EE.UU.: Médicos que han sido sancionados reciben pagos de la industria farmacéutica
Traducido por Enery Navarrete MD de: Gardiner Harris y Janet Roberts, After sanctions, doctors get drug company pay, The New York Times, 3 de junio de 2007
EE.UU.: El Congreso bajo la influencia de la industria
Traducido y resumido por Enery Navarrete de: Alex Berenson y Andrew Pollack, Under The Influence, The New York Times, 1º de abril de 2007.
_______________________________________________________________________
EE.UU.: Médicos que han sido sancionados reciben pagos de la industria farmacéutica
Traducido por Enery Navarrete MD de: Gardiner Harris y Janet Roberts, After sanctions, doctors get drug company pay, The New York Times, 3 de junio de 2007
Hace una década la Junta de Práctica Médica (Board of Medical Practice – BMP) de Minnesota acusó al Dr. Frank Abuzzahab de “no haber sido imprudente, sino de haber deliberadamente” ignorado el bienestar de 46 pacientes, 5 de los cuales murieron bajo su cuidado o poco después. La Junta suspendió su licencia por siete meses y la restringió por dos años.
Pero el Dr. Abuzzahab, un psiquiatra de Minneapolis, aun supervisa la administración de medicamentos en pacientes que participan en ensayos clínicos y recibe pagos de las compañías farmacéuticas por dicha labor. Por lo menos una docena de fabricantes de medicamentos le han pagado por realizar investigación o marketing desde que fue disciplinado.
Por mucho tiempo los eticistas médicos han argumentado que los médicos que administran medicamentos experimentales deberían ser seleccionados con cuidado. De hecho, las propias guías para ensayos clínicos de la industria farmacéutica establecen que “los investigadores se seleccionan en base a sus calificaciones, entrenamiento, experiencia investigativa o clínica en los campos específicos.” Aun así, el Dr. Abuzzahab dista de ser el único médico que ha sido sancionado por una junta médica y luego recibe pago de los fabricantes de medicamentos.
Al analizar los archivos del estado de Minnesota, el New York Times (NYT) encontró más de 100 de estos médicos en el estado, al menos dos con sanciones criminales por fraude. Aunque Minnesota es el único estado en poner sus archivos a disposición del público, el problema, según los expertos, es nacional [a].
Uno de los pacientes del Dr. Abuzzahab fue David Olson, a quien el psiquiatra continuamente trató de reclutar para experimentos con medicamentos. Las empresas farmacéuticas pagaron al Dr. Abuzzahab miles de dólares por cada paciente que reclutó para los ensayos clínicos. En Julio de 1997 cuando el Sr. Olson se negó de nuevo a participar en un ensayo clínico, el Dr. Abuzzahab lo dio de alta del hospital, aun cuando su historia clínica indicaba que tenía tendencias suicidas. El Sr. Olson se suicidó dos semanas después. En la acción disciplinaria contra el Dr. Abuzzahab, la Junta Médica del estado se refirió al Sr. Olson como el “paciente nº 46”.
“El Dr. Abuzzahab se equivocó al no tener en cuenta los riesgos de suspender al paciente el tratamiento con el medicamento Clozaril, se equivocó al no responder apropiadamente a su rápido deterioro, y de hecho ignoró el potencial suicida del paciente,” concluyó la Junta.
En una entrevista, el Dr. Abuzzahab desestimó los hallazgos como si no tuvieran mayor importancia y comentó que las compañías farmacéuticas conocían su historial. Dijo que había participado en el estudio de muchos de los medicamentos más populares en psiquiatría, incluyendo Paxil, Risperdal, Prozac, Seroquel, Zoloft y Zyprexa.
El NYT examinó los archivos de Minnnesota que contenían información de los pagos de compañías farmacéuticas a los médicos. El análisis mostró que desde 1997 a 2005, por lo menos 103 médicos que habían sido sancionados por la BMP del estado recibieron un total de US$1,7 millones de la industria. El pago promedio en ese periodo fue US$1.250, el más alto de US$479.000.
Las sanciones impuestas por la Junta fueron desde reprimendas hasta demandas para que se vuelvan a capacitarse o la suspensión de sus licencias. De esos 103 médicos, 39 habían sido penalizados por prácticas prescriptivas inapropiadas, 21 por abuso de sustancias, 12 por dar atención médica de calidad inferior a los estándares establecidos, y 3 por manejos inapropiados de los estudios con medicamentos. Unos pocos casos llegaron a divulgarse en los medios informativos en todo el país, pero aun así las compañías contrataron a los médicos.
El NYT incluyó en su análisis a cualquier médico que hubiese recibido compensación de las farmacéuticas en un periodo de 10 años después de la sanción del BMP. Por lo menos 38 médicos recibieron US$140.000 mientras estuvieron sancionados. EL Dr. Abuzzahab recibió más de US$55.000 de 1997 a 2005.
Al preguntarle sobre el estudio de Minnnesota que había hecho el NYT, la comisionada y principal director médico de la FDA, la Dra. Janet Woodcock, dijo que el gobierno federal necesitaba revisar sus reglamentos sobre los ensayos clínicos y los médicos que los supervisaban.
“Reconocemos que necesitamos modernizar el enfoque de la FDA para mantener la seguridad de las personas que participan en los ensayos clínicos”, dijo la Dra. Woodcock.
No se requiere a los fabricantes de medicamentos informar a la Agencia cuando descubren que los investigadores están falsificando datos, y en el pasado muchos no lo han hecho. Los planes de la FDA son requerir dichos informes, dijo Woodcock. La Agencia inspecciona menos del 1% de todos los ensayos clínicos, manifestó.
Kart Uhlendorf, un portavoz de la Asociación Americana de Industrias de Investigación Producción de Medicamentos (Pharmaceutical Research and Manufactures of America) dijo que el grupo no comentaría sobre los hallazgos del NYT.
Los archivos examinados por el NYT probablemente subestiman la magnitud del problema porque están incompletos. La BMP de Minnesota disciplina una menor porción de los médicos del estado que otras juntas médicas en el país, de acuerdo a la información que recoge Public Citizen.
El Dr. David Rothman, presidente del Instituto de la Medicina como Profesión (Institute of Medicine as a Profesión) de la Universidad de Columbia dijo que el análisis del NYT revelaba un problema nacional. “No hay razón para pensar que Minnesota es único”, dijo el Dr. Rothman.
“Los investigadores de los ensayos clínicos deben ser seleccionado entre los mejores médicos del país,” dijo, “porque trabajan en las fronteras del nuevo conocimiento. Es una barbaridad que los fabricantes de medicamentos están haciendo lo que están haciendo”.
Se discute mucho sobre los pagos de las compañías farmacéuticas a médicos, estén o no disciplinados. Las farmacéuticas y médicos dicen que el dinero financia una investigación vital y ayuda a educar a los médicos sobre los medicamentos que son útiles. Pero otros en la profesión médica dicen que dichos pagos son incentivos disfrazados para que los médicos receten más las medicinas costosas.
Entre los médicos sancionados pagados por las compañías farmacéuticas están los siguientes:
Dr. Barry Garfinkel, psiquiatra de niños de Minneapolis, condenado por la corte federal en 1993 por fraude en un estudio para Ciba Geigy. Su caso criminal apareció en todos los medios de difusión del estado. Desde el 2002 al 2004 Eli Lilly le pagó más de $5.500 en honorarios, de acuerdo a los expedientes oficiales del estado.
El Dr. Garfinkel dijo en una entrevista que él mismo se había preguntado por qué los fabricantes de medicamentos le habían contratado como conferenciante considerando su historial y notoriedad. Pensó que “me contrataban para influir en mis hábitos de prescripción,” por lo que “dejé de dar charlas auspiciadas por la industria y recibir dinero de las farmacéuticas.”
El Dr. John Simon, psiquiatra de Minneapolis que por años compartió oficina con el Dr. Abuzzahab, fue sancionado en 1994 por la BMP a completar un programa de entrenamiento clínico cuando un informe de la Junta concluyó que él “con frecuencia hacía cambios abruptos y drásticos en el tipo y dosificación de medicamentos que parecían erráticos, sin criterios adecuados, y pobremente integrados con estrategias no medicamentosas”. La BMP afirmó que había prescrito medicamentos adictivos a adictos y seguía prescribiendo medicamentos a pacientes sabiendo que sufrían graves efectos secundarios de los mismos.
El Dr. Simon ganó más de US$350.000 de 5 productores de medicamentos desde 1998 a 2005 por consultorías y charlas sobre marketing de medicamentos. De estos, Eli Lilly pagó más de US$314.000. El Dr. Simon dijo en una entrevista que la acción del BMP había sido una experiencia de aprendizaje y que las compañías de medicamentos continuaban contratándole para dar conferencias porque “sus colegas le respetaban”.
Al preguntarle sobre los Drs. Garfinkel y Simpon, Phil Belt, portavoz de Eli Lilly dijo que ambos médicos tenían licencia para ejercer la medicina y que la compañía dependía de que los médicos informaran si había acciones disciplinarias o causas criminales contra ellos.
El Dr. Ronald Hardrict, un psiquiatra de Minneapolis, se declaró culpable en 2003 por fraude a Medicaid. En 2004 y 2005, recibió más de US$63.000 en pagos de siete compañías fabricantes de medicamentos. En una entrevista el Dr. Hardrict dijo que era “insultante y ridículo” sugerir que los pagos de las compañías podrían influenciar los hábitos de prescripción de los médicos.
“Compré un Mercedes porque tiene bolsas protectoras de aire contra choques y uso Risperdal porque funciona”, dijo el Dr. Hardrict refiriéndose a un antipsicótico contra la esquizofrenia. Johnson&Jonson, el productor de Risperdal, pagó a Hardrict más de US$30.000 por dar conferencias en 2003 y 2004.
Srikant Ramaswami, un vocero de Johnson&Jonson, afirmó que la compañía había dejado de contratar a Hardrict en 2004, cuando su nombre apareció en la base de datos del estado como convicto por fraude. Al cuestionarlo sobre la razón por la cual otros fabricantes de medicamentos lo contrataban a pesar de ser convicto por fraude, el Dr. Hardrict respondió con un mensaje electrónico que decía “Rezaré por ti diariamente”.
En los casos que involucraron al Dr. Abuzzahab durante más de 15 años en las décadas de los ochenta y noventa, el BMP encontró que repetidamente prescribía narcóticos y otras sustancias controladas a adictos, renovó una receta a un paciente seis semanas después de haber sido encarcelando por adicción, y dijo a otro que sus píldoras adictivas debían ser consideradas como hamburguesa cuanto se tiene ganas de comer. Prescribió narcóticos a pacientes embarazadas una de las cuales tuvo un parto prematuro de un niño que murió al poco tiempo.
Al explicar porque dio de alta abruptamente al suicida Sr. Olson, el Dr. Abuzzahab expresó al tribunal médico que “si un paciente está decido a quitarse la vida, no puede prevenirse que lo haga y la hospitalización pospone el evento”, según consta en las actas. La hermana del Sr. Olson, Susie Olson, dijo que el Dr. Abuzzahab “no tenía tiempo para mi hermano a menos que David accediera a ingresar en el ensayo clínico. Le dijo, ‘Estás malgastando mi tiempo y el del hospital.’ Fue todo por dinero”.
Por otro lado, la FDA en 1979 y 1984 concluyó que el Dr. Abuzzahab violó los protocolos de todos los estudios que auditaron y reportó datos incorrectos a las compañías productoras. Normalmente supervisaba simultáneamente de cuatro a ocho ensayos clínicos, con frecuencia cambió pacientes de un estudio a otro, a veces dio medicamentos experimentales a pacientes en su primera consulta y una vez hospitalizó a un paciente con el único propósito de incluirlo en un ensayo según los hallazgos del FDA.
El Dr. Abuzzahab de 74 años, fue presidente de la Sociedad de Psiquiatría de Minnesota y dos décadas antes fue el director de sus comités de educación continua y de ética. Con el NYT no discutió los detalles de su historial disciplinario diciendo que no tenía tiempo para hacerlo. Pero en 1998 firmó un acuerdo con el tribunal aceptando que su conducta “justifica correctamente la acción disciplinaria de acuerdo a la ley y a las circunstancias.”
En Google se puede encontrar fácilmente el informe disciplinario de la junta médica de 1998, un periódico local y una estación de TV lo dieron a conocer en ese momento. En el 1998, el Boston Globe publicaba en primera página un artículo sobre el Dr. Abuzzahab en el que cuestionaba la seguridad de los ensayos clínicos de medicamentos psiquiátricos. En el 1999 el programa Dateline de la cadena de televisiva NBC presentó un segmento sobre una mujer que se suicidó durante un ensayo clínico de un medicamento bajo su supervisión.
En junio de 2006 la junta sancionó nuevamente al Dr. Abuzzahab, esta vez por escribir recetas de narcóticos a pacientes que él sabía estaban utilizando nombres falsos, en violación de la ley federal de narcóticos. A pesar de esto, los fabricantes de medicamentos continuaron contratándole. El currículo vitae del Dr. Abuzzahab incluye una lista de 11 publicaciones o presentaciones de resultados de investigaciones desde el 2000, cuando el tribunal médico le rehabilitó su licencia.
Takeda, un fabricante japonés de medicamentos, confirmó que el Dr. Abuzzahab estaba realizando un estudio financiado por la compañía de su medicamento para el sueño, Rozerem. Eisai, otra compañía japonesa dijo que aunque el Dr. Abuzzahab había firmado un contrato para realizar un ensayo clínico con la compañía para estudiar Aricept un medicamento para el Alzheiner, Eisai le había dicho dos días después de la investigación del NYT que no estaba cualificado para ser investigador. Un portavoz de AstraZeneca, para la que el Dr. Abuzzahab había manifestado que había realizado ensayos clínicos y dado conferencias de marketing de medicamentos, manifestó que la compañía estaba preocupada por el historial disciplinario del Dr. Abuzzahab.
“Tenemos nuestros propios procesos internos para resolver estos asuntos, y ahora se está ahora haciendo una evaluación de la situación” dijo Jim Minnick, portavoz de AstraZeneca.
Los archivos de Minnesota no distinguen entre pagos de las compañías farmacéuticas por investigación y por marketing, por lo cual es a veces imposible determinar que tipo de servicio prestaron los médicos por los pagos que recibieron. Sin dudas, algunos médicos como el Dr. Abuzzahab, realizaron ambas tareas.
Gene Carbona dejó de trabajar para Merck en 2001 como director regional de ventas después de 12 años dedicados a la venta de medicamentos y no tuvo ningún problema empresa. Según Carbona, lo único que la compañía consideraba cuando contrataba a médicos para dar charlas de marketing era el volumen o el volumen potencial de prescripciones que el conferenciante podía generar. Un portavoz de Merck declinó hacer un comentario sobre esta declaración.
El Sr. Carbona, actualmente director ejecutivo de ventas para The Medical Letter, una publicación sobre medicamentos para médicos, dijo que si hubiese sabido que un médico tenia un historial disciplinario por prescribir excesivamente, “habría estado más que inclinado para contratarlo como conferenciante.”
Nota de los editores:
a. En el estado de Vermont en EE.UU. también hay leyes que exigen la publicación de los regalos que las compañías farmacéuticas hacen a los médicos. Se puede consultar un breve resumen de un artículo publicado en marzo de 2007 en JAMA sobre las dificultades de acceso y limitada calidad de la información obtenida por ambos Estados a través de estas leyes. Ver: “EE.UU.: Divulgación de los pagos de la industria farmacéutica a los médicos” en la Sección Ética y Derecho del Boletín Fármacos 2007;9(2).
EE.UU.: El Congreso bajo la influencia de la industria
Traducido y resumido por Enery Navarrete de: Alex Berenson y Andrew Pollack, Under The Influence, The New York Times, 1º de abril de 2007.
Nota de los editores: Ver el contenido de esta noticia en la Sección Regulación y Políticas de este número del Boletín Fármacos.