Se dice que, en el 2022, los grandes fabricantes de medicamentos tienen más de US$1.700 billones en sus presupuestos de fusiones y adquisiciones. Pero después de una gran compra, Bristol Myers Squibb ha revelado que utilizará su dinero de otra forma, una que ha generado críticas contra las farmacéuticas. Según una nota de Kansteiner publicada en Fiercepharma [a], la industria farmacéutica estaría utilizando parte de sus reservas de dinero para recomprar acciones de sus propias empresas. Así lo reveló Bristol Myers Squibb, cuando a finales de 2021 aumentó en US$15.000 su programa de recompra de acciones [1].
A pesar de este gran desembolso en recompra de acciones, BMS dice que planea continuar priorizando el desarrollo comercial. Giovanni Caforio, director ejecutivo de BMS, dijo en un comunicado: “Entre 2021y 2023 esperamos tener un flujo de caja de libre disposición de entre US$45.000 millones y US$50.000 millones, y la empresa sigue priorizando la inversión en el desarrollo comercial, para así impulsar la innovación y el crecimiento sostenido a la vez que devolvemos capital a los accionistas aumentando los dividendos y ampliando la autorización de recompra… Seguimos comprometidos con mantener una sólida calificación crediticia por grado de inversión y con reducir nuestra deuda”.
En los últimos años BMS había gastado menos que otras farmacéuticas en recompra de acciones. Merck en 2015 agregó US$10.000 millones a su programa, desembolsando un total de US$11.700 millones [2]. Amgen también ha demostrado ser un gran inversor. En los primeros nueve meses de 2018, la empresa gastó la enorme suma de US$15.670 millones en la recompra de acciones. [3]. En cambio BMS había gastado casi el doble en I + D que en recompras y dividendos en 2019, sus costos de investigación y desarrollo alcanzaron los US$4.060 millones [4]. Sin embargo, con la compra anunciada se está equiparando a otras empresas.
Junto con el impulso a la recompra de acciones, la junta directiva de BMS ha anunciado un dividendo trimestral de US$0,54 por acción, lo cual representa un aumento del 10,2% con respecto a la tasa trimestral del 2020 de US$0,49. Esto ocurre después de que en 2019 BMS adquiriera Celgene por US$74.000 millones.
La práctica de enriquecer a los accionistas a través de la recompra de acciones se ha ganado una buena cantidad de críticos, quienes argumentan que es una solución rápida a un tema de más largo plazo que tiene que ver con cual sería la mejor forma para que las empresas que cotizan en bolsa provean beneficios a los inversionistas. Ya en 2018, a raíz de la ley fiscal de la administración Trump, el director general de Ovid Therapeutics, Jeremy Levin, D.Phil, argumentó que los fabricantes de medicamentos no deberían recomprar “ni una sola acción” a expensas del gasto en investigación y desarrollo.
Sin embargo, estas críticas no han logrado frenar el ritmo de las recompras. En su momento, Oxfam informó que cuando la Ley de Empleos y Reducción de Impuestos de Donald Trump entró en vigor en 2017, Johnson & Johnson, Merck, Pfizer y Abbott Laboratories invirtieron un total de US$7.000 millones en recompras de acciones y pagos de dividendos. Y un informe de 2018 de la oficina del senador de Nueva Jersey Corey Booker identificó cinco farmacéuticas (Pfizer, Merck, AbbVie, Amgen y Celgene) que emitieron US$45.000 millones en recompras poco antes y después de los recortes de impuestos de Trump.
Geoffrey Porges y su equipo de analistas de SVB Leerink escribieron en diciembre de 2021 una nota a los clientes donde afirmaban que para finales de 2022 dieciocho empresas biofarmacéuticas de gran capitalización de EE UU y Europa tendrán más de US$500.000 millones disponibles, y agregaron que ese efectivo podría usarse para cerrar tratos, pagar deudas o llenar los bolsillos de los accionistas a través de dividendos o recompras de acciones.
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Referencias