PRESCRIPCIÓN, FARMACIA Y UTILIZACIÓN
Utilización
Alerta por el uso de una hormona del embarazo como adelgazante
Carolina García
El País, 16 de marzo de 2011
Una dieta de los años cincuenta, abandonada en los setenta por las dudas sobre su eficacia, está recobrando protagonismo gracias a proveedores de Internet. La hormona HCG (gonadotropina coriónica humana), indicada exclusivamente para tratamientos de fertilidad, se presenta como una nueva solución para las personas con problemas de sobrepeso.
Una dieta de los años cincuenta, abandonada en los setenta por las dudas sobre su eficacia, está recobrando protagonismo gracias a proveedores de Internet. La hormona HCG (gonadotropina coriónica humana), indicada exclusivamente para tratamientos de fertilidad, se presenta como una nueva solución para las personas con problemas de sobrepeso. La FDA ha lanzado una alerta para advertir de los riesgos de este producto. En 1975, este organismo prohibió la utilización del medicamento para tratamientos de adelgazamiento, y denuncia su utilización sin control en la actualidad.
La agencia advierte de que su mal uso aumenta el peligro de formación de trombos y depresión. “Se producen síntomas de los primeros meses de embarazo pero que pueden llegar a provocar problemas renales o coronarios”, explica María Isabel Casado, psicóloga experta en trastornos de la alimentación.
Las puertas se abren y una persona se dirige al mostrador en busca de HCG. En la farmacia, situada en el madrileño barrio de la Concepción, el dependiente espera. ¿Venden ustedes la hormona del embarazo? A lo que contesta: “Es necesario receta”. ¿Me puede decir para que esté indicada? Para el tratamiento de la fertilidad. En España la ley es clara ante el consumo de esta hormona: “Su uso es exclusivo para este tipo de tratamientos, ayuda a la formación de la placenta y a la generación de óvulos en la mujer”, aseguran desde el Consejo General Español de Farmacéuticos.
Hace un año se descatalogó el medicamento HGC Lepori 2500, que fabricaba Angelini Farmacéutica S.A. Permenece en el mercado la versión de Merck. Aunque solo se vende con receta, es fácil adquirirlo por Internet por un precio que va desde €29,95 hasta 100. Por ejemplo, la vende Biovea, una multinacional con su sede en Córdoba, que ofrece por Internet productos farmacéuticos y homeopáticos. Se puede adquirir en gotas o píldoras. Este diario pudo hacer un pedido sin que se le exigiera receta. En España la venta de fármacos por Internet está prohibida.
El extendido uso de la dieta ha alarmado a los expertos -en EE UU ha sido un boom– a pesar de que muchas investigaciones sugieren que no funciona y que “es un fraude”, como afirma Miguel Ángel Rubio, endocrino especialista en obesidad y miembro de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición.
La dieta consiste en comer 500 calorías al día (100 gramos de carne sin grasa, vegetales de hoja y un trozo de corteza de pan) e inyectarse o ingerir la sustancia. “Dicen que es más eficaz con jeringuilla”, explica María Fernández, afectada de obesidad y buscadora de “nuevas recetas”. Miles de vídeos en Youtube muestran cómo mujeres han llevado a la práctica este proceso. “Dan información de dónde conseguirla. Normalmente son páginas que reclaman la atención con testimonios en primera persona y estudios supuestamente científicos que aseguran su eficacia. La mayoría son estadounidenses”, explica Fernández. “Cada seis meses asistimos a una nueva moda, a una dieta exótica sin ningún respaldo científico”, afirma Rubio.
El médico británico A.T.W. Simeons descubrió su uso en 1930. Obtuvo un gran éxito tratando el síndrome de Frohlich (condición marcada por la obesidad y el lento desarrollo de los órganos sexuales) con inyecciones. Tras varias pruebas, concluyó que disminuía el apetito y el volumen en caderas y cintura, “pero no se perdía peso”. “Si realmente existiera una receta para combatir la obesidad, deberían hacer participe a toda la comunidad científica e incluso ganar el Nobel, pero no es así”, explica, enfadado, Rubio. “Estos métodos rápidos provocan un efecto rebote y pueden ser propulsores de la anorexia o la bulimia. No se puede jugar con gente que sufre tanto cada día”, termina Casado.