Según una organización que analiza las estrategias para influir en la UE, las laxas leyes de transparencia hacen que se subestime la magnitud del cabildeo de las farmacéuticas.
La pandemia de covid-19 no afectó la intensidad del cabildeo de la industria farmacéutica en Bruselas. En 2021, usando datos del Registro de Transparencia de la UE, el Corporate Europe Observatory (CEO) [Observatorio Corporativo de Europa] estimó que, en 2020, las farmacéuticas gastaron al menos €36 millones cabildeando a las instituciones de la UE [1].
Es una cifra estable si se compara con la cantidad que el CEO estimó para 2014, pero esta organización considera que la cifra está muy subestimada porque las farmacéuticas presentan sus declaraciones muy tarde o no incluyen toda la información que deberían, sobre todo en el caso de Pfizer, Johnson & Johnson y sus grupos de presión [1,2]. Otra fuente de influencia que pasa casi desapercibida está formada por algunos grupos de expertos y grupos de pacientes que reciben financiamiento de algunas empresas, cuyas ideas e intereses defienden en Bruselas. De hecho, estos grupos no tienen la obligación de revelar el origen de su financiamiento [1].
El CEO apunta en particular al Centro de Elección del Consumidor (Consumer Choice Centre), un grupo de expertos que presionó a la Comisión Europea en 2021 para evitar la renuncia a los derechos de propiedad intelectual en el caso de las vacunas contra la covid-19 [1,3]. El Instituto Aspen Italia es otro grupo que apoya a las farmacéuticas: defendió los intereses de la industria sobre el mismo asunto en un seminario cerrado que organizó con Farmindustria, el grupo de cabildeo de las farmacéuticas italianas. Entre los oradores, estuvo el encargado de negociar los contratos de las vacunas contra la covid-19 de la UE y las farmacéuticas [1].
En un contexto en el que solo los países más acaudalados tienen un acceso adecuado a las vacunas, en el que se debate fuertemente la renuncia a las patentes de productos para el cuidado de la salud relacionados con la covid-19 y en el que las ganancias de las empresas están alcanzando niveles exorbitantes, es más beneficioso que nunca para el interés público que se conozca plenamente la naturaleza y la extensión de ese cabildeo. El CEO considera que, a comienzos de 2022, el Registro de Transparencia de la UE está muy lejos de poder proveer dicha información [1,3].
Se deberían endurecer varias leyes para contrarrestar la debilidad de este Registro. En especial, se debería exigir a los grupos de expertos que revelen la identidad de quienes los financian. La información declarada en el registro se debería actualizar cada trimestre —como se hace en EE UU—, no una vez al año. Se deberían reforzar los controles de los datos en el Registro. Y se debería exigir que los grupos de cabildeo declaren qué leyes están tratando de influenciar [1].
Referencias