Agencias Reguladoras
Cuando las empresas farmacéuticas, los líderes en atención médica y los reguladores finalmente tengan la oportunidad de informar y extraer las lecciones aprendidas durante la pandemia del coronavirus, una de las conclusiones podría girar en torno a las numerosas oportunidades de hacer investigación que se han desaprovechado.
Sin embargo, aprendiendo del Covid-19 podría lograr que, algún día, tengamos diseños más novedosos de ensayos y mayor cooperación entre estos actores, lo que augura que podríamos tener mejores estrategias que otorguen la misma consideración a la velocidad que a la seguridad . Este fue uno de los muchos mensajes que compartió una importante reguladora en una entrevista por audio con los editores del New England Journal of Medicine (NEJM).
Janet Woodcock, MD, eterna directora del Centro de Dispositivos y Salud Radiológica de la FDA, decidió hacerse al lado y participar en el Operation Warp Speed (OWS), el acelerador de tratamientos contra el coronavirus del gobierno. En una conversación con el jefe de redacción del NEJM, Eric Rubin, MD, PhD, el redactor adjunto Lindsey Baden, MD, y el director ejecutivo Stepehen Morrisey, PhD, Woodcock compartió su singular perspectiva como reguladora que se convirtió en desarrolladora de medicamentos durante la pandemia.
El problema con una Autorización para uso en emergencia
Aunque las autorizaciones para uso en emergencia (AUE) sean adecuadas para cuando aparece una enfermedad nueva como el Covid-19 —según Woodcock, cuando “tenemos las manos vacías”— repartir precozmente una vacuna o un tratamiento a la comunidad significa “dificultar que se siga haciendo la investigación necesaria”, afirma.
Idealmente, la implementación de cada AUE debería haber sido una oportunidad para investigar: “Se debería haber aleatorizado al primer paciente…Ahora podríamos conocer mejor” la verdadera eficacia de los tratamientos autorizados hasta el día de hoy y qué poblaciones se benefician, indicó Woodcock. El ensayo RECOVERY que se hizo en el Reino Unido, un ensayo aleatorizado, con evidencia del mundo real y adaptativo está continuamente produciendo información sobre los antivíricos y los tratamientos contra el Covid-19, es un ejemplo viable de cómo recopilar datos de gran calidad durante la práctica clínica.
¿En qué momento se considera que estas fuentes reunieron la cantidad de evidencia necesaria para merecer la emisión de una AUE? “Para responder a tu pregunta, este es el clásico dilema para la gente que sufre una enfermedad muy grave: cuál es el nivel de seguridad que se quiere tener, en comparación con el peligro de una enfermedad mortal”, explicó Woodcock.
Los ensayos que se están realizando en todo el mundo son pequeños y están muy fragmentados, señala Woodcock, hasta el punto de que la OWS estima que solo el 5% de los ensayos terapéuticos producirán la suficiente evidencia como para publicar sus resultados. El OWS ha intentado superar algo de la heterogeneidad y calidad de los datos formando una “gran base de datos (data lake)” para hacer el análisis de la enorme cantidad de datos.
En reuniones habituales de la Coalición Internacional de Autoridades Reguladoras de Medicamentos (ICMRA, por sus siglas en inglés), que reúne a reguladores de hasta 50 países, Woodcock dijo: “He presentado los datos de los ensayos de todo el mundo y de la ausencia de ensayos que nos aporten soluciones, y creo que todos están de acuerdo en esto, y en que el ecosistema médico internacional tendrá…la oportunidad de unirse y decir ‘Podemos mejorar’. Podemos dar una respuesta más consistente y mejor coordinada”.
De ahora en adelante, esperemos que haya cooperación e innovación
Cuando se le preguntó sobre la mejor forma en que los involucrados en estos temas pudieran estar mejor posicionados en términos de infraestructura y enfoque científico cuando surja otra infección de rápida propagación que desafíe al mundo, Woodcock señaló la necesidad de adecuar el diseño de los ensayos clínicos. “Durante mucho tiempo, he propuesto los protocolos maestros y los ensayos plataforma”, afirma. “Creo que debemos tener cosas como estas preparadas y listas para usar. Ciertamente, pueden generar información muy valiosa sobre los tratamientos habituales durante la pandemia. Y también es necesario hay que establecer cierto acuerdo entre los investigadores”.
Además, aunque el gobierno tiene que llevar el liderazgo en el avance de los ensayos, también es importante que las compañías farmacéuticas participen. Los ensayos que se realizan en el ámbito académico son ideales porque están más libres de posibles conflictos de interés, pero los centros médicos académicos no tienen la infraestructura necesaria para llevar a cabo ensayos grandes y bien diseñados con rapidez, indica Woodcock. Cuando se investiga una enfermedad frecuente como el Covid-19 durante una pandemia, existe un problema adicional y es que “muchos de estos pacientes están en la comunidad, por lo que no tienen la oportunidad de participar en los ensayos”, señala. El alcance que las compañías farmacéuticas pueden tener a través de las organizaciones de investigación por contrato logra vencer algunos de estos obstáculos.
“Me parece que ahora el problema es que se cree que los ensayos académicos son lentos y anticuados”, y que su recolección de datos suele estar relacionada con el reclutamiento lento y escaso. A modo de broma, Woodcock dijo haber tomado una cita del epidemiólogo Martin Landry que nombró “La ley de Landry: La cantidad de pacientes inscritos es inversamente proporcional a la cantidad de profesores”.
Según Woodcock, en OWS “estamos aprovechando las conexiones académicas, pero intentamos incorporar una enorme cantidad de infraestructura de apoyo”, y a pesar de todo el apoyo que OWS ha dado, ha habido problemas con la lenta activación de los centros y con el reclutamiento.
Cuando se le pidió su opinión, ahora que se ha sacado el sombrero de reguladora y observa el desarrollo farmacéutico desde otra perspectiva, Woodcock dijo: “Desde esta posición, también reconozco la enorme presión que tienen las compañías para lograr sus objetivos y lanzar los productos, y como la gente no entiende esa presión constante; creen que solo deberían lanzar los tratamientos y ya”.