Ensayos Clínicos
Ensayos Clínicos y Ética
Un nuevo estudio cuestiona el uso de terapias oncológicas en etapa temprana en pediatría
(New study raises questions about early-stage cancer therapies for children)
Elizabeth Cooney
Statnews, 20 de febrero de 2018
https://www.statnews.com/2018/02/20/early-cancer-research-children/?utm_source=STAT+Newsletters&utm_campaign=95f7bd6f0e-Pharmalot&utm_medium=email&utm_term=0_8cab1d7961-95f7bd6f0e-149615549
Traducido por Salud y Fármacos
El umbral que deben superar los medicamentos para que se pueden utilizar en ensayos clínicos que involucran a niños es, por diseño, más elevado que para los adultos. Antes de que un medicamento pueda administrarse a niños en un ensayo de Fase 1, debe haber sido probado en adultos y haber dado alguna muestra de su seguridad y promesa clínica.
Sin embargo, según un nuevo estudio, eso no significa que los resultados vayan a ser mejores.
Los científicos llevaron a cabo una revisión sistemática y un metaanálisis de los ensayos clínicos de Fase 1 que involucran a niños con cáncer y descubrieron que, en promedio, solo uno de cada 10 experimentarían mejoras. Aproximadamente uno de cada 50 niños morirá a causa de complicaciones relacionadas con el medicamento.
Esos resultados están más o menos en línea con los resultados para los adultos que se ofrecen como voluntarios para los ensayos de Fase 1 en oncología, un resultado que los investigadores no esperaban.
“Las perspectivas de que los ensayos clínicos pediátricos de Fase 1 aporten un gran beneficio son muy bajas y las perspectivas de daños mayores no son triviales”, dijo Jonathan Kimmelman, autor principal del estudio, que fue publicado el martes en PLOS Medicine. “No deberíamos consolarnos demasiado con el hecho de que probamos estos medicamentos en adultos [porque] no estamos obteniendo un resultado mucho mejor”.
El Dr. Robert Truog, director del Centro de Bioética de la Facultad de Medicina de Harvard, no se sorprendió de que a los niños y adultos les pase lo mismo.
“Creo que es reconfortante saber que estas [tasas] no son sustancialmente diferentes a lo que vemos en los adultos”, dijo Truog, que no participó en el estudio. “También será útil para los comités de ética en investigación (CEIs) que evalúen estos estudios, y ahora se puede incluir en las conversaciones que los oncólogos tienen con los padres de los niños con cáncer. Les ayudará a tomar una decisión más informada”.
Los ensayos de fase 1 son los que testan el medicamento en seres humanos por primera vez. Los investigadores buscan que los CEIs de los hospitales o universidades aprueben los estudios de Fase I en base a la evidencia de experimentos en animales. La perspectiva de que aporten cualquier beneficio para el paciente es la más baja del ciclo de vida del medicamento y la incertidumbre sobre la posibilidad de causar daño es la más alta.
Las regulaciones de la FDA están para proteger a los niños en todas las fases de la investigación, en general requieren que el riesgo sea compensado por los posibles beneficios, con ajustes más finos para justificar los grados en ambos lados de la ecuación. Eso permite “más que un riesgo mínimo”, por ejemplo, cuando hay posibilidad de “beneficio directo”.
Cuando los padres tienen que decidir sobre la participación en un ensayo Fase 1, su deseo de hacer algo es muy natural y muy real, dijo Truog.
“Es una parte que está muy presente en nuestra naturaleza humana. Cuando nuestra espalda está contra la pared y alguien dice, ‘Aquí hay algo nuevo que podría funcionar’, la reacción inmediata es decir: ‘Hagámoslo’ “, dijo Truog, quien también es especialista en medicina de cuidados críticos en el Boston Children’s Hospital.
En esta etapa inicial, el potencial de daño es real, mientras que los beneficios son solo medidas subrogadas, dijo Kimmelman, profesor asociado de ética biomédica en la Universidad McGill. Una de esas medidas en la Fase 1 podría ser la reducción del tamaño del tumor, que no necesariamente se traduce en lo que a la gente realmente le importa: la supervivencia.
“Los riesgos son reales. Cuando hay toxicidad farmacológica, esa no es una medida de impacto subrogada”, dijo. “Al final del día, cuando estás probando un nuevo medicamento en cualquier población, incluso en niños, la perspectiva de que sea beneficioso y seguro es extremadamente remota y creo que debemos aclarar que, incluso en los estudios de Fase I en pediatría, en los que tenemos estas capas adicionales de protección, realmente no hay un buen balance riesgo-beneficio”.
Kimmelman y otros investigadores de McGill analizaron 170 estudios con 4.604 pacientes.
No toman una posición sobre qué impacto deberían tener sus resultados en las regulaciones. Tampoco niegan la necesidad de investigar en los niños.
Ellos notan varias limitaciones en su estudio. Ciertos cánceres de sangre, como la leucemia, tuvieron una mejor respuesta a los medicamentos experimentales que los tumores sólidos, por lo que el promedio podría no reflejarse en ningún tipo de cáncer. Y los investigadores no realizaron su propio análisis de los estudios de Fase 1 en adultos, confiando en los datos de otros para hacer sus comparaciones.
Aun así, esperan que su análisis ayude a padres y médicos y provoque una discusión sobre los riesgos que las regulaciones nacionales e internacionales aceptan.
“Nuestros hallazgos podrían usarse en formularios de consentimiento para permitir que los pacientes y sus tutores tomen decisiones más informadas sobre la participación en ensayos de Fase 1”, dijo Marcin Waligora, profesor asociado de filosofía y bioética de la Facultad de Medicina de la Universidad Jagiellonian y primer autor del estudio. “Además de ser útil para los padres, los resultados del estudio podrían ayudar a los investigadores, los comités de ética y los diseñadores de ensayos de oncología”.
Truog, de Boston Children’s, dijo que el estudio podría ser útil de otra manera. Podría cambiar la forma en que las personas piensan sobre los cuidados paliativos para un niño que ha agotado las opciones de tratamiento y cuyos padres están sopesando un ensayo de Fase 1. El estudio encontró que, en promedio, los pacientes desarrollaron más de un efecto secundario grave y peligroso del medicamento que se estaba estudiando. Aunque no son fatales, estos eventos adversos podrían disminuir la calidad de vida del niño, dijo.
“¿Cuándo mejor sería para los niños tener buenos cuidados paliativos, centrándose en la calidad de vida que le queda al niño en lugar de exponerse a tratamientos experimentales que pueden presentar eventos adversos significativos?” preguntó Truog. “Estas son cosas que los padres deben tener en cuenta”.