Infliximab (Remicade), un inhibidor de la TNF se comercializó en 1998 para la enfermedad de Crohn, y posteriormente se aprobó para tratar la colitis ulcerosa, la artritis psoriásica y la artritis reumatoide. En EE UU, un año de tratamiento cuesta unos US$26.000 por paciente. Aunque se han comercializado múltiples biosimilares – Inflectra, de Pfizer y Celltrion, y Renflexis, de Merck y Samsung Bioepis- una demanda acuso a J&J de usar su poder de monopolio para suprimir a la competencia, obligando a las empresas de seguros y a los proveedores de servicios de salud a firmar acuerdos que excluyeran a los competidores de Remicade [1].
Esta demanda colectiva fue interpuesta por “personas y entidades de EE UU y sus territorios que indirectamente compraron, pagaron y/o reembolsaron parte o la totalidad del precio de compra del infliximab entre el 5 de abril de 2016 y el 28 de febrero de 2022”. J&J no ha admitido culta pero la juez Karen Marston concluyó un acuerdo de US$25 millones para desestimar el caso sin perjuicio. Marston también desestimó las objeciones de un paciente que argumentó que la cifra del acuerdo era “irrazonablemente baja”[1].
En 2021, J&J llegó a un acuerdo con Pfizer, en el que se argumentaba que el “plan de exclusión de J&J ha sido notablemente eficaz para sofocar la competencia”. En ese momento, los biosimilares de infliximab controlaban solo el 25% del mercado estadounidense.
Fuente Original