AGENCIAS REGULADORAS Y POLITICAS
América Latina
Argentina: El Gobierno analiza cortar un beneficio millonario de la CGT
Jesica Bossi y Nicolás Balinotti
La Nación, 17 de abril 2011
http://www.lanacion.com.ar/1366233-el-gobierno-analiza-cortar-un-beneficio-millonario-de-la-cgt
El Gobierno avanza en un plan para ejercer mayor control y recortar el poder de los sindicatos sobre una caja millonaria: se trata de una reforma de la Administración de Programas Especiales (APE), un organismo estatal que gerencia PA1100 millones (1 US$=PA4,1) anuales de las obras sociales, que son destinados a pacientes con tratamientos de alta complejidad. El ente quedó bajo sospecha cuando, hace dos años, estalló el caso de los medicamentos adulterados y sus vínculos con los gremios de mayor peso político.
Entre los cambios bajo análisis está la puesta en marcha de un sistema de trazabilidad para monitorear el circuito completo de los remedios -el decreto ya está escrito y espera la firma de la Presidenta- y se prevé que la APE sea directamente prestadora de servicios, confiaron a La Nación fuentes oficiales.
Esta última jugada, más arriesgada, implica quitarles a las obras sociales la atribución de comprar productos y luego reclamar el reintegro por esa erogación. Justamente, en el esquema de reembolsos puso la lupa la Justicia después de detectar que se liberaban fondos para pacientes inexistentes o que terminaron asistidos con drogas falsas.
Las reformas en danza no implican exactamente una embestida de la Casa Rosada contra la CGT, liderada por Hugo Moyano. De hecho, hay en paralelo una mesa de consulta con los jefes sindicales y, como compensación, se atiende el insistente pedido de poner límites al traspaso de afiliados a empresas de medicina prepaga. El Gobierno analiza no prohibir los pases, sino lograr una solución salomónica que ayude a equilibrar las arcas de las obras sociales más afectadas, según informaron fuentes al tanto de los proyectos en estudio.
La presidenta Cristina Kirchner instó al ministro de Salud, Juan Manzur, a darle alta prioridad a la “normalización” de la APE. El primer paso hacia el objetivo de ejercer una vigilancia más estricta será la entrada en vigencia de una norma sobre trazabilidad, que se redactó con los aportes de Carlos Chiale, director de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat).
De esa forma, se podrá seguir la ruta del remedio desde su fabricación en el laboratorio, durante la cadena de distribución y hasta que llegue a manos del paciente que lo solicitó.
“Para transparentar no alcanza sólo la trazabilidad, porque pueden surgir formas más sofisticadas de hacer fraude”, deslizó ante La Nacion un funcionario. Por eso, está en estudio un cambio más radical que incitará la resistencia sindical: convertir a la APE en un superorganismo que concrete y financie las adquisiciones.
Según los impulsores de la modificación, de esta forma, actuará con la “lógica de economía de escala”: al ser el único que abastezca la demanda de tratamientos médicos complejos, las compras serán mucho más numerosas y se conseguirán mejores precios. En este modelo, las obras sociales sindicales apenas tendrán el papel administrativo de enviar sus pacientes a la APE.
Hoy, el organismo se nutre del Fondo Solidario de Redistribución, que, a su vez, recibe aportes de los salarios de los afiliados. Se encarga de cubrir terapias costosas y divide sus fondos en la cobertura de tratamientos y medicamentos de alta complejidad, como oncológicos y de VIH (63%), trasplantes (6%) y discapacidad (3%), entre otros rubros. El dinero para solventar esta demanda es eje de disputa entre la Casa Rosada y los gremios: la CGT reclama PA2.000 millones de deuda por ese concepto.
Más de una vez, incluso en público, los jefes sindicales exigieron que el Gobierno restringiera los pases de afiliados a las prepagas. Esa migración se conoce como “descreme” porque genera que los trabajadores con salarios más altos y, en general, más sanos opten por una firma de medicina privada. Eso, argumentan, rompe con la “solidaridad” del esquema.
A coro, la semana pasada oficiaron de voceros de esta movida el titular del sindicato de los peones de taxis, Omar Viviani; de canillitas, Omar Plaini, y de judiciales, Julio Piumato. “El sistema está atravesando un momento financiero malo por distintos motivos, entre ellos el ingreso de las prepagas privadas al sistema y el resultado es que se ha roto el sentido solidario”, sostuvo Viviani, en declaraciones reproducidas por la agencia estatal Télam.
Sin prohibición
Si bien en la Casa Rosada consideran razonable el planteo, dos funcionarios muy al tanto del asunto aseguraron que no prohibirán las fugas. En todo caso, evalúan distintos escenarios para revitalizar al grupo de obras sociales que resultó perjudicado por la desregulación del mercado a mediados de la década de los noventa. Desde entonces, el asalariado puede elegir su prestador de salud y abandonar la obra social asignada por su actividad.
Hay varios papers y carpetas con propuestas disímiles que circulan por empinados despachos oficiales. Una de ellas plantea que cada trabajador permanezca en la obra social de origen -que le corresponde por el rubro en el que se desempeña- y, en caso de querer migrar a una prepaga, deba dejar un aporte al sindicato. Esto iría en contra de aquellas obras sociales pequeñas en volumen de afiliados, pero que crecieron al calor de convenios suscriptos con grandes jugadores del segmento privado.
Todas las ideas llegan, en algún momento, a la misma terminal: la Secretaría de Legal y Técnica, que conduce el cada vez más influyente Carlos Zannini. Es él quien, en definitiva, confecciona el andamiaje legal y opina sobre la viabilidad política de las modificaciones. Luego, define Cristina Kirchner.
En medio de un año electoral, el Gobierno evalúa con cautela las iniciativas de gestión. “No queremos que nos pase la gran Obama”, analiza una fuente oficial, en referencia al presidente norteamericano, que impulsó una megarreforma del sistema de salud que se le volvió un duro desafío político en contra poco tiempo después