Resumen Ejecutivo
América Latina y el Caribe (ALC) es la región más afectada por la pandemia COVID-19, superando el promedio de casos y muertes en el mundo. A su vez, el avance de la vacunación en la región varía entre países y enfrenta diversos desafíos en producción, acceso, almacenamiento y distribución, mientras los niveles de contagio siguen siendo altos.
La UNESCO, Naciones Unidas y diferentes organizaciones de derechos humanos han hecho un llamado para considerar la vacuna como un bien público universal y asegurar su acceso equitativo, asequible y oportuno. Además, han insistido en redoblar la cooperación científica y tecnológica para acelerar la producción de vacunas y así garantizar el acceso a la mayor cantidad de personas en el menor tiempo posible.
Este documento pretende contribuir a mejorar las políticas de vacunación frente al coronavirus y futuras pandemias, generando mayor evidencia sobre la producción, acceso y distribución de vacunas en la región, desde un enfoque de estándares éticos, de derechos humanos, y de ciencia abierta.
Considerar criterios de equidad en la vacunación
Todos los países diseñaron planes de vacunación que se van actualizando, priorizando diferentes poblaciones. Analizando los planes de cada país, el principal criterio adoptado puso el foco en las poblaciones con mayor riesgo de enfermedad grave y muerte (por edad o por comorbilidades), y en aquellas con mayor riesgo de contagio y transmisión de la infección (como el personal sanitario).
La UNESCO y otras organizaciones de derechos humanos han sugerido considerar criterios de equidad en la vacunación, teniendo en cuenta la mayor evidencia posible y estándares internacionales de derechos humanos y bioética. La evidencia muestra que en poblaciones en situación de pobreza y en comunidades étnicas, hay mayor prevalencia de covid-19, y mayor riesgo de mortalidad, independientemente de la edad y de la existencia de comorbilidades. No obstante, estas poblaciones no han sido en todos los casos priorizadas.
Los estudios muestran que las personas afrodescendientes experimentan mayor riesgo de hospitalización, enfermedad grave y muerte. Sin embargo, analizando los planes de vacunación, se encuentra que no fue una población priorizada por ningún plan de la región.
Algo similar sucede con el impacto de la pandemia en comunidades indígenas, quienes solo han sido incluidas en los planes de vacunación de cinco países. Otras poblaciones, como las personas en situación de movilidad humana (migrantes y refugiados, entre otros), están previstas en dos planes, y las personas en situación de calle fueron incluidas en la priorización de siete países.
Los países podrían identificar aquellas poblaciones en situación de vulnerabilidad y las barreras que tienen para acceder a la vacunación. De ese modo, se debería priorizar en función del riesgo epidemiológico e incluir criterios de equidad, basados en estándares éticos y de derechos humanos, que incluyan en la priorización poblaciones tradicionalmente excluidas y fuertemente afectadas por la pandemia, así como aquellos grupos poblacionales cuya participación en la sociedad es importante para garantizar que otras personas puedan acceder a salud, educación, alimentación y otros servicios esenciales que garantizan derechos humanos fundamentales.
Potenciar la producción de vacunas covid-19 en ALC
Cuba, Brasil y México se encuentran entre los 20 primeros fabricantes en el mundo de vacunas para diferentes enfermedades no COVID-19. Esa capacidad instalada en la producción de vacunas no COVID-19, podría ampliarse y adaptarse para la producción de algunas de las vacunas COVID-19 en el mediano y largo plazo, por ejemplo, las vacunas de virus atenuado. Sin embargo, se debe tener cierta cautela pues esa capacidad aún debe atender la producción de vacunas para las demás enfermedades que así lo requieren.
La producción de vacunas contra COVID-19 en la región no es suficiente aún y la vuelve dependiente de la producción en otras regiones del mundo. Argentina, Brasil y México son productores parciales o totales de algunas de las vacunas contra el coronavirus, en ciertos casos pensadas para ayudar a abastecer a la región, pero en número insuficiente para las necesidades hoy presentes.
Al mismo tiempo, algunos países están haciendo esfuerzos muy importantes en la investigación y desarrollo de vacunas contra el coronavirus. Hay iniciativas avanzadas en Brasil, Cuba y México, y otras en fases más tempranas en Argentina, Chile y Colombia.
Se recomienda que los países apoyen estos proyectos y los que surjan en el futuro para evitar la dependencia internacional, sobre todo considerando el ritmo de contagio a pesar de la vacunación y ante la posibilidad de necesitar refuerzos en la vacunación durante los próximos años.
Los países, desde ahora, podrían acordar la participación en ensayos clínicos en estos proyectos, promover cooperación tecnológica, transferencia de conocimientos y hacer acuerdos de suministros. Para ello, se debe promover mayor cooperación, inversión e intercambio de experiencias entre los proyectos que están surgiendo, de modo tal de potenciar capacidades y optimizar la producción de vacunas desde la región
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