Prescripción
Cuando el remedio es peor que la enfermedad
Agustina Sucri
La Prensa, 27 de enero de 2019
http://www.laprensa.com.ar/472858-Cuando-el-remedio-es-peor-que-la-enfermedad.note.aspx
La sobremedicación y el sobrediagnóstico constituyen un problema actual, capaz de poner en riesgo la salud. La importancia de identificar el origen de las dolencias para evitarlos.
Cuando se hace una consulta médica debido a alguna dolencia hay una tendencia bastante extendida a esperar que el médico recete algún medicamento. De lo contrario, se suele caer en una especie de decepción, acompañada por pensamientos del estilo “el médico no me prestó atención”, “no sabe nada”, o “vine a perder el tiempo”.
Sin embargo, la sobremedicación y el sobrediagnóstico son actuales problemas de salud, que acarrean serias consecuencias. Y es entonces cuando el remedio termina por ser peor que la enfermedad. Así quedó reflejado en los resultados de un estudio que evaluó por primera vez en el mundo el impacto que tiene el tomar múltiples medicamentos sobre los episodios de fracturas en adultos mayores.
En concreto, la investigación realizada por la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda, halló que los adultos mayores que toman diversos medicamentos de alto riesgo para dormir, para el dolor o la incontinencia tienen el doble de riesgo de caerse y sufrir fracturas, y muchos de ellos morir dentro del año posterior al accidente.
Las estadísticas indican que el 90% de las fracturas que sufren las personas mayores es producto de una caída, y que entre el 20 y el 30% muere dentro del año de haberse fracturado.
Según puso de manifiesto el autor principal del estudio, el doctor Hamish Jamieson, el impacto de las fracturas tanto sobre las personas como a nivel comunitario es inmenso, dado que implican una pérdida de la movilidad, una peor calidad de vida, el ingreso a geriátricos y la muerte dentro del año para hasta un tercio de los que sufren una fractura de cadera.
El equipo de investigadores comprobó que las personas que tomaban más de tres medicamentos con efecto sedativo o que afectan la cognición tuvieron el doble de riesgo de quebrarse la cadera que aquellos que no tomaban ninguna medicación.
“Entender el impacto que tiene el hecho de tomar múltiples fármacos sobre las caídas y las fracturas es importante tanto para los pacientes como para sus médicos y farmacéuticos”, remarcó Jamieson, para luego añadir: “La razón por la cual el tomar varios medicamentos causa caídas es porque los fármacos tienen efectos secundarios y cada medicación puede reaccionar con otras dando lugar a efectos adicionales”, añadió.
Los medicamentos que aumentaron de manera significativa el riesgo de fracturas fueron aquellos que producían efectos secundarios sedativos y anticolinérgicos.
Este tipo de fármacos son los que comúnmente se prescriben para múltiples condiciones tales como trastornos del sueño, dolor o incontinencia. Entre los principales efectos secundarios de estos medicamentos se encuentran la sedación, boca seca, visión borrosa, mareos y confusión, detalló el investigador.
“Todos los medicamentos tienen un impacto beneficioso. Sin embargo, estamos estudiando cada vez más los efectos secundarios a largo plazo de la medicación en los adultos mayores. Si bien pueden ser sutiles, son capaces de tener un impacto mayor en los ancianos frágiles, causando caídas, pérdida de la independencia e incluso muerte prematura”, destacó.
En ese sentido, Jamieson explicó que hay una serie de factores en los adultos mayores que predisponen a padecer los efectos secundarios de los medicamentos. Esto incluye el no poder metabolizar los fármacos tan bien como las personas más jóvenes, el tomar múltiples medicamentos, y la fragilidad y mayor susceptibilidad ante los efectos secundarios.
Como mensaje final, el investigador instó a los adultos mayores a que no dejen de tomar por cuenta propia los medicamentos sino que consulten de manera regular a su médico para que haga una revisión de los fármacos que está tomando.
Epidemia moderna
Consultado por La Prensa, el quiropráctico Marcelo Barroso Griffiths opinó que el sobrediagnóstico “es una epidemia moderna que no cura” y que no se trata de un mal diagnóstico sino de un mal pronóstico.
“Determinar sin evaluar correctamente, sin profundizar en los hallazgos, emitiendo una decisión diagnóstica rápida y tajante, sin duda alguna no hace más que sobre diagnosticar una condición de salud. Con lo cual se está encarando otra vía, distante de la realidad de salud del paciente. Es una falla de actitud profesional, que empeora la actualidad del paciente y, ciertamente, contribuye a una calidad de vida en constante deterioro”, enfatizó.
Según reflexionó Barroso Griffiths, estamos plagados de una necesidad evidente y de una avidez desmesurada de querer saber imperiosamente todo. “Vale aclarar que el “saber” no es malo, pero la presión que nos genera, y la que forjamos, suele conducirnos a formas no del todo correctas en busca de respuestas ante la incertidumbre”, agregó.
Por eso, consideró: “Como profesionales no debemos caer en este juego, ya que indudablemente se puede estar ante la posibilidad de equivocar la estrategia de salud. También es probable que esto genere mayor carga de angustia, más incertidumbre y, en definitiva, nos lleve a tener un problema de salud importante”.
El origen
En esa misma línea, y refiriéndose a las afecciones que pueden afectar la salud de nuestra columna vertebral, Barroso Griffiths hizo hincapié en que es muy importante entender que la columna contiene gran parte de nuestro sistema nervioso, que nos controla y nos hace funcionar; nos mantiene óptimos.
“Una afección sobre la columna generará una respuesta corporal muy grande. En cuestiones de diagnóstico, será difícil llegar a ser certeros con una respuesta hacia el paciente si la columna no se evalúa previamente de manera exhaustiva”, advirtió.
El quiropráctico comentó que es frecuente que los pacientes refieran dolor lumbar, cervical o en la espalda, a veces, también mencionan dolores de cabeza. “Y así es como rápidamente se suelen diagnosticar afecciones como lumbago o lumbalgia. Pero este diagnóstico expresa nada más que dolor lumbar”, aclaró.
“Lo principal es saber por qué duele a nivel lumbar, puede ser por una hernia discal, una protrusión del disco, un problema renal, un pinzamiento…
Algo similar ocurre con la cervicalgia, que no es más que un dolor cervical, que puede molestar por una rectificación de la columna, por lesiones en los discos, por artrosis”, detalló. Por ello remarcó que es imprescindible entender que el dolor, que suele ser el motivo de la consulta y el flagelo a combatir, no es el problema. “Si lo fuera, se tendría que ir con la medicación”, acotó.
Malas estrategias
“El paciente pasa su tiempo de consulta en consulta, con una incertidumbre tan grande que lo cansa y lo angustia. Entonces, a un problema físico se le agrega una condición emocional afectada y, por la medicación, probablemente también un problema digestivo”, describió el especialista, quien afirmó: “Cuando tomamos algo que nos hace disminuir la sensación, por supuesto que ésta se reduce, pero no se va definitivamente. Con este paliativo, se está bastante lejos de entender la condición de salud del paciente”.
Como contrapartida, mencionó las bondades de la quiropraxia como alternativa para evitar el sobre diagnóstico y la sobr emedicación. “Si decimos que nuestra columna vertebral contiene nuestra médula espinal, lugar de origen de gran cantidad de nervios, es claro que será de vital importancia mantener esta estructura libre de toda posibilidad de sufrir afecciones. Es así que la quiropraxia suele ser una opción natural, lógica y duradera, para buscar y encontrar respuestas a nuestra condición”, aseguró.
“La lógica está en potenciar el poder recuperador que nuestro cuerpo posee, a través de la liberación de la compresión sobre los nervios. Esto mejorará la capacidad de respuesta del cuerpo, para que inicie su proceso de reparación, naturalmente”, apuntó el quiropráctico.
8 claves
“La idea es partir de un diagnóstico temprano, profundo y certero, para elaborar un cuidado de salud que mejore verdaderamente la calidad de vida”, insistió Barroso Griffiths, quien enumeró una serie de pautas a tener en cuenta para evitar caer en un sobre diagnóstico: