Elsevier publicó seis revistas falsas, todas ellas financiadas por la industria farmacéutica. (Elsevier published six fake journals)
The Scientist: NewsBlog, 7 de mayo de 2009
www.the-scientist.com/blog/print/55679
Resumido por Salud y Fármacos
Relaciones entre Industria Farmacéutica, Prescriptores y Pacientes
Angell M. The former medical editor: there should be no relationship with prescribers or patients.
BMJ 2009;338:328-9. ID 85200
www.icf.uab.es/WebsietesDB/shortcut.asp?refid=85200
Chile. Polémica por supuestos incentivos a médicos para que sugieran ciertas farmacias a pacientes
Neira S, Olivares R, Troncoso Alejandro Rosemblat J.
Mercurio (Chile), 17 de abril de 2009
El Salvador. El colmo moral y económico del oligopolio
Ver en Económica Acceso, bajo Precios
El Salvador.Com, 7 de mayo de 2009
www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_opinion.asp?idCat=6350&idArt=3610443
México. Sancionan a 24 médicos por ceder ante farmacéuticas.
El Universal, 27 de mayo de 2009.
www.eluniversal.com.mx/nacion/168438.html
México. Gastan millones farmacéuticas para ‘seducir’ a médicos
El Diario, 26 de mayo de 2009
www.diario.com.mx/nota.php?notaid=e4008e17ce64cefe79a37a129371c730
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Elsevier publicó seis revistas falsas, todas ellas financiadas por la industria farmacéutica.
(Elsevier published six fake journals)
The Scientist: NewsBlog, 7 de mayo de 2009
www.the-scientist.com/blog/print/55679
Resumido por Salud y Fármacos
Entre al año 200? y el 2005elsevier publicó seis revistas médicas que aparentaban contar con revisión por pares y que en realidad estaban pagadas por la industria farmacéutica. Elsevier ha admitido que las revistas no reconocían el patrocinio de la industria.
Elsevier está revisando su política y práctica de publicación tras descubrirse que a principios del 2000 había publicado una revista Australasian Journal of Bone and Joint Medicine sin revelar que la financiaba el laboratorio Merck. En realidad esta revista era un compendio de artículos científicos previamente publicados y revisiones de una sola fuente de información que solían presentar resultados favorables para los productos de Merck. The Scientist logró obtener dos números de esta revista publicados en 2003 que llevaban el sello de Excerpta Médica de Elsevier pero no mencionaban el financiamiento por parte de la industria.
Un vocero de Elsevier escribió en un correo electrónico al The Scientist que la serie de revistas pagadas por la industria se habían producido todas en Australia entre 2000 y 2005, y llevaban el sello de Excerpta Medica. Las revistas eran: Australasian Journal of General Practice, el Australasian Journal of Neurology, el Australasian Journal of Cardiology, el Australasian Journal of Clinical Pharmacy, el Australasian Journal of Cardiovascular Medicine, y el Australasian Journal of Bone & Joint [Medicine].
Elsevier reconoció y lamentó lo sucedido en el pasado y dijo que no refleja la práctica reciente de su editorial. Además dijeron que los que habían protagonizado el conflicto ya no estaban en la compañía.
Este artículo generó varios comentarios, algunos de los cuales vale la pena reproducir:
El mismo comportamiento que la formación continuada, anónimo, 8 de mayo 2009La decisión de Elsevier de publicar revistas falsas para apoyar a las grandes compañías farmacéuticas es parecido a lo que hacen otras editoriales en nombre de la “educación”. Las grandes compañías están detrás de las dos estrategias. Yo tengo libros que se utilizan para educar a los profesionales y que llevan el sello de nuestro hospital, y todos sabemos que los libros los escribió el laboratorio patrocinador. Pienso que la publicación de estas seis revistas falsas solo es la punta del iceberg. El verdadero problema es que no todo el mundo es capaz o tiene la motivación para juzgar que este tipo de publicaciones son ilegítimas. Pienso que esta iniciativa de publicar información sesgada es un paso más que está dando la industria farmacéutica para comprar a los que hacen investigación legitima. Ahora que hay que informar sobre los honorarios que se reciben de la industria, lo que nos convierte en sospechosos, la industria decide pagar por las autorías. Me alegra que el asunto de Elsevier haya salido a la luz porque puede atraer más atención sobre los conflictos de interés en general.
Es y no es una noticia importante: mas sobre Excerpta Medica Jacqueline Limpens, 8 de mayo de 2009Preocupa que una editorial como Elsevier se preste a esto pero es menos sorprendente cuando se sabe que Excerpta Media es una MECC, una agencia de estrategias de comunicación médica que se asocia con las industrias farmacéuticas y de biotecnología para educar y escribir artículos. En el pasado Wyeth contrato a MECC Excerpta/Medica para escribir varios artículos sobre la obesidad y sus tratamientos como parte de su estrategia de marketing de Fen-Phen. Mundy documentó que Wyeth pagó entre 15.000 y 20.000 dólares para que preparase cada uno de los artículos, y los científicos que aparecieron como autores recibieron 1.500 dólares de honorario (PLoS). Las dos estrategias son condenables.
Decepción: la atrofia de la objetividad, Dan Abshear, 8 de mayo 2009 Publicado en www.brainblogger.com Si tuviera que evaluar las prácticas corruptas de la industria farmacéutica que observé en mis relaciones íntimas con ella, la primera de la lista sería las estrategias que utiliza para falsificar y proveer resultados poco confiables a partir de los ensayos clínicos que realizan otros.
Esto ocurre sobre todo en los estudios de post-comercialización, ya que muchas compañías los utilizan como estrategias de marketing (seeding trials) y con ello obtienen deducciones de impuestos. Son ensayos clínicos que carecen de valor científico.
Hace décadas, los ensayos clínicos se realizaban en centros académicos cuyo objetivo era avanzar el conocimiento y descubrir nuevas tecnologías y medicamentos que pudiesen ayudar a los humanos.
En 1980 se aprobó la ley de Bayh-Dole (ley pública 96-517) que permitió que las instituciones y los investigadores se beneficiaran de los descubrimientos realizados para la industria farmacéutica y para otras empresas. Es más, estos grupos empezaron a vender las patentes de sus inventos, pagados en gran parte con los impuestos de los ciudadanos, a las compañías farmacéuticas quienes después los comercializan.
Esto dio origen a los centros de investigación de medicamentos con ánimo de lucro y sin afiliación académica, las Contract Research Organizations (CROs). Las CROs suelen utilizar a personal que trabaja en clínicas pero que no está afiliado con centros académicos y que suele tener poco entrenamiento en métodos de investigación, sobre todo en comparación con los investigadores de hace una décadas.
Estas CROs tienen ánimo de lucro y algunas de ellas ganan miles de millones de dólares al año, y este mercado sigue creciendo. La investigación que realizan está patrocinada por la industria, y es la industria quien controla y manipula todos los aspectos relacionados con la investigación de un determinado producto. Como resultado, el protocolo de investigación suele dar resultados positivos para la industria.
Estas actividades carecen de la regulación necesaria, y por tanto tienen autonomía para crear lo que quieran y beneficiar a los patrocinadores.
Es probable que haya colusión entre los lugares donde se hace la investigación, la CRO, y el patrocinador ya que todo lo ha planificado de antemano la industria que patrocina el ensayo clínico para aumentar la proporción del mercado que pueda captar con le medicamento en estudio.
La práctica de contratar a escritores fantasmas para que firmen los informes de un ensayo clínico es de sobras conocida. El manuscrito del ensayo clínico y el diseño de la investigación la realizan los empleados de la industria de acuerdo con los lineamientos de los directivos.
El coordinador médico de un ensayo clínico patrocinado por la industria suele ser un empleado de la misma; quién podría ser también el responsable de la publicación, el revisor de los manuscritos, y el director clínico que trabaja con los editores de las CROs contratadas por su compañía.
Algunos han dicho que el costo final de un manuscrito sobre un ensayo clínico escrito por una CRO contratada y por escritores fantasmas es de unos 1.000 dólares por página.
Merck utiliza este tipo de estrategias, lo que ha sorprendido a muchos porque tiene la imagen de ser una compañía con principios éticos que siempre antepuso la salud de los pacientes a sus propios beneficios. Aparentemente este ya no es el caso. Hay otras compañías farmacéuticas y grandes corporaciones que consideran que este plan de acción es la forma habitual de proceder para aumentar sus ganancias. Es todavía más inquietante el hecho de que, cuando se termina el ensayo, las compañías farmacéuticas son las que instruyen al escritor fantasma sobre el contenido que debe tener cada artículo. Estos escritores fantasmas permanecen secretos, no suelen estar entrenados en investigación clínica, simplemente son escritores independientes que no cuestionan las instrucciones de quienes los contratan. Luego la compañía contrata a un líder que quiera ceder su nombre para publicar el ensayo, con frecuencia estos autores no han tenido relación con el estudio, y muchas veces ni siquiera revisan los datos.
Posteriormente la misma compañía negocia la publicación del artículo en una revista, a veces a cambio de comprar un gran número de separatas que después serán distribuidas a través de los visitadores médicos o en conferencias.
La investigación debería hacerse de forma que quien la patrocina no pueda interferir el diseño o los resultados de la misma.
Relaciones entre Industria Farmacéutica, Prescriptores y Pacientes
Angell M. The former medical editor: there should be no relationship with prescribers or patients.
BMJ 2009;338:328-9. ID 85200
www.icf.uab.es/WebsietesDB/shortcut.asp?refid=85200
Las relaciones entre industria farmacéutica, universidad, profesionales de la salud y pacientes están muy deterioradas. Pero los intereses de los pacientes exigen que mejoren. Un informe del Royal College of Physicians publicado a principios de febrero da 42 recomendaciones destinadas a forjar una colaboración más productiva entre estos protagonistas. En este artículo de una serie de cinco publicados en el mismo número de BMJ, se expone una opinión sobre relaciones entre industria y prescriptores y pacientes y sobre lo que se debe hacer para desarrollarlas.
La autora considera que no debe haber relaciones entre industria farmacéutica, prescriptores y pacientes. Las compañías farmacéuticas tienen ánimo de lucro. Su objetivo es maximizar los beneficios para sus inversores. Esta misión es completamente diferente de la de la profesión médica, que consiste en ofrecer la mejor atención posible a sus pacientes. Esta idea inicial es "oscurecida" por los departamentos de relaciones públicas de la industria farmacéutica.
El principal producto de la industria farmacéutica son fármacos yo también para supuestas enfermedades mal definidas, en personas esencialmente sanas. Por eso el mercado es grande y se amplía con mayor facilidad que el de medicamentos innovadores para enfermedades graves.
Para la industria, el objetivo de sus relaciones con los prescriptores es casi siempre aumentar las ventas. Estas relaciones se disfrazan a menudo de educación médica, reuniones profesionales y conferencias o sesiones con cena para oir presentaciones sobre nuevos fármacos. Las compañías ofrecen comida, regalos y ayudas de tipo diverso. Pero no son instituciones educativas. Estas actividades son financiadas con sus presupuestos de promoción. Naturalmente que pueden ofrecer información de calidad, pero siempre si sirve a sus intereses comerciales. Hay pruebas crecientes de que suprimen o distorsionan la información que no favorece sus intereses.
El hecho que las compañías paguen a los prescriptores para ser "educados" subraya la verdadera naturaleza de la transacción. Generalmente el estudiante paga a su profesor para que le enseñe, y no al contrario. El objetivo real es modificar los hábitos de prescripción.
Ha llegado el momento de que la profesión médica asuma plenamente la responsabilidad de educar a los prescriptores sobre la prescripción de medicamentos, en lugar de ceder esta responsabilidad a la industria. Análogamente, las organizaciones profesionales deben financiar sus propias reuniones y publicaciones. Las compañías farmacéuticas no son altruistas: esperan un retorno de las decenas de miles de millones de dólares que gastan en promoción.
En Estados Unidos la industria farmacéutica gasta unos 4.000 M€ al año en anuncios dirigidos directamente a los consumidores. La mayoría de los anuncios son de fármacos yo también, y tienen por objeto convencer al receptor de que uno es mejor que otro, a pesar de que raramente han sido comparados directamente entre ellos en ensayos clínicos. Muchos intentan convencer a la gente de que padece enfermedades crónicas que necesitan tratamiento farmacológico de por vida. El ardor de estómago es elevado a enfermedad por reflujo gastroesofágico, que supuestamente debe ser tratada para prevenir complicaciones graves. Si la gente puede ser convencida de que padece un cuadro médico tratable, se ha hecho un paso fácil para venderle medicamentos para tratarlo. Muchos médicos son cómplices de esta mentira, porque es más fácil escribir una receta que aconsejar cambios de alimentación u ofrecer explicaciones tranquilizadoras.
Chile. Polémica por supuestos incentivos a médicos para que sugieran ciertas farmacias a pacientes
Neira S, Olivares R, Troncoso Alejandro Rosemblat J.
Mercurio (Chile), 17 de abril de 2009
Colegio de Químico Farmacéuticos lo calificó como un "incentivo perverso":
Por distintos métodos se ofrecen descuentos si el remedio es comprado en alguna de las grandes cadenas. Farmacias dicen que los laboratorios son responsables.
Unos autoadhesivos que se pegan en las recetas médicas, en los que se ofrecen a los pacientes importantes descuentos en la compra de los medicamentos prescritos si es que acuden a alguna de las tres cadenas farmacéuticas, abrieron el debate sobre la participación de los médicos en el mercado farmacéutico.
El sistema es así: al entregar la prescripción médica, el doctor adhiere al documento un cupón con tres códigos de barra, que corresponden a cada una de las tres grandes farmacias. De esta forma, el paciente puede ir a cualquiera de estas empresas y hacer valer un descuento en la compra del remedio.
Se trata de otro medio de incentivo de parte de los laboratorios y farmacias para fidelizar a sus pacientes, conocidos en el sector del retail como "canelas". Según afirmaron fuentes de las farmacias, los facultativos recibirían de parte de los laboratorios algunas prebendas por colocar estos autoadhesivos a cambio de un monitoreo de las recetas que prescriben.
Existen otros métodos que utilizan los laboratorios, como que sus pacientes acumulen, por ejemplo, cuatro cajas de cierto medicamento, y al presentarlas se les entrega una más gratis.
También existe otra forma, en la cual el médico entrega al paciente un formulario con una credencial, que el paciente entrega en una de las cadenas de farmacias y que en adelante sólo podrá hacer valer ahí. Con la compra de la primera caja le regalan un segunda, y cada cuatro compras se le regala la quinta.
El Colegio de Químico Farmacéuticos criticó duramente estos métodos, y su presidente Elmer Torres los calificó como "incentivos perversos", al tiempo que aseguró que sus representados están atados de manos ante estas promociones, "porque son acuerdos entre ejecutivos, que los químicos sólo pueden acatar".
Los antecedentes sobre estas recetas médicas fueron enviados por un químico farmacéutico que prefirió mantener la reserva de su identidad, y ya están en poder de la Fiscalía Nacional Económica, que investigará la relación entre los médicos, los laboratorios y las farmacias.
El vicepresidente ejecutivo de Farmacias Ahumada, Alejandro Rosemblatt, respondió ante los requerimientos sobre los descuentos en Fasa y otras cadenas que entregan algunos doctores en sus recetas, explicando que "entiendo que eso lo entregan los laboratorios, y no nosotros (…) Así que hay que preguntarles a ellos".
Se espera que el Colegio Médico se refiera hoy a esta situación.
Médicos: no ganan cuando propician descuentos
Como una ayuda a sus pacientes, consiguiéndoles un descuento, califican los médicos que pegan autoadhesivos en sus recetas, con orientaciones explícitas, como logo y un código de barra de una farmacia, o con rótulo de descuento junto a códigos de cadenas de farmacias.
En el autoadhesivo aparece un número telefónico, en el que responden "Programa de salud". Es la oficina de un laboratorio. Ahí explican que hay varios programas de descuentos, en los que se incluyen determinados medicamentos.
Marcia Monje, médico de Ancud, y el dermatólogo Rodrigo Cárdenas, en Puerto Montt, han entregado los "cupones de descuento", pero aseguran que el profesional que lo receta no gana nada con la recomendación. "Es un beneficio para los pacientes", recalcan.
En Puerto Montt, Claudio Martínez, pediatra, dice que los pacientes "buscan abaratar costos" y que los visitadores médicos ofrecen promociones similares, que en la práctica son orientaciones hacia farmacias o cadenas, pero "nunca los he usado", porque "ante la duda de que uno se pudiera beneficiar, abstente".
"Entiendo que eso lo entregan los laboratorios, y no nosotros (…) Así que hay que preguntarles a ellos".
El Salvador. El colmo moral y económico del oligopolio
Ver en Económica Acceso, bajo Precios
El Salvador.Com, 7 de mayo de 2009
www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_opinion.asp?idCat=6350&idArt=3610443
México. Sancionan a 24 médicos por ceder ante farmacéuticas.
El Universal, 27 de mayo de 2009.
www.eluniversal.com.mx/nacion/168438.html
La dependencia recibió 19 quejas en 2008 y cinco este año por ofertas fuera de ética
A pesar de que existe un acuerdo por la transparencia entre las instituciones de salud públicas y privadas del país para regular la distribución de las muestras médicas de innovaciones terapéuticas o viajes para cursos de actualización, con 107 laboratorios de la industria farmacéutica, la Secretaría de Salud sancionó a 24 médicos que cedieron ante la oferta de los visitadores de esas compañías para promover o utilizar algunos de sus productos, viajar a foros u orientar la investigación farmacológica.
Los regalos para los médicos no han sido cancelados. “Están permitidos” por la Secretaría de Salud siempre que estén relacionados con la práctica médica, como los estetoscopios, y que estén dentro del valor máximo para los servidores públicos que es el equivalente a 400 pesos en su costo (1 dólar= 13 pesos), reconoce Maki Esther Ortiz Domínguez, subsecretaria de Innovación y Calidad.
La subsecretaria acepta que a pesar de que desde octubre de 2007 existen lineamientos para acabar con la relación de médicos, instituciones de salud y la industria farmacéutica fuera de toda ética, la dependencia ha acumulado 19 quejas en el 2008 y otras cinco en lo que va de este año, a través del Comité de Seguimiento del Consejo de Salubridad General.
“No fueron casos graves sino de falta de conocimiento del documento, y simple y sencillamente se invitó a hospitales públicos y privados a llevar los lineamientos para que se enteraran todos los participantes”.
En todos esos casos, sólo se detectaron dos en instituciones privadas y en ninguno se aplicó multas. “No ha habido necesidad de imponer multas”, más bien de informar de la existencia del documento para que cumplieran con esos lineamientos.
Cambia dinámica de los visitadores
Señaló que con el Compromiso por la Transparencia en la relación entre los médicos e instituciones de atención a la salud y a la industria farmacéutica firmado por el representante de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica, el Consejo de Ética y Transparencia de la Industria Farmacéutica con las instituciones de salud públicas se han cambiado las prácticas de los visitadores o representantes de los laboratorios en los hospitales públicos.
Informó que la Secretaría de salud no tiene cuantificados o bajo registro el número de visitadores de la industria farmacéutica nacional y extranjera que se mueve en las instituciones de salud del país.
Reveló que hasta antes de octubre de 2007 los médicos del sector salud invertían hasta seis horas de su trabajo en escuchar a los visitadores, en cambio ahora se ha regulado a que eso sea de tres a cinco veces al mes en salones o auditorios de conferencias y no en horarios de consulta.
En cuanto a los viajes que ofrece la industria farmacéutica para cursos de actualización o de presentación de nuevos fármacos o de desarrollo de investigaciones, la funcionaria explicó que se acordó que sean los directores de cada uno de los centros de salud y los hospitalarios que sean ellos quienes identifiquen a los medios que deben asistir a cada uno de esos congresos, luego de que se someten las propuestas ante el comité de ética y transparencia de cada institución.
¿Significa que este idilio entre las farmacéuticas y los médicos concluyó?
Este es un paso importante para ir rumbo a la relación entre los médicos y la industria farmacéutica. Creo que es un paso muy importante que se ha hecho porque compromete a todos… Se tiene que seguir vigilando, se tiene que hacer una cultura de parte de los médicos. Que se entienda que toda esa capacitación, conocimiento y oportunidades que pueden proporcionar la industria farmacéutica no son para promover ningún medicamento, no son para tener ningún viaje sino son para actualizarse y dar mejor servicio, tomar mejores decisiones en cuanto al diagnóstico y tratamiento de los pacientes.
En cuanto a la distribución de muestras médicas y tratamientos, la subsecretaria señala que “muchas veces se deben utilizar no para promover un medicamento, iniciar a un paciente en ese medicamento o utilizar un nuevo cliente, sino para buscar si un medicamento nuevo puede ser más eficiente que uno que ya se tenía para tal o cual paciente, o bien, con tales características”. Explicó que lo importante es que los médicos no estén sometidos a una forma de prescripción por publicidad, por incentivos económicos o de viajes. Que realmente estén motivados a utilizar nuevos medicamentos por el conocimiento científico que de ellos tienen.
México. Gastan millones farmacéuticas para ‘seducir’ a médicos
El Diario, 26 de mayo de 2009
www.diario.com.mx/nota.php?notaid=e4008e17ce64cefe79a37a129371c730
Todos los días, una parvada de visitadores médicos de las compañías farmacéuticas recorre –con sus voluminosos maletines repletos de muestras hospitales, consultorios y clínicas, cortejando a los médicos.
Dedicados a promocionar medicamentos, son el rostro zalamero de una relación tan estrecha como subrepticia entre la industria farmacéutica y el gremio médico, una suerte de idilio que causa daños económicos al sistema público de Salud, afecta a los pacientes y compromete la ética profesional.
Médicos entrevistados aceptan que las compañías les obsequien desde muestras de fármacos, plumas y kits para escritorio, hasta instrumental, aparte de financiarles viajes a congresos y simposios a través del mundo. Es la “cultura del patrocinio”.
La Fundación Henry J. Kaiser Family, dedicada al análisis de las políticas de salud en Estados Unidos, encontró que 92 por ciento de los médicos en ese país reciben muestras gratuitas de fármacos, y 61 por ciento son invitados a comidas y reciben entradas para espectáculos o viajes con todo pagado.
En México no existen estadísticas, pero sí indicios de esa convivencia. El pediatra Alfredo de Legarreta, por ejemplo, acepta que cada mes recibe en su consultorio privado a cerca de 120 visitadores, y anualmente asiste a 10 ó 12 congresos “patrocinados por las farmacéuticas”.
Desde que comenzó a ejercer, hace 26 años, es así. “Hace 10 años llegaban a plantear que si expedíamos un número determinado de recetas de tal producto, nos daban las llantas del coche o muebles para la casa. Ahora sólo una compañía pide 100 recetas para patrocinar un viaje al extranjero”.
Las restricciones comenzaron hace dos años, evoca, por la crisis económica mundial y las campañas contra estas prácticas, emprendidas por organizaciones en Estados Unidos y Europa.
Los obsequios ya no son llantas, sino estetoscopios, estuches de diagnóstico o básculas; “los visitadores nos dicen: ‘Ya sabemos que contamos con su apoyo’”.
En cuanto “a los congresos internacionales, sólo invitan al médico, ya no podemos ir acompañados. Hay congresos nacionales en los que puedo llevar a mi esposa”.
Recibir muestras médicas es una vieja práctica. De acuerdo con la organización estadounidense Prescription Project, cada año la industria farmacéutica invierte 18 mil millones de dólares en muestras de medicamentos y cerca de 7 mil millones de dólares en otras técnicas de “marketing”.
“Muchos regalamos el tratamiento a pacientes que no tienen recursos, pero también hay quien sólo da algunas para que el paciente inicie el tratamiento. Es una forma de engancharlo con el fármaco. Finalmente, ése es el objetivo del laboratorio al regalarlas”, dice De Legarreta, para quien, en última instancia, cada médico decide si un obsequio o un viaje afectará su forma de prescribir un fármaco. “Tristemente, hay quienes prescriben los medicamentos para obtener patrocinios de las empresas”.
Lo mismo, pero más caro— Evitar que los visitadores médicos accedan a los hospitales públicos es “enfrentar una batalla campal, porque al final se cuelan o esperan a los médicos afuera de los hospitales”, dice Carmen Soler Claudín, académica del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM y quien dirigió la Clínica de Especialidades Condesa (del Gobierno del DF), dedicada a la atención de personas con VIH.
“Cada uno de los laboratorios tenía un representante para esa clínica; ahí se pasaban todo el día”, recuerda la investigadora, quien llegó a devolver boletos de avión enviados por las farmacéuticas a médicos de esa institución.
También dice que los visitadores negociaban que por cada 40 ó 50 pacientes sumados a un esquema de tratamiento propuesto por un laboratorio, se pagaba un viaje para asistir a un congreso internacional.
Estas prácticas, en su opinión, tienen consecuencias en los pacientes, pues “el médico puede dejar de considerar las necesidades reales de los pacientes y recetar fármacos que en ocasiones no son los más adecuados”.
Además, afecta económicamente al Sector Salud, porque “los laboratorios hacen grandes campañas para introducir sus nuevos medicamentos, aunque sean más caros. En el caso del VIH, por ejemplo, hay fármacos que sirven para lo mismo, pero tienen una diferencia en el costo de hasta cinco veces”.
La industria farmacéutica no sólo invierte fortunas en ganar el corazón de los médicos.
Enfoca campañas en los pacientes, asegura la doctora Soler Claudín, al grado de financiar organizaciones de personas con VIH, cáncer u otras enfermedades, con viajes a congresos donde se presentan los nuevos desarrollos farmacéuticos. Después, “cuando los pacientes llegan con el médico, exigen que se les recete la última novedad”.
Recuerda que un paciente presentó una queja en su contra ante la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, porque “no le quise dar el tratamiento que me exigía. Al final, la comisión me dio la razón”.
Industria aprovecha el vacío estatal
Sin los patrocinios de la industria farmacéutica, para muchos médicos sería imposible asistir a congresos para su actualización, afirma Luis Soto Ramírez, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán. El problema es cuando una misma empresa “te invita a cinco congresos en un año; eso ya no es un estímulo educativo”.
Organizaciones civiles como la española No Gracias (que está contra estas prácticas de cooptación) señalan que la escasa inversión estatal en educación continua es un factor que aprovechan las farmacéuticas para imponer la cultura del patrocinio.
“Es cierto que el sector salud debería pagar la educación médica continua, pero en los países latinos no hay recursos suficientes para eso”, añade Soto Ramírez, quien considera que lo sano sería una ley que transparente tales prácticas.
En conferencia de prensa (noviembre 2008), José ángel Córdova Villalobos, secretario de Salud, declaró que serían “más vigilados” los médicos y servidores públicos que investiguen para laboratorios o reciban financiamiento para asistir a congresos. “Todo esto debe estar transparentado… para evitar cualquier sospecha de duda de que puede favorecer la prescripción de X o Z medicamento por un factor diferente a su utilidad”.
Hasta ahora, la única disposición —de acuerdo con los médicos entrevistados— es un oficio que prohíbe la entrada de los visitadores médicos a hospitales públicos, quienes “aún entran, casi de contrabando”.
Regalitos y regalotes
La Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica tiene un Consejo de Ética y Transparencia, cuyo presidente, Benito Bucay, no respondió a una petición de entrevista sobre el “Código de Buenas Prácticas de Promoción de la Industria Farmacéutica establecida en México”, que data de 2005 y apela a la “autorregulación” de la industria.
El código impone que “en ningún caso se podrán ofrecer a los profesionales de la salud artículos de valor significativo ni incentivos de ninguna índole para que usen, prescriban, compren o recomienden un producto o influyan en el resultado de un estudio clínico”.
Establece que un artículo es “de poco valor” cuando no supera los 10 salarios mínimos diarios vigentes en el Distrito Federal y, en consecuencia, puede ser ofrecido.
Exceptúa el material científico, “siempre y cuando el valor sea menor a 40 salarios mínimos diarios”. Si algún laboratorio viola las normas, contempla multas de 250 a 10 mil salarios mínimos.
Aliza Chelminsky, directora de Asuntos Corporativos de Pfizer, dice a El Universal que las farmacéuticas contribuyen con la formación de los profesionales de la salud al invitarlos a los congresos, y para evitar “excesos como los que había en épocas pasadas” está el código ético.
Coincide Jorge Escudillo, gerente nacional de Ventas y Promoción de Eli Lilly México, empresa con 350 visitadores médicos y la única que entrega una carta a los profesionales de la salud notificándoles que su aceptación de asistir con patrocinio a un congreso no establece el compromiso alguno de prescribir sus fármacos.
¿Un obsequio, un viaje? “No gracias”
La cultura del patrocinio es objetada por agrupaciones profesionales.
En España, miembros de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública fundaron, en 2008, No Gracias (www.nogracias.eu), como parte del movimiento No Free Lunch, surgido en Estados Unidos.
Esta iniciativa critica que muchos profesionales de la salud consideren “normal” recibir regalos y viajes de las farmacéuticas, y persigue incidir en el cambio de estas relaciones “distorsionadas”.
Los principios de No Gracias son independencia y ética profesional; transparencia; acceso a una información veraz; formación independiente; rechazo de regalos; compromiso con la viabilidad del Sistema de Salud, al promocionar el uso racional de medicamentos, y la prescripción de genéricos.
Entrevistado ex profeso, Carlos Ponte, jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Central de Asturias, y coordinador de No Gracias, afirma que atrás de la relación entre farmacéuticas y médicos hay un problema político, porque en muchos países no existen leyes que regulen estas prácticas y en donde sí las hay no se aplican.
“Esta industria tiene un gran poder y lo ejerce a través de su influencia sobre políticos, organismos reguladores encargados de aprobar los nuevos medicamentos, médicos, sociedades médicas, revistas médicas y, finalmente, sobre los ciudadanos”, señala.
De acuerdo con No Gracias, esta industria gasta en publicidad 31 por ciento de su presupuesto, mientras que a investigación destina un 14 por ciento, y buena parte de esa publicidad “es información sobrevalorada de nuevos medicamentos, porque 80 por ciento de éstos no aportan nada nuevo”. Ponte resalta que “cada vez se gasta más en medicinas y menos en prevención, salud pública, contratar más personal para el sistema sanitario o aumentar salarios a los médicos”.
Su cruzada puede compararse, acepta, con la lucha de David contra Goliat, pero es optimista: la campaña de No Free Lunch en Estados Unidos ya logró que estados como Vermont, Maine y Virginia del Oeste, adopten leyes que obligan a las farmacéuticas a informar sobre los obsequios que realizan a los médicos.
“Es un gran avance”.