PRESCRIPCIÓN, FARMACIA Y UTILIZACIÓN
Breves
Cincuenta años de estudios antipsicóticos
Patricia Matey
El Mundo, 7 de mayo de 2012
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2012/05/04/psiquiatriainfantil/1336143547.html
Es una de las enfermedades mentales más grave, persistente, compleja y debilitante. La esquizofrenia, que afecta al 1% de la población española, impide o dificulta diferenciar entre la realidad y la ficción, mantener un comportamiento social, hacer uso de la lógica o responder emocionalmente ante un sentimiento.
Los fármacos antipsicóticos son el pilar del tratamiento para estos pacientes, aunque sus efectos secundarios provocan que muchos abandonen la terapia. Sin embargo, y a tenor de los datos obtenidos en una nueva investigación, la adherencia al tratamiento puede ser vital para evitar recaídas.
Stefan Leucht, de la Universidad de Múnich, lidera una investigación en la que se ha analizado y revisado la bibliografía científica de 50 años de estudios de antipsicóticos con más de 6.000 pacientes. Al parecer, la terapia mantenida con estos fármacos beneficia a los pacientes, reduce el riesgo de recaídas en más de un 60% y sus beneficios superan a los riesgos. En declaraciones a ELMUNDO.es determina que “la prevención de recaídas es uno de los efectos más pronunciados de estos fármacos. Las personas con esquizofrenia claramente se benefician de un tratamiento mantenido”.
Un efecto al que se suma que, “los que reciben antipsicóticos también son significativamente menos propensos a ser hospitalizados, comportarse de manera agresiva y tienen una mejor calidad de vida que los que no toman medicación”, señalan los autores en el último ‘The Lancet ‘.
Para José Luis Carrasco, director de la Unidad de Trastorno Límite de la Personalidad del Hospital Universitario Clínico San Carlos de Madrid, estudios como éste eran necesarios. “Se trata de un trabajo con muy buena metodología, realizado por personas de prestigio y parece independiente. Es decir, sin intereses económicos vinculados a la industria farmacéutica”.
Este especialista afirma que “en la práctica clínica sospechábamos que seguir con la medicación evitaba más recaídas, pero no había una evidencia clara. Muchos médicos dan la medicación más tiempo por temor a nuevas crisis, a lo que se suma la presión de la industria farmacéutica. Pero ahora este trabajo confirma un dato significativo: la disminución importante de las recidivas”.
La esquizofrenia “es una enfermedad muy debilitante. Los estudios han demostrado que, aproximadamente, el 80% de los pacientes recae dentro de los cinco años. Algunos trabajos han señalado que la terapia mantenida reduce las tasas de recaída, pero quedan muchas cuestiones por resolver… Nuestro objetivo era obtener información acerca de los fármacos antipsicóticos en comparación con un placebo como tratamiento de mantenimiento en pacientes de esquizofrenia con el fin de actualizar las guías de práctica clínica”, aseveran los científicos alemanes.
En España, los “enfermos con una única crisis, un episodio psicótico que remite con la medicación y no deja síntomas residuales, suelen estar un año con los antipsicóticos. En los casos de pacientes con recaídas, o con síntomas residuales (que sabemos elevan las probabilidades de sufrir recaídas) y que, además, tienen otros factores de riesgo como poco soporte familiar, social o laboral, mantenemos la medicación más tiempo hasta casi cinco años. También se debe valorar que el enfermo no tenga patologías asociadas, como consumo de drogas o alcohol”, insiste el experto de Madrid.
En esta revisión sistemática y metaanálisis, Stefan Leucht y su equipo analizaron los datos de 116 informes de 65 ensayos publicados entre 1959 y 2011, en los que participaron casi 6.500 pacientes con esquizofrenia.
Datos
Los resultados revelan que, en general, los antipsicóticos reducen significativamente las tasas de recaída en un año, en comparación con el placebo, un 27% frente al 64%. Además, el número de pacientes tratados que tuvo que ser readmitido en el hospital fue menor (10%) en comparación con los que no seguían la medicación (26%).
Los autores reconocen, no obstante, que los enfermos que recibieron los medicamentos experimentaron más efectos adversos y de mayor gravedad, incluidos trastornos del movimiento (16% frente al 9%, de los que tomaron placebo), sedación (13% frente al 9%) y aumento de peso (10%- 6%).
La doctora Leucht advierte que “dados estos efectos secundarios es fundamental que los médicos elijan el medicamento más adecuado para cada paciente, ya que cada enfermo responde de manera distinta a los diferentes antipsicóticos disponibles”.
Insiste, pese a ello, en que “el mantenimiento del tratamiento antipsicótico reduce sustancialmente el riesgo de recaídas en todos los enfermos durante un máximo de seguimiento de dos años. Este efecto es mucho mayor para subgrupos importantes de enfermos, como los que sólo habían tenido un episodio o estaban en remisión, e independientemente de si la retirada del fármaco se realizó de forma brusca o gradual o de si se trataba de fármacos de primera generación o de segunda”, determinan los investigadores.
Dudas
Reconocen, asimismo, que los antipsicóticos “sí parecen perder su efectividad con el tiempo, un hecho que puede deberse a varios factores como las características de los enfermos, el que unos estudios fueran realizados a corto plazo y a otros a largo o a la falta de adherencia al tratamiento. Algunos investigadores han revisado de forma sistemática las altas tasas de incumplimiento (hasta un 50% en un gran trabajo), lo que reduce la eficacia del fármaco”.
Admiten que “la generalización de los datos, pese a la existencia de distintos fármacos antipsicóticos, es posible porque las diferencias en su composición son pocas, con la posible excepción de clozapina (el más eficaz). Sin embargo, este producto no estaba incluido en los ensayos… Pese a que un reciente metaanálisis no ha encontrado diferencias en la eficacia entre los antipsicóticos de primera generación y los de segunda, lo cierto es que producen efectos secundarios distintos. Por ejemplo mientras los más antiguos causan trastornos del movimiento, los más modernos aumentan el peso”.
Los autores concluyen: “Los estudios futuros deberían centrarse en los resultados de la participación social de los pacientes y los efectos en la morbilidad y mortalidad a largo plazo de estos medicamentos”.
El doctor Carrasco apostilla que los ensayos control, “es decir los que comparan el fármaco con un placebo suelen incluir a enfermos de determinadas características, menos graves, que los que vemos en la clínica diaria porque si no no sería ético. En este caso, si en estos pacientes la probabilidad de recaída por continuar con el fármaco disminuye se trata de una buena noticia, porque con más razón será efectivo a más largo plazo el tratamiento en enfermos más graves”.
El futuro
No obstante, admite, que el estudio no ha podido “establecer qué pacientes son los que más riesgo tienen de recaer, qué características o qué factores aumentan ese riesgo. Lo que sí aporta el trabajo, y es importante, es que los enfermos que siguieron la medicación inyectada (debían acudir a un centro cada 15 días o un mes para recibir el tratamiento) recaían menos que los que la tomaban de forma oral. Esto enlaza claramente con lo que sabemos: la falta de adherencia a los tratamientos. Es más complicado que un enfermo, ya sea mental o de cualquier otra patología, siga el tratamiento en casa, máxime cuando tiene efectos secundarios”.
Defiende, al igual que los autores, la necesidad de hacer más estudios a largo “plazo para establecer qué enfermos deberían hacer tratamientos más largos. Estos trabajos son un mensaje a agencias del medicamento como la FDA o la EMA que son las que, en un momento dado, pueden determinar que el uso de un fármaco no ha demostrado que pueda extenderse más allá de lo científicamente demostrable”.