La pasada primavera parecía seguro que la historia del escándalo STAR*D, sobre el que Mad in America lleva informando 14 años, atraería finalmente la atención de los medios de comunicación tradicionales. Ahora estaban a la vista todos los ingredientes para un artículo de gran éxito, incluido el reconocimiento desde dentro de la psiquiatría de que esta historia era de profunda importancia para toda nuestra sociedad.
Sin embargo, los medios de comunicación han permanecido en silencio y ahora el escándalo se está desvaneciendo. La psiquiatría estadounidense ha superado la crisis; no tendrá que enfrentarse a un público atónito por las noticias de cómo la tasa de remisión acumulada del 67%, tan citada en el “ estudio más grande y más largo (https://www.nimh.nih.gov/funding/clinical-research/practical/stard/backgroundstudy) jamás realizado para evaluar el tratamiento de la depresión”, fue fruto de una mala conducta científica. En cambio, ese hallazgo permanecerá en la literatura, como evidencia que podrán citar los medios de comunicación y el campo de la eficacia de los antidepresivos.
En este sentido, el escándalo sirve ahora como veredicto histórico sobre la ética de la psiquiatría estadounidense y, por extensión, del Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH). En cuanto a los medios de comunicación tradicionales, esta es una historia de cómo fallaron completamente al público, intimidados y silenciados por una disciplina médica que, durante décadas, ha utilizado los medios para promover una narrativa que privilegia sus intereses gremiales pero que es desmentida por su propia ciencia.
He aquí un resumen de este escándalo y del daño causado. Puede leer el artículo completo en el enlace que aparece en el encabezado