ECONOMÍA Y ACCESO
Acceso y Precios
El Salvador. Discurso del Sr. Presidente Funes sancionando la Ley de Medicamentos
Presidente Funes
3 de marzo, 2012
Gracias por acompañarnos esta tarde tan especial para el gobierno.
Gracias a los medios de comunicación por dar cobertura y difusión a este acto que no es una mera formalidad, que no es tan solo la sanción de un decreto legislativo. Hoy estamos celebrando un acontecimiento histórico en El Salvador, como es la aprobación y sanción de la tan esperada Ley de Medicamentos. Deberemos recordar el 22 de febrero porque ese día se aprobó una ley que diversos sectores del pueblo salvadoreño venían solicitando desde hace décadas.
Ustedes lo recordarán: fue una larga lucha iniciada a principios de los años noventa cuando los precios de los medicamentos iniciaron un proceso de franco aumento. Y ese proceso, por supuesto, no era acompañado por un aumento equivalente de precios generales y menos de los salarios. A pocos meses de haber asumido la conducción del gobierno, enviamos la propuesta de ley que recién ahora se ha aprobado. Fue en febrero de 2010, hace exactamente dos años.
Fue nuestra primera gran propuesta legislativa presentada a consideración de los legisladores porque estábamos conscientes de que era una de las necesidades más apremiantes del país, en aras de mejorar la salud de nuestro pueblo. Un país donde casi la mitad de los habitantes vive en la pobreza registra uno de los niveles de precios de medicamentos más altos en todo el mundo, según datos que surgen de los más serios estudios.
Eso ya no era tan sólo una cuestión de injusticia. Era también una práctica absolutamente inmoral. Veamos apenas un par de ejemplos para que se entienda lo que veníamos padeciendo:
La ciproxina es un antibiótico generalmente usado en pacientes que siguen un tratamiento para infecciones pulmonares y renales. El tratamiento completo de 20 tabletas acá en el país cuesta hasta US$23, cuando el precio de referencia internacional es de solo US$0.80.
Otro medicamento ampliamente conocido usado por personas diabéticas es la glibenclamida. El costo del tratamiento mensual de 60 tabletas en El Salvador es de aproximadamente trece dólares con 20 centavos; pero en el extranjero éste cuesta tan solo US$0,25. En los dos casos anteriores estamos hablando de valores agregados de hasta 2,775% y 5,180%, respectivamente.
En El Salvador, los medicamentos de marca original tienen, en promedio, -escuchen bien- un margen agregado del 5,200%. Esto quiere decir que los salvadoreños compramos medicamentos de marca a un precio que es 52 veces el precio de referencia internacional. Y lo mismo pasa con los medicamentos genéricos.
Con el dinero que se emplea para comprar un genérico en El Salvador, podría comprarse el mismo medicamento hasta 28 veces en otros países. Este es el tipo de prácticas abusivas que no solo permitieron, sino que impulsaron y perpetuaron los que hoy se rasgan las vestiduras y dicen defender la libertad de mercado y la libre competencia y se oponen a estas reformas que barren los privilegios que ellos ampararon por años.
Los mismos que han estado defendiendo este monopolio son los que han asfixiado por décadas las oportunidades de desarrollo de las pequeñas y medianas empresas, que son un motor central de la economía.
Antes de esta ley, la autorización, registro, comercialización y análisis de calidad de los productos farmacéuticos ha estado a cargo de un ente colegiado que ha sido históricamente representado por las grandes comercializadoras del país. Es, como se dice popularmente, poner al zorro y a la comadreja a cuidar las gallinas.
Esto no hizo más que contribuir a la fijación arbitraria y abusiva de los precios por la industria farmacéutica. Así, se favoreció la ejecución de negocios extremadamente lucrativos a expensas del erario público y del bolsillo de los hogares.
Y es que durante décadas las políticas públicas de Salud estuvieron desmedidamente influenciadas por el sector privado. El detrimento de la calidad de los servicios hospitalarios y la cobertura de medicamentos no hizo más que estancarse. En suma, se priorizó el afán de lucro sobre las necesidades de la población, sobre la libre competencia y las reglas claras de la economía.
La ley de medicamentos que hoy sancionamos permitirá dar paso a un mercado más transparente y competitivo, que hará que El Salvador ya no esté a expensas de las grandes comercializadoras de medicamentos que hasta el día de hoy han monopolizado el mercado y que tienen evidentes y probadas influencias en el principal partido de oposición, antes en el gobierno.
Con esta ley, se creará la Dirección Nacional de Medicamentos, que será la autoridad competente para la plena aplicación de dicha ley, que entre otras cuestiones, velará por que los precios sean justos.
De este modo, el precio máximo de los medicamentos de venta al público va a estar establecido en base al Precio Internacional de Referencia y ya no de manera arbitraria. Y el incremento a este precio en ningún caso será superior al promedio de Centroamérica y Panamá, que son nuestros referentes más cercanos.
En base a estos factores, el precio de los genéricos será entre 30 y 40% menor que los medicamentos de marca original, como debe ser. Y la Defensoría del Consumidor será el ente que velará por que estas regulaciones a los precios se cumplan a cabalidad.
Les pido, por tanto, a las autoridades y personal de la Defensoría del Consumidor que asuman estos controles como un desafío supremo, porque se pone en marcha un cambio profundo que debe implementarse y que no tendrá retroceso alguno.
Esta ley, que hoy sancioné como Presidente de la República y que fue rubricada por la señora Ministra de Salud, democratizará el registro de medicamentos y fomentará la participación de varias instituciones en la toma de decisiones fundamentales, como los Ministerios de Economía y Hacienda, el Instituto Salvadoreño del Seguro Social y, como dije también, la Defensoría del Consumidor.
Se va a estimular la competencia en los procesos públicos de adquisición de medicamentos, lo que beneficiará la cobertura en los hospitales.
Queridas amigas, queridos amigos: Este es un día histórico. Hoy se termina con las prácticas monopólicas, oligopólicas y abusivas. Hoy se pone, primero, el derecho a la salud del pueblo antes que los intereses de grupos empresariales.
Quiero también hacer una aclaración, porque no ha faltado quien haga un uso electoral de esta nueva norma. Quienes irresponsable y demagógicamente proponen eliminar el IVA de los medicamentos no es porque piensen en el bienestar popular. Al fin y al cabo fueron ellos quienes establecieron el IVA a los medicamentos.
Quienes hacen esta propuesta demagógica ya tuvieron 20 años para hacer algo por el pueblo y no lo han hecho. Proponen eliminar el IVA porque no quieren perder el privilegio que se deriva de las ganancias extraordinarias del precio de los medicamentos que el pueblo salvadoreño ha venido pagando hasta ahora. Pero a ellos hay que decirles ya es tarde en esa batalla. Aquí ganó el pueblo.
Por supuesto, no quiero despedirme sin antes agradecer la labor del Ministerio de Salud, de la señora Ministra, de sus viceministros, de todo su equipo, y de los diferentes miembros del gabinete de gobierno que lucharon por esta ley, que la discutieron y negociaron con los diputados y diputadas de la Asamblea Legislativa para que ésta fuera aprobada.
Lo mismo han hecho con la Ley de Vacunas, que fue aprobada el miércoles pasado, y que permitirá garantizar la vacunación de cada vez más salvadoreños y salvadoreñas, sobre todo de aquellos que pertenecen a los sectores más vulnerables: me refiero a los niños, las mujeres embarazadas y adultos mayores.
Del mismo modo, agradezco la voluntad del Pleno Legislativo, especialmente de las fracciones legislativas que hicieron posible la aprobación del dictamen favorable de la comisión que luego bajó al pleno legislativo.
Agradezco también a los diputados y diputados que hicieron posible la reciente aprobación de otra ley tan esperada por el pueblo salvadoreño, especialmente de los sectores más vulnerables, como fue La Ley de Lotificaciones, que fue aprobada el pasado 25 de enero.
Esta Ley va a facilitar los trámites a más de 350 mil familias de escasos recursos económicos para puedan legalizar de una vez por todas las tierras en las que han residido por años.
Con esto por supuesto quiero finalizar con el agradecimiento, una vez más, a todos aquellos que acompañaron el proceso de discusión de esta histórica ley, el apoyo que brindaron diputados y diputadas en la Asamblea Legislativa, pero especialmente al espíritu que ha permitido vencer nuevamente los intereses mezquinos delos grandes monopolios y oligopolios vinculados al principal partido de oposición, antes en el gobierno.
Agradecemos la presencia de todos ustedes y al acompañamiento y apoyo que nos brindan en nuestra labor de seguir haciendo de El Salvador ese pequeño gran país en el que todos queremos vivir.
Que Dios los bendiga a todos.
Que Dios bendiga El Salvador.