del 30% en el grupo de CDI), el poder estadístico del estudio solo alcanzó el 46%, muy por debajo del 90% planificado. Si se adaptan lo que eran expectativas para que reflejen los datos del ensayo, en el que se observó una tasa de mortalidad del 38,6% en el grupo amiodarona y se mantuvo el mismo RRR del 30% en el grupo CDI, el poder estadístico aumentó ligeramente al 60%.

    El manuscrito no reconoció adecuadamente esta reducción drástica del poder estadístico. Una disminución tan grande del poder estadístico limita la capacidad del estudio para detectar diferencias reales entre los grupos. Teniendo esto en mente, es probable que los resultados informados, como la reducción de las hospitalizaciones por insuficiencia cardíaca a los tres años, e incluso la cuestionable reducción de la mortalidad total en los primeros años de seguimiento, sean fruto del ruido estadístico.

    Las siguientes deficiencias suponen que el estudio CHAGASICS tenía la potencia adecuada, aunque no fue así.

  2. Análisis por intención de tratar (ITT) modificado
    El estudio se desvió del análisis ITT planificado (consulte el documento de diseño [3]) y utilizó un enfoque “ITT modificado”, excluyendo a 15 pacientes del grupo tratado con amiodarona y a 24 del grupo CDI que no recibieron las intervenciones asignadas.

    Esta modificación, particularmente problemática dado que la población del estudio ya era de por sí pequeña, exacerbó los desequilibrios en las características iniciales, incluyendo la distribución de las puntuaciones de Rassi y el género masculino. Tales exclusiones posteriores a la aleatorización violan los principios de ITT, que existen para preservar la comparabilidad entre los grupos. Los autores no reconocieron esta desviación significativa de la práctica estándar.

  3. Cálculo erróneo de los porcentajes de uso de medicamentos
    Otro error llamativo es el cálculo erróneo de los porcentajes de uso de medicamentos al final del seguimiento. Los autores informaron erróneamente que había habido una disminución en el uso de medicamentos para la insuficiencia cardíaca, cuando, de hecho, su uso aumentó.

    Este error se produjo porque los autores calcularon los porcentajes basándose en el número total de pacientes (323) en lugar de en los tamaños de grupo adecuados (157 para el grupo tratado con CDI y 166 para el grupo que recibió amiodarona). Por ejemplo, el uso de betabloqueantes al final del seguimiento se informó como 38,1% en el grupo CDI, pero el porcentaje correcto, basado en 123 de 157 pacientes en el grupo CDI, es 78,3%. Este error distorsiona la interpretación del uso de medicamentos en el estudio. Todos los demás porcentajes de medicamentos informados al final del seguimiento son igualmente incorrectos.

    La afirmación del artículo, “Reconocemos que, a pesar de las instrucciones explícitas del protocolo relacionadas con la terapia médica, el bajo uso de inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina, bloqueadores del receptor de angiotensina II y betabloqueantes puede haber influido en los criterios finales de valoración: muerte y hospitalización por IC” (eTabla 7 en el Suplemento 2), es incorrecta.

    Lejos de mostrar una disminución, el uso de medicamentos aumentó durante el período del estudio, lo que se alinea con el curso clínico esperado de estos pacientes.

    ¿Cómo puede un error aritmético tan básico pasar desapercibido por el autor, los coautores, los revisores y los editores?

  4. Informes cuestionables sobre las hospitalizaciones por insuficiencia cardíaca
    Los informes sobre las hospitalizaciones por insuficiencia cardíaca están plagados de contradicciones. Los autores informan una reducción de las hospitalizaciones en el grupo CDI a los tres años, mientras que simultáneamente informan un aumento de las muertes por insuficiencia cardíaca en el mismo grupo a lo largo de seis años. Esto es clínicamente absurdo. Ningún estudio previo ha demostrado que los CDI reduzcan las hospitalizaciones por insuficiencia cardíaca; al contrario, los CDI se suelen asociar a un aumento de las hospitalizaciones debido a la progresión de la insuficiencia cardíaca, en particular cuando se trata de descargas frecuentes [4]. Es más, el aumento de las muertes por insuficiencia cardíaca solo se hizo evidente después de cuatro años, pero los autores inexplicablemente decidieron analizar las hospitalizaciones por insuficiencia cardíaca a los tres años, excluyendo todos los datos posteriores.

    Este informe selectivo no solo es engañoso, sino que también es metodológicamente sospechoso. Tal como se informa, me pregunto si simplemente se dejó que los pacientes murieran en casa por insuficiencia cardíaca, lo que explicaría la supuesta reducción de las hospitalizaciones.

  5. Inconsistencias en la notificación de eventos adversos
    La notificación de eventos adversos relacionados con CDI contiene errores. En la tabla electrónica 3, que informa el número de pacientes que recibieron descargas apropiadas e inapropiadas de CDI, las sumas no cuadran. Por ejemplo, el número total de descargas notificadas (81), no se puede explicar mediante el desglose de descargas apropiadas (48) e inapropiadas (19). Además, el número de pacientes que recibieron descargas (56) es inconsistente con la suma de pacientes que recibieron descargas apropiadas e inapropiadas (40 + 13). Las mismas discrepancias ocurrieron con la notificación de la terapia anti-taquicardia.

    Este no es un error menor. Demuestra una falta fundamental de rigor en la notificación de datos básicos. ¿Cómo puede superar la revisión por pares otro error aritmético obvio? Esto cuestiona la precisión general de los datos presentados en el estudio.

  6. No hay información sobre el uso de amiodarona en el grupo CDI y mi renuncia a la autoría.
    No se menciona si los pacientes del grupo CDI recibieron amiodarona durante el estudio, a pesar de que se recetaba de forma conjunta en tales situaciones. ¿Realmente no se utilizó amiodarona o simplemente se omitieron estos datos? La transparencia en este tema es fundamental.

    Si se utilizó amiodarona en el grupo CDI, el cruce de datos pasa a ser un problema importante y la comparación se convierte en una comparación entre amiodarona y amiodarona + CDI, no solo entre CDI y amiodarona.

    La falta de claridad sobre este punto crucial plantea dudas significativas sobre la integridad y las conclusiones del estudio.

    Siendo uno de los diseñadores del estudio CHAGASICS tengo conocimientos de primera mano, que han compartido los autores del estudio, de que la mayoría de los pacientes del grupo CDI recibieron amiodarona a medida que avanzaba el estudio. Este hecho importante, que no figura en la publicación, debe aclararse. Sin él, la interpretación de los resultados es cuestionable. Es fundamental mencionar que, como investigador principal, participé en el estudio desde el inicio hasta su conclusión. El objetivo principal del estudio era determinar si la escala de Rassi podía orientar la selección del tratamiento, entre CDI y la amiodarona, para pacientes con miocardiopatía chagásica, siendo la mortalidad por todas las causas el criterio principal de valoración.

    Dadas mis inquietudes con respecto a la presentación e interpretación planificadas de los hallazgos del estudio, retiré mi autoría antes de enviar el manuscrito a la revista. Esta fue mi propia decisión, para asegurar que mi crítica no pudiera ser vista como resultado de mi exclusión del estudio. (Nota del editor de Sensible Medicine: el Dr. Rassi Jr. es el segundo autor del artículo sobre el diseño [3]).

    También es importante señalar que la presentación de los resultados parece favorecer a la escala de Rassi [5] como una herramienta útil para orientar el uso de CDI en la prevención primaria de la enfermedad de Chagas. Sin embargo, el estudio carece del poder estadístico y el rigor metodológico para respaldar tal conclusión. Esto es particularmente preocupante dado que la validación de la escala de Rassi para este propósito representaría un avance importante en el manejo de la enfermedad de Chagas y podría influir significativamente en la toma de decisiones clínicas. Hacer tales afirmaciones sin evidencia adecuada que las respalde, podría ocasionar que la escala se aplicara inapropiadamente en la clínica.

  7. Errores en la sección de discusión
    Varios errores críticos en la discusión tergiversan estudios clave. Los autores afirman incorrectamente que el ensayo SCD-HeFT tuvo un seguimiento de 4,5 meses, cuando en realidad fue diez veces esa duración: 45,5 meses [6]. Este es un error importante, ya que los resultados a largo plazo del ensayo son fundamentales para comprender el impacto de los CDI en la mortalidad.

    Otro error: los autores confunden dos metaanálisis distintos. La frase, “Una revisión sistemática y metaanálisis de 13 estudios retrospectivos que incluyeron 1041 pacientes” se refiere al metaanálisis realizado por Rassi et al. [7]. Sin embargo, su declaración posterior,

    “…sugirió que la implantación de CDI, en comparación con la amiodarona, no se asoció con una tasa de mortalidad por todas las causas más baja. La tasa de mortalidad anual reportada fue del 9,7% para el CDI y del 9,6% para la amiodarona

    pertenece a un estudio diferente, realizado por Carmo et al [8]. Esta confusión es ridícula e inexcusable, y debilita la credibilidad del debate.

  8. Inclusión ilógica de la necesidad de un marcapasos como resultado secundario
    Otro defecto crítico del estudio es la inclusión de la “necesidad de un marcapasos” como resultado secundario, una decisión impuesta por el primer autor. Me opuse firmemente a esta inclusión porque no tenía sentido, ya que todos los pacientes del grupo CDI tienen un marcapasos de respaldo como parte de la implantación de CDI.

    Ningún estudio previo ha incluido esta variable como un criterio de valoración significativo, ya que es redundante e irrelevante en este contexto. Además, si se considera la hospitalización por cualquier motivo, el grupo CDI naturalmente tendría tasas de hospitalización más altas porque la implantación de CDI requiere ingreso hospitalario.

  9. Falta de adjudicación de eventos
    El estudio se desvió de su protocolo original que especificaba que un comité independiente adjudicaría los eventos clínicos. Esto no ocurrió, lo que es particularmente preocupante dado que los tres resultados secundarios informados como favorables al CDI (reducción de las hospitalizaciones por insuficiencia cardíaca, muerte cardíaca súbita y necesidad de un marcapasos), son subjetivos.

    En un estudio abierto, la adjudicación independiente es esencial para garantizar la presentación imparcial de dichos resultados.

  10. Conclusiones engañosas e inapropiadas
    El estudio no tenía el poder estadístico suficiente para sacar conclusiones sobre su criterio de valoración principal, la mortalidad por todas las causas. Si bien no se encontró ninguna diferencia entre los grupos CDI y amiodarona en cuanto a la mortalidad total, este resultado no es concluyente debido al alto riesgo de falsos negativos (error de tipo II).

    Si bien algunos criterios de valoración secundarios sugirieron beneficios del CDI (menos muertes súbitas de origen cardíaco, hospitalizaciones por insuficiencia cardíaca y necesidad de marcapasos), estos hallazgos positivos se deben interpretar con extrema cautela, dada la baja potencia estadística del estudio y el mayor riesgo de resultados falsos positivos en los análisis secundarios (error de tipo I). Se necesitaría un estudio más amplio y con la potencia estadística adecuada para determinar definitivamente tanto el beneficio en la mortalidad como la fiabilidad de los resultados secundarios observados.

    Incluso dejando de lado la cuestión del poder estadístico, las conclusiones presentadas por los autores son problemáticas por varias razones:

    1. Si bien el CDI redujo las muertes súbitas cardíacas, esta ventaja se vio completamente contrarrestada por un aumento de la mortalidad relacionada con la insuficiencia cardíaca, por lo que no tuvo ningún efecto neto sobre la mortalidad cardiovascular o general.
    2. La reducción informada en las hospitalizaciones por insuficiencia cardíaca es tanto metodológicamente errónea como clínicamente cuestionable, ya que se informó solo a los 3 años y no se abordó durante el seguimiento completo de 6 años.
    3. La terapia con CDI generalmente se asocia con tasas de hospitalización más altas debido a complicaciones, problemas relacionados con el dispositivo y descargas, factores que no se tuvieron suficientemente en cuenta en el análisis.
  11. Relevancia clínica y consideraciones para el paciente
    Si bien el estudio intenta demostrar el beneficio potencial de los CDI, las implicaciones derivadas de los datos para la vida real son mucho menos prometedoras. Un paciente que recibe un CDI profiláctico enfrenta una mayor probabilidad de hospitalización, ya sea por el implante en sí o por complicaciones relacionadas. También tienen un 36% de probabilidades de recibir una descarga angustiante inapropiada o apropiada, y es poco probable que el CDI evite su muerte por cualquier causa, especialmente por insuficiencia cardíaca.

    Irónicamente, evitar el CDI podría resultar en una muerte más digna por paro cardíaco repentino en lugar de por deterioro prolongado por insuficiencia cardíaca, que el CDI no puede prevenir. Y casi todos los pacientes en el grupo CDI todavía requieren amiodarona (mi propia suposición), lo que complica la narrativa de la eficacia del CDI que presentan los autores.

  12. El papel del cabildeo a favor de los CDI en Brasil
    En Brasil, ha habido un fuerte cabildeo a favor del uso de CDI en la prevención primaria de las complicaciones relacionadas con la enfermedad de Chagas.

    Dada la manipulación del lenguaje por parte de los autores (para distorsionar los hallazgos resaltando los supuestos beneficios del tratamiento experimental [CDI] a pesar de que las diferencias en el resultado primario no son estadísticamente significativas), este ensayo corre el riesgo de ser citado selectivamente para apoyar esta iniciativa.

  13. Mis sugerencias para publicar estudios como CHAGASICS
    Los estudios con poco poder estadístico como CHAGASICS son publicables, pero solo si se siguen ciertas reglas para garantizar su credibilidad y rigor científico.
    • Se debe mantener una transparencia extrema, divulgando claramente las limitaciones del estudio.
    • Debe haber una discusión extensa sobre el poder estadístico, destacando la baja potencia del estudio y discutiendo abiertamente sus implicaciones.
    • No se deben hacer afirmaciones sobre la eficacia en estudios con bajo poder.
    • Los datos deben presentarse como preliminares, haciendo sugerencias sobre cómo podrían ser útiles en estudios futuros.
    • Los investigadores deben discutir las lecciones aprendidas en el estudio y cómo pueden mejorar el diseño de ensayos futuros.

    El estudio CHAGASICS no cumplió con estos criterios. La falta de transparencia, la falta de información sobre datos importantes y el análisis estadístico defectuoso cuestionan gravemente la validez de sus conclusiones.

    Por estas razones, creo firmemente que el consejo editorial debería reconsiderar la inclusión del estudio en JAMA Cardiology y cuestionar si un estudio con tantos problemas críticos debería permanecer en la literatura científica.

  14. ¿Este estudio debería retractarse?
    Dada la multitud de estos errores, cuestiono si este estudio cumple con los estándares para su publicación.

    De hecho, podría tratarse de una de las publicaciones más problemáticas jamás producidas en el campo de la investigación de la enfermedad de Chagas.

    Insto respetuosamente al consejo editorial a que reevalúe este estudio y, si es necesario, considere retractarlo para mantener altos estándares científicos para avanzar el conocimiento médico.

  15. Aprendizajes más importantes
    1. Para los resultados primarios supuestamente “negativos” (mortalidad total)
      1. No se puede simplemente decir “no hay diferencia” o no redujo el riesgo
      2. Hay que reconocer el riesgo de no identificar el efecto real (error tipo II)
      3. Hay que decir que el resultado no permite llegar a conclusiones, en lugar de es negativo o neutral
    2. Para los resultados secundarios supuestamente positivos (reducir la muerte súbita, hospitalizaciones por insuficiencia cardiaca, necesidad de marcapasos)
      1. No se pueden aceptar a primera vista
      2. Hay que reconocer que tienen un riesgo elevado de ser falsos positivos
      3. Hay que tomar precauciones especiales cuando los estudios tienen bajo poder estadístico
      4. Hay que analizar si al informar se exageran los resultados
    3. Mensaje general
      1. Los estudios con muestras pequeñas (bajo poder estadístico) son problemáticos en ambas direcciones
      2. Pueden no identificar los efectos reales (error Tipo II)
      3. Puede producir resultados positivos no confiables (error Tipo I)
      4. El poder de los estudios es muy importante para que los resultados sean confiables

Referencias

  1. Martinelli-Filho M, Marin-Neto JA, Scanavacca MI, et al. Amiodarone or Implantable Cardioverter-Defibrillator in Chagas Cardiomyopathy: The CHAGASICS Randomized Clinical Trial. JAMA Cardiol. 2024;9(12):1073–1081. doi:10.1001/jamacardio.2024.3169
  2. Correct Interpretation Of The Chagasics Trial, presentado en 41st Brazilian Congress of Cardiac Arrhythmias October 31 – November 2, 2024, Curitiba, PR, Brazil https://docs.google.com/presentation/d/10N0igeOgra4SazKqjSAj4jkx5WSBHogv/edit#slide=id.p1
  3. Martinelli M, Rassi A Jr, Marin-Neto JA, de Paola AA, Berwanger O, Scanavacca MI, Kalil R, de Siqueira SF. CHronic use of Amiodarone aGAinSt Implantable cardioverter-defibrillator therapy for primary prevention of death in patients with Chagas cardiomyopathy Study: rationale and design of a randomized clinical trial. Am Heart J. 2013 Dec;166(6):976-982.e4. doi: 10.1016/j.ahj.2013.08.027. Epub 2013 Oct 11. PMID: 24268211.
  4. Goldenberg I, Moss AJ, Hall WJ, McNitt S, Zareba W, Andrews ML, Cannom DS; Multicenter Automatic Defibrillator Implantation Trial (MADIT) II Investigators. Causes and consequences of heart failure after prophylactic implantation of a defibrillator in the multicenter automatic defibrillator implantation trial II. Circulation. 2006 Jun 20;113(24):2810-7. doi: 10.1161/CIRCULATIONAHA.105.577262.
  5. Rassi A Jr, Rassi A, Little WC, Xavier SS, Rassi SG, Rassi AG, Rassi GG, Hasslocher-Moreno A, Sousa AS, Scanavacca MI. Development and validation of a risk score for predicting death in Chagas’ heart disease. N Engl J Med. 2006 Aug 24;355(8):799-808. doi: 10.1056/NEJMoa053241. PMID: 16928995.
  6. Bardy GH, Lee KL, Mark DB, Poole JE, Packer DL, Boineau R, Domanski M, Troutman C, Anderson J, Johnson G, McNulty SE, Clapp-Channing N, Davidson-Ray LD, Fraulo ES, Fishbein DP, Luceri RM, Ip JH; Sudden Cardiac Death in Heart Failure Trial (SCD-HeFT) Investigators. Amiodarone or an implantable cardioverter-defibrillator for congestive heart failure. N Engl J Med. 2005 Jan 20;352(3):225-37. doi: 10.1056/NEJMoa043399. Erratum in: N Engl J Med. 2005 May 19;352(20):2146. PMID: 15659722.
  7. Rassi FM, Minohara L, Rassi A Jr, Correia LCL, Marin-Neto JA, Rassi A, da Silva Menezes A Jr. Systematic Review and Meta-Analysis of Clinical Outcome After Implantable Cardioverter-Defibrillator Therapy in Patients With Chagas Heart Disease. JACC Clin Electrophysiol. 2019 Oct;5(10):1213-1223. doi: 10.1016/j.jacep.2019.07.003. Epub 2019 Aug 28. PMID: 31648747.
  8. Carmo AAL, de Sousa MR, Agudelo JF, Boersma E, Rocha MOC, Ribeiro ALP, Morillo CA. Implantable cardioverter-defibrillator in Chagas heart disease: A systematic review and meta-analysis of observational studies. Int J Cardiol. 2018 Sep 15;267:88-93. doi: 10.1016/j.ijcard.2018.05.091. Epub 2018 May 29. PMID: 29871807.
creado el 6 de Abril de 2025