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Innovación

La vacuna covid-19 de los científicos de Texas es más barata, más fácil de producir y libre de patentes

(Texas scientists’ new Covid-19 vaccine is cheaper, easier to make and patent-free)
The Guardian, 15 de enero de 2022
https://www.theguardian.com/us-news/2022/jan/15/corbevax-covid-vaccine-texas-scientists
Traducido por salud y Fármacos, publicado en Boletín Fármacos: Economía, Acceso y Precios 2022; 25(2)

Tags: vacunas, distribución equitativa de vacunas, Corbevax, la vacuna del mundo, vacuna libre de patentes, EE UU, producción de vacunas, Hotez, Bottazzi, Texas Children’s Hospital

Científicos de Texas han desarrollado una nueva vacuna covid-19 usando un método convencional antiguo que logrará que su producción y distribución sea más accesible a los países más afectados por la pandemia, donde es probable que se estén originando las nuevas variantes, debido a los bajos niveles de inmunización.

El equipo, liderado por los Doctores Peter Hotez y Maria Bottazzi, del Centro para el Desarrollo de Vacunas de la Facultad de Medicina de Baylor, perteneciente al Texas Children’s Hospital, ha estado desarrollando prototipos de vacunas para los virus SARS y MERS desde 2011, ahora los reconstruyeron para crear la nueva vacuna covid, apodada Corbevax, o “la vacuna del mundo”.

Aunque se están desarrollando más de 60 vacunas que usan la misma tecnología [1] Botazzi dijo que esta es única porque no está protegida por patente, lo que permite que quien tenga la capacidad tecnológica pueda reproducirla “Prácticamente cualquiera que pueda producir vacunas para la hepatitis B o tenga la capacidad de producir proteínas basadas en microorganismos, como bacterias o levaduras puede replicarla”.

Las disputas por las patentes de las vacunas de ARNm se han acrecentado recientemente. Moderna y los NIH se están disputando el reconocimiento por los descubrimientos específicos que llevaron a la obtención de la vacuna covid-19 que ya ha sido administrada a más de 73 millones de estadounidenses [2]. Si se descubre que Moderna infringió la ley de patentes del Gobierno Federal, podría verse obligada a pagar más de US$1.000 millones [3].

Al mismo tiempo, activistas han solicitado a Pfizer y Moderna que compartan la tecnología y el conocimiento para producir sus vacunas, incluso con la intención de llevar el tema a la OMC. Según datos de la OMS, los países de bajos ingresos, que tienen menos capacidad de investigación e infraestructura para producir medicamentos y vacunas sólo han vacunado a una de cada nueve personas [4]. EE UU ha vacunado al 67% de su población con el esquema completo y más de una tercera parte ha recibido un refuerzo.

La falta de recursos ha impedido que se divulguen los resultados de los ensayos clínicos de Corbevax, pero el Texas Children’s Hospital aseguró que la vacuna es efectiva en un 90% contra la cepa original de covid-19 y en más del 80% contra la variante Delta. La eficacia contra la variante Omicron está siendo probada.

Para desarrollar la vacuna se utilizan levaduras, es el mismo método que se utiliza para producir vacunas contra la hepatitis B.

Las vacunas de Moderna, Pfizer y Johnson & Johnson, autorizadas en EE UU, utilizan diferentes tecnologías, o “plataformas”. Las de Moderna y Pfizer utilizan ARNm, que induce inmunidad dándole instrucciones al sistema inmune para producir la proteína S o “proteína de pico” del virus. Esto ayuda a que el sistema inmune pueda reconocer al virus cuando posteriormente la persona se expone al mismo. La vacuna de Johnson & Johnson introduce las células inmunitarias en la proteína de pico a través de un virus del resfriado común, por lo demás inofensivo, es lo que se conoce como tecnología de “vector viral”.

La vacuna Corbevax utiliza una tecnología de subunidades de proteínas recombinantes, las cuales colocan una porción de la proteína de pico en células de levadura. Luego, las células de la levadura copian la proteína viral y ésta se introduce en el sistema inmune.

“Hacemos la proteína sintética en el laboratorio, usando el sistema de levaduras”, explica Bottazzi. “Le pedimos a la levadura que fabrique una proteína como la del virus, luego inmunizamos la proteína, el cuerpo la procesa y la presenta al sistema inmune. Por lo tanto, no hay que pedirle al cuerpo que haga ninguna otra manipulación importante de codificación”.

Otra cuestión importante es que Corbevax solo requiere refrigeración normal, a diferencia de la vacuna de Pfizer que requiere ser almacenada en condiciones de frío extremo durante el transporte.

Biological E, una empresa farmacéutica india que produce vacunas para la hepatitis B y que tiene vínculos con el equipo de Bottazzi desde hace tiempo, ya ha producido 150 millones de dosis de la nueva Corbevax y pronto será capaz de producir 100 millones de dosis mensuales.

Cuando las entidades gubernamentales ignoraron a Corbevax, el equipo tuvo que confiar en las donaciones filantrópicas para alcanzar su objetivo. El Texas Children’s Hospital Center for Vaccine Development es una institución de carácter académico y científico, pero Bottazzi dijo que el desarrollo de Corbevax los obligó a aprovechar al máximo sus recursos para ganar visibilidad como candidatos para desarrollar una vacuna covid.

Y añadió: “estamos aprendiendo cómo es el proceso de aprobación regulatoria, como hay que asegurar la calidad, la reproducibilidad y utilizar buenas prácticas de registro. Estamos imitando el funcionamiento de una pequeña compañía biotecnológica”. “Cada tecnología tiene sus ventajas y desventajas, nadie está diciendo que una va a ser la única solución, todas las vacunas son parte de la solución. Pero en una situación grave como la actual, no hay que elegir una solución, se deben intentar todas las soluciones”.

Botazzi dijo también que no patentaron la vacuna porque el equipo comparte una filosofía humanitaria y de colaboración con la comunidad científica.

“Queremos mejorar el mundo. Esto es lo correcto y lo que moralmente hay que hacer. No lo dudamos, ni siquiera nos preguntamos ¿cómo podemos sacar provecho de esto? Pensamos que si más personas hubieran estado atentas a la desigualdad global y pensando cómo se hubiera podido ayudar a tantos lugares desde el comienzo, sin pensar ¿cómo me voy a beneficiar? hubiéramos evitado tener las variantes que vemos hoy.

Bottazzi espera que su acción incentive a otros a seguir el ejemplo y desarrollar vacunas asequibles y accesibles para otras enfermedades y virus, como la anquilostomiasis.

“Necesitamos acabar con el paradigma de que lo único que rige sea el impacto económico o el retorno a las inversiones. Tenemos que mirar el retorno en la salud pública”.

Referencias

  1. Jeroen, Pollet; Wen-HsiangChen; Ulrich Strych. Recombinant protein vaccines, a proven approach against coronavirus pandemics. Advanced Drug Delivery Reviews Volume 170, March 2021, Pages 71-82. https://doi.org/10.1016/j.addr.2021.01.001 https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0169409X21000016
  2. COVID-19 Vaccinations in the United States. https://covid.cdc.gov/covid-data-tracker/#vaccinations_vacc-total-admin-rate-total
  3. Peter Loftus. Who Invented Covid-19 Vaccines? Drugmakers Battle Over Patents. 29 de diciembre de 2021. https://www.wsj.com/articles/who-invented-covid-vaccines-11640726776
  4. World Health Organization. Global Dashboard for Vaccine Equity. https://data.undp.org/vaccine-equity/
creado el 25 de Mayo de 2022