La rosuvastatina (Crestor, Ezallor Sprinkle) es una estatina reductora del colesterol aprobada por la FDA en 2003 [1]. Ese mismo año, el Grupo de Investigación en Salud de Public Citizen designó a esta estatina como un medicamento con la clasificación de “No usar” inmediatamente después de su aprobación [2] y en 2004 solicitó a la FDA [3] que la retirara del mercado debido a los graves problemas de seguridad que se exponen a continuación.
Un nuevo estudio publicado en septiembre de 2022 demostró que los pacientes que tomaban rosuvastatina tenían un mayor riesgo de proteinuria (niveles anormales de proteínas en la orina) y hematuria (sangre en la orina) que los que tomaban otra estatina: la atorvastatina (Lipitor) [4]. Estos riesgos eran aún más elevados en los pacientes que tomaban dosis altas del fármaco o que ya padecían daños renales graves.
Motivos por los que se designó como “No usar”
La rosuvastatina es uno de los siete medicamentos de la familia de las estatinas que reducen el colesterol, incluyendo a la atorvastatina, la fluvastatina (Lescol XL), la lovastatina (Altoprev), la pitavastatina (Livalo, Zypitamg), la pravastatina (solo disponible en genérico) y la simvastatina (Flolipid, Zocor)—, las cuales están aprobadas para usarse junto con una dieta y un programa de ejercicio para reducir el colesterol. De todas ellas, solo la rosuvastatina y la atorvastatina están clasificadas por el Colegio Estadounidense de Cardiología y la Asociación Estadounidense del Corazón como estatinas de alta intensidad (cuando se utilizan a dosis altas) [5].
Sin embargo, cuando se aprobó la rosuvastatina, los datos disponibles demostraron que, a diferencia de otras estatinas, no propiciaba una disminución en las consecuencias cardiovasculares graves del colesterol alto —como un ataque cardíaco o un derrame cerebral— en los pacientes que la tomaban. Se demostró también que la rosuvastatina aumentaba el riesgo de proteinuria y hematuria, las cuales pueden ser signos de alerta de agravamiento de una lesión o insuficiencia renal [6, 7, 8].
Además, aunque todas las estatinas pueden causar rabdomiólisis —una enfermedad que destruye los músculos y que puede provocar insuficiencia renal súbita y la muerte—, los pacientes que toman rosuvastatina tienen un mayor riesgo de sufrir este grave efecto adverso. Es importante destacar que la rosuvastatina fue también la única estatina que causó esta peligrosa afección en los ensayos clínicos previos a su aprobación [9, 10]. Debido a estos hallazgos, designamos al fármaco con la clasificación de “No usar” poco después de su aprobación [11].
Como era de esperar, pocos meses después de que la FDA aprobara la rosuvastatina, se notificaron a la agencia múltiples casos adicionales de lesiones musculares e insuficiencia renal potencialmente mortales. En 2004, estos informes llevaron al Grupo de Investigación en Salud de Public Citizen a solicitar a la FDA que prohibiera el fármaco [12]. La FDA denegó tal petición en 2005.
Un estudio de 2022 confirma el aumento de los riesgos relacionados de seguridad
Desde la aprobación de la rosuvastatina, se confirmaron las preocupaciones sobre los altos riesgos de este medicamento en comparación con otras estatinas, aunque solo en pequeños estudios o casos clínicos [13]. Ahora, un amplio estudio observacional, publicado en la revista médica Journal of the American Society of Nephrology, confirma un aumento de riesgos asociados a la rosuvastatina, en comparación con la otra estatina de alta intensidad disponible, la atorvastatina [14].
En este nuevo estudio, los investigadores analizaron los registros electrónicos de salud anonimizados de más de 80 millones de pacientes de 40 organizaciones de atención médica de todo EE UU, e identificaron a 152.101 pacientes que habían comenzado a tomar rosuvastatina, entre 2011 y 2019, y a 795.799 que comenzaron a tomar atorvastatina durante el mismo período.
Para que un paciente fuera incluido en el estudio, su historial médico tenía que demostrar que no había tomado ninguna estatina en el año previo a iniciar el tratamiento con rosuvastatina o atorvastatina. Adicionalmente, el paciente no debía tener antecedentes de sangre o proteínas en la orina ni tener insuficiencia renal para la que estuviera recibiendo terapia de sustitución renal (diálisis o trasplante de riñón). También se excluyó a los pacientes con antecedentes de rabdomiólisis. Los pacientes de ambos grupos tenían 18 años, o más, presentaban factores de riesgo cardiovascular comparables y eran similares en cuanto a grupo demográfico y uso concomitante de otros medicamentos.
Aunque los beneficios cardiovasculares para los pacientes que tomaron cualquiera de las dos estatinas fueron similares, los pacientes que tomaron rosuvastatina tuvieron un riesgo ligeramente mayor de desarrollar hematuria, proteinuria e insuficiencia renal con terapia de sustitución. Por ejemplo, el 3,4% de los pacientes que tomaron rosuvastatina presentaron sangre en la orina, frente al 2,8% de los pacientes que tomaron atorvastatina. Esto representó un riesgo relativo de hematuria un 8% superior en los pacientes que tomaron rosuvastatina. En particular, la tasa de incidencia de hematuria en los pacientes con insuficiencia renal grave, que tomaron rosuvastatina, fue casi tres veces superior a la de los pacientes con insuficiencia renal leve que tomaron esa misma estatina.
Los pacientes que tomaron rosuvastatina también tuvieron más probabilidades de presentar proteínas en la orina (1,2%), que los que tomaron atorvastatina (0,9%), lo que supone un aumento del riesgo relativo del 17%. Los pacientes con enfermedad renal grave que tomaron rosuvastatina también tuvieron un riesgo aproximadamente nueve veces mayor de desarrollar proteinuria, que los que tenían enfermedad renal leve y tomaban ese mismo fármaco.
Otro hallazgo importante de este estudio fue que la mayoría de los pacientes con insuficiencia renal grave iniciaron su tratamiento con estatinas con una dosis diaria de rosuvastatina superior a la recomendada. Aunque este medicamento está disponible en dosis diarias de 5, 10, 20 y 40 miligramos (mg), en este grupo de pacientes la etiqueta del medicamento recomienda una dosis inicial de 5 mg y un máximo de 10 mg diarios. Sin embargo, el 80% de los pacientes con insuficiencia renal grave incluidos en este estudio, iniciaron su tratamiento con una dosis superior a la recomendada, y el 44% superó el máximo recomendado de 10 mg diarios [15]. El 14% de estos pacientes incluso iniciaron su tratamiento con la dosis más alta disponible de 40 mg diarios. Este hallazgo es especialmente preocupante, ya que las dosis más altas de este medicamento aumentan el riesgo de que los pacientes sufran efectos adversos.
Aunque ya se había comprobado el peligro de desarrollar daño muscular al tomar dosis elevadas de rosuvastatina, este estudio confirmó que las dosis altas de esta estatina también aumentan los riesgos de que el paciente tenga hematuria, proteinuria e insuficiencia renal con terapia de sustitución.
Qué hacer
A menos que ya padezca una enfermedad cardiovascular, solo tome estatina para prevenir ataques cardíacos y derrames cerebrales —si la dieta y el ejercicio por sí solos no han conseguido reducir su colesterol al nivel deseado—. Incluso si necesita tratamiento con una estatina, no tome rosuvastatina, porque esta acarrea un mayor riesgo de daño muscular y problemas renales que otras estatinas.
Tenga en cuenta también que algunos medicamentos pueden interactuar con las estatinas, así que asegúrese de mencionarle a su médico todos los demás medicamentos que esté tomando para evaluar el riesgo de interacciones farmacológicas potencialmente importantes. Es posible que necesite una dosis más baja, o que su médico le aconseje que suspenda la estatina que está tomando o el medicamento con el que interactúa.
Independientemente de la estatina que esté tomando, notifique inmediatamente a su médico si experimenta dolor o debilidad muscular, o si nota un oscurecimiento en su orina.
Referencias