Varias organizaciones que se han manifestado a favor de la suspensión de las patentes de las vacunas frente al covid se han dirigido por carta al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para solicitar que se “impongan” condiciones en los contratos de financiación para garantizar que estos sueros no sean exclusivas y de esta manera se asegure “el acceso global a ellas”.
En concreto piden que tanto la vacuna que está desarrollando el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), como la que está desarrollando la compañía Hipra, actualmente en ensayos clínico de fase III, se incorporen a C-TAP, la plataforma impulsada por la OMS, para compartir el conocimiento y la propiedad intelectual de vacunas y otras herramientas contra la covid.
Estas organizaciones, destacan que el desarrollo de estas vacunas ha recibido “millones de euros de inversión pública”, entre otras la partida de €15 millones (US$ 16,5 millones) que recibió Hipra para la fase IIb/III de los ensayos clínicos según anunció la ministra de Ciencia de Innovación, Diana Morat.
“Nada garantiza que cuando la vacuna se empiece a producir pueda llegar a todas las personas que la necesiten dentro y fuera de nuestras fronteras”, aseguran las entidades convocante. Aseguran que en los países de bajos ingresos “se ha vacunado con dos dosis al 10% de la población”.
En su opinión la estrategia debería ser “aumentar la producción y diversificarla en todas las regiones del mundo para fortalecer los sistemas sanitarios”.
La carta está firmada entre otros por Salud por Derecho, Médicos del Mundo, Organización Medical Colegial, Oxfam y Acceso Justo al Medicamento.
Nota de Salud y Fármacos: Desde Salud y Fármacos consideramos que cuando el gobierno apoya con fondos públicos el desarrollo de cualquier invención, sobre todo si se trata de productos para la salud, las empresas deberían estar obligadas a ofrecer esos productos a la población en condiciones razonables para beneficio de toda la población. El lucro desmesurado de las empresas que han vendido productos covid desarrollados con ayuda gubernamental no es éticamente aceptable.
Por otra parte, la situación ha cambiado considerablemente desde febrero (fecha en que fue publicada la nota original) y ha quedado claro que tener altos porcentajes de población vacunada no depende solamente de la disponibilidad de vacunas, sino también de otros recursos como contar con personal idóneo, transporte y con la infraestructura necesaria para mantenimiento de la cadena de frío de las vacunas, entre otras cosas. Además, hay barreras culturales a la aceptación de las vacunas. Aun teniendo vacunas, algunos países de Europa del Este tienen niveles bajos de vacunación, por ejemplo, Rumanía tiene sólo el 42% de su población completamente vacunada, Ucrania el 37% y Bulgaria menos del 30% [1]. En EE UU, a pesar de que algunos estados y municipios han ofrecido recompensas monetarias para aumentar la vacunación, menos del 70% de los estadounidenses están completamente vacunados [1].
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