Resumen
En este momento nos enfrentamos y atravesamos una doble pandemia: la enfermedad por coronavirus 2019 (covid-19) y la desinformación. La desinformación es toda información falsa, creada y difundida deliberadamente con la intención de engañar a la opinión pública, oscurecer las verdades y socavar la confianza en el conocimiento. La era digital en la que vivimos es muy diferente a la revolución de la imprenta y a la invención de la imprenta de tinta de aceite de hace siglos. Las tecnologías digitales pueden difundir y repetir la desinformación a velocidades extremadamente altas, y cualquier experto cualificado o no, y con acceso a Internet, puede convertirse en autor. Para luchar contra la desinformación, debemos desmantelar las epistemologías arraigadas y extractivas que estimulan y producen desinformación.
El término epistemología se refiere a las estructuras de conocimiento cargadas de valores, a las narrativas que se generalizan a nivel global y a los relatos que generan el conocimiento. Si las epistemologías donde se genera el conocimiento son falsas, los productos del conocimiento estarán cargados de desinformación. Además, los daños causados por la desinformación pueden extenderse mucho más allá del ámbito de conocimiento inmediato en el que se ha originado la desinformación. Esto ocurre cuando en la retórica se utiliza la “falsa equivalencia”. La falsa equivalencia es el resultado de utilizar mal el sentido común y dar el mismo peso a los argumentos basados en pruebas materiales concretas y a los que son conjeturas, o afirmaciones falsas o injustas.
Este artículo presenta un análisis de la pandemia de desinformación que acompaña a la covid-19, desde la perspectiva de sus causas: las epistemologías extractivas no controladas (por ejemplo, la tecnocracia) y el uso de la falsa equivalencia en los discursos sobre la pandemia. Sostenemos que pedir cuentas a los que diseminan las narrativas que se generalizan es esencial (1) para luchar contra la pandemia de la desinformación y (2) para que la política prefigurativa construya sociedades igualitarias y democráticas en lugar de las relaciones instrumentales/transaccionales que caracterizan a las naciones contemporáneas y la universidad neoliberal, cuyos rituales osificados carecen de capacidades normativas para la gobernanza crítica en una época de crisis sociales, digitales y ecológicas convergentes. Para liberarnos de la desinformación, deberíamos empezar por liberarnos de las epistemologías extractivas que están arraigadas en la ciencia y la sociedad.
“En una época de engaños, decir la verdad es un acto revolucionario”.
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